Los niños contemplan y escuchan al Acueducto. / KAMARERO
Los niños contemplan y escuchan al Acueducto. / KAMARERO

Antes de irse de vacaciones, los alumnos del colegio Fray Juan de la Cruz han dejado sus propuestas para mejorar la plaza Oriental y cuidar al Acueducto, monumento que ha sido objeto de un trabajo didáctico de experimentación e investigación de los escolares.

La Universidad de Valladolid (UVa), a través de un alumno de último curso de practicum que hizo las prácticas en el ‘Fray Juan de la Cruz’, ofreció al centro escolar realizar una actividad con enfoque STEAM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) que permitiera a los niños experimentar activamente en el aprendizaje, integrando las cuatro áreas mencionadas anteriormente, y desarrollar competencias para la vida cotidiana.

La propuesta era medir un tramo del Acueducto, pesarlo y dar ideas de cómo querían que el espacio de la plaza Oriental fuera más cómodo, más ecológico y más habitable.

La primera actividad ha consistido en ‘escuchar’ al monumento con los ojos cerrados y reflexionar sobre cómo cambian esos sonidos en diferentes épocas del año y diferentes horas del día. Los resultados han quedado reflejados en un gráfico de barras.

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Actividad desarrollada el pasado 9 de junio por alumnos y docentes del colegio Fray Juan de la Cruz. /KAMARERO

En segundo lugar, los alumnos han tenido que estimar a ojo la longitud del tramo del Acueducto que va desde el principio de la plaza del Azoguejo hasta la esquina que hace el monumento en la plaza de Día Sanz. Después han tenido que pensar cómo medirlo con lo que llevaban: una regla de 30 centímetros. Unos han medido pasos, otros pies, otros columnas… Y el resultado ha sido excelente: entre 180 metros y 215 metros, respuestas muy cercanas a la longitud real de 190m.

“También hemos calculado el peso” explica una profesora. Utilizando un ladrillo de granito de 800 gramos, han calculado cuántos ladrillos tendría una piedra del Acueducto, después lo que pesaba cada arco completo y el resultado ha sido 778 toneladas, “más o menos es un tercio del peso del Acueducto realmente” apunta la docente.

En la última fase del proceso los alumnos han reflexionado sobre cómo hacer un Azoguejo más habitable después de pensar en todos los sonidos escuchados, viendo la plaza desde todos los ángulos, y analizando los elementos existentes. Han propuesto poner plantas y árboles, —precisando que abogan por una plantación  sostenible y que aguante las distintas temperaturas de Segovia—, bancos para sentarse, fuentes…

Con su análisis de impacto ambiental, los niños  concluyen que si se redujera la contaminación acústica y el tráfico, mejoraría ostensiblemente la zona para ser disfrutada por mayores y pequeños.