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La imagen del Cristo de la Paz luce ya recuperada en el ábside central de San Millán./M.G.

Cuenta Emilio Montero, responsable de conservación de la parroquia de San Millán, que el recordado párroco del templo Jesús Sastre admiraba la serena belleza del Cristo crucificado que preside el ábside central del templo y aseguraba que su contemplación le procuraba «mucha paz», por lo que los parroquianos decidieron emplear esa sensación para dar nombre al ahora ya conocido como ‘Cristo de la paz’. De autor desconocido, y muy similar al que se encuentra en el crucero de la catedral de Segovia, esta talla en madera policromada datada en el siglo XIII y de estética románica luce ahora un renovado aspecto tras la restauración llevada a cabo por la parroquia que ha devuelto a esta imagen su esplendor original.
El preocupante estado de conservación de la imagen, con daños estructurales que comprometían su integridad, alarmó a los responsables parroquiales, que decidieron encargar al taller segoviano Conservararte el proyecto de recuperar la imagen, en el marco de las obras que en los últimos doce meses está llevando a cabo la parroquia en el interior del templo.
Montero explica que la talla «se encontraba recubierta de una gruesa capa de sucedad y presentaba numerosos craquelados motivados por las contracciones naturales de la madera que había provocado ligeros levantamientos del color, así como desplazamientos y quemados». Además se apreciaban faltas volumétricas puntuales en la mano izquierda del cristo y en algunos de los gajos de la cruz.
La intervención realizada por las restauradoras de Conservararte se centró en garantizar la durabilidad del material y la visión estética de la pieza, respetándose los añadidos con valor cultural e histórico, siendo todas las intervenciones reversibles.
En este sentido, Montero señaló que los primeros análisis apuntaban a que el Cristo pudiera estar coronado al igual que el que existe en el crucero de la Catedral, y de hecho se encargó la construcción de una corona adecuada, pero un estudio más concienzudo precisó que en la cabeza no se apreciaban señales de la instalación de corona alguna, por lo que se decidió dejarlo tal y como estaba.

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Para la restauración se han utilizado técnicas y materiales inocuos, procediéndose, fundamentalmente, a la limpieza de suciedad y barnices, la desinsectación preventiva de la madera, consolidación del soporte y relleno de oquedades, protección y sentado de la capa pictórica, estucado y barnizado de protección.
La inversión total para llevar a cabo este proyecto se elevó hasta los 4.250 euros, sufragados íntegramente por la parroquia, cuyos feligreses siguen siendo generosos a la hora de colaborar en el mantenimiento de su templo parroquial, una de las joyas del románico segoviano.
La talla restaurada tiene unas dimensiones de 2,52 metros de largo y 1,68 metros de ancho, y representa la imagen del Cristo Crucificado ya muerto, con los ojos cerrados y la cabeza descansando sobre el hombro derecho. La imagen lleva paño de pureza anudado al lado izquierdo de color claro, con una decoración lineal en dos tonos y cenefa dorada.
En la talla se marcan ligeramente algunos detalles anatómicos, así como las heridas de la pasión, apreciándose la sangre que cae derivada de las heridas de la corona de espinas, así como de las cinco llagas de los brazos, los pies y, de manera más profusa, la causada por la lanza en su costado derecho.
La talla descansa sobre una cruz de gajos o de árbol sin desbastar, similar en su concepción a la cruz que se conserva en la localidad segoviana de El Muyo que sirvió de imagen a la exposición ‘El árbol de la vida’ de Las Edades del Hombre que tuvo lugar en Segovia en el año 2003. Su estructura hace alusión al árbol del pecado cuya consecuencia fue la redención. Su origen está en las palabras de San Ambrosio, «Por un árbol Adán nos acarreó la muerte, por un árbol, Cristo nos devuelve la vida». Antes de colocarlo en su emplazamiento actual estaba junto a la puerta de la torre, y se le cita en algunos documentos antiguos que iba acompañado de la Virgen y San Juan, imágenes que ya no se conservan.