Néstor F. Marqués.

Néstor F. Marqués es un “todoterreno” de la arqueología, tan pronto estudia monedas como investiga piezas con historia o modos de vida que han dejado huella.

En los últimos tiempos, su nombre ha estado muy unido a la realización de la réplica de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, la Virgen del Acueducto, debido al deterioro que arrastraba la imagen original, que fue colocada en la hornacina de la Plaza del Azoguejo, hace 500 años. Pero además, Néstor Marqués, también es un investigador entusiasta de la herencia dejada por el mundo romano en estas latitudes, lo que le ha impulsado a escribir varios libros de fácil lectura, en los que nos explica de modo ameno, cómo aquellos hombres y mujeres, que en las películas aparecen con cortas faldas y enrevesadas sandalias, tuvieron el acierto de conseguir unas costumbres tan sólidas que, aún sin saberlo, hoy mantenemos.

Hoy Néstor Marqués, prepara nuevos trabajos y libros mientras en su taller, suenan las impresoras digitales de última generación, con las que ha estado realizando viseras de protección contra el coronavirus. Lo dicho, un “todoterreno”.

— El pasado mes de marzo se cumplieron los 500 años de la colocación de la Virgen en el Acueducto. Ahora, se ha colocado la réplica.
— En concreto fue el 21 marzo de 1520 cuando se colocaron la imagen de la Virgen y la talla de madera de San Sebastián en la otra hornacina, la de la Plaza Oriental. Está bien conmemorar la fecha porque la imagen de la Virgen ha pasado sus primeros 500 años desde que llegó al Acueducto y, ahora comienzan los siguientes 500 con la réplica que la sustituye para que podamos conservar la pieza original y la podamos disfrutar todos.

— ¿Cómo fue el proceso de la realización de la réplica de la imagen?
— Se documentó en 3D, a través de fotogrametría y cuando la Virgen bajó de la hornacina, se volvió a documentar la pieza ya completa, para volver a crear a partir de ese modelo una réplica de impresión 3D que se hizo con diversas máquinas e impresoras.
A partir de esa réplica, la empresa Restaurograma Hispania creó la réplica final, de resina con cargas de mármol, que es la que se colocó en el Acueducto aunque, la pieza de impresión 3D, también está previsto que se conserve para que se pueda utilizar en caso de necesitar más copias en un futuro, por si acaso hay que hacer otra para que quede a ras de suelo y cualquiera la pueda ver y, sobre todo, para que se pueda tocar, especialmente las personas invidentes.

— Independientemente de la imagen de la Virgen, algunos recordamos la imagen de San Sebastián en la otra cara del Acueducto, en la Plaza Oriental, porque más que una imagen eran dos palos cruzados ¿qué pasó con ello?
— De hecho, en la tradición segoviana se le llamaba el diablo, porque como era una pieza negra, de madera, que no se sabía bien qué era aquello, qué había allí, la cultura popular siempre tiene sus “pillerías”, pero era una estatua de madera que representaba a San Sebastián, que es el patrón de los monederos. No hay que olvidar que tanto la Virgen como esta talla de madera, fueron donadas por Antonio de la Jardina, ensallador de la Real Casa de Moneda que Enrique IV había construido junto a la Iglesia de San Sebastián, muy cerquita del Acueducto.
Es una talla de madera que está en muy malas condiciones y que se retiró cuando se restauró el Acueducto en los años 70, para evitar más degradación. De hecho, la he podido ver recientemente y, realmente la pieza está prácticamente irreconocible, aunque por suerte, está en buenas manos. Esta pieza también está documentada en 3D para que, en un futuro, se pueda, tal vez, realizar otra réplica y pueda volver a su hornacina del Acueducto, en la Plaza Oriental, porque realmente es su lugar.

— Está bien saber cuál podrá ser el futuro de ambas imágenes del Acueducto pero, por conocer mejor su trabajo. Ha trabajado en el Museo Arqueológico de Madrid y en otros lugares…
— Trabajé hace muchos años en el Museo Arqueológico Nacional, hasta 2014. Después trabajé para la Real Academia de Bellas Artes pero tampoco estoy allí desde hace dos años. Ahora, tengo mi propia empresa “Patrimonio Virtual y Divulgación Cultural”.

— ¿Cuál es la función de esta empresa?
— Lo que hago es aplicar la tecnología al patrimonio, ya sea en forma de virtualización 3D, en proyectos como el que hemos comentado o en otros que he realizado en estos años. Impresión 3D, aplicación de realidad virtual, realidad aumentada, todas las tecnologías que nos pueden permitir mejorar, tanto la documentación como el estudio o la difusión del patrimonio a cualquiera que se quiera acercar a su conocimiento.
También hago divulgación de todo ese patrimonio, especialmente centrado en el mundo romano con un proyecto que se llama “Antigua Roma al Día” que está en redes sociales y que ha tenido una importancia evidente en estos días de confinamiento y cuarentena. Gracias a este proyecto, he hecho muchos vídeos desde casa para que la gente tenga un poco más de entretenimiento. En los vídeos he hablado de todo lo que ocurría en el mundo romano en el día a día.
En un último punto, también me dedico a la docencia, en una plataforma que he fundado con algunos compañeros que se llama “Koré Formación”, en la que hacemos formación docente online.

— De los romanos hemos heredado la preparación de algunos alimentos y platos como los escabeches.
— La comida romana era muy especiada, hay que tener en cuenta que las especias lo mejoran todo. Por ejemplo el “Garum”, esa salsa tan famosa que usaban en muchos platos, una maceración, una putrefacción al sol de una mezcla de pescados con diversas especias y sal. Hay estudios recientes que han fabricado la salsa a partir de restos que se han encontrado en ánforas de Pompeya, para saber de qué estaba compuesta en concreto y, puedo decir que he tenido la suerte de probar el resultado de esas experimentaciones y, si te gusta la comida de mar, salada, que sepa a mar, la verdad es que es una salsa muy rica y está muy buena pero, es un sabor muy fuerte. No tenían tan mal gusto los romanos.

— Desde su empresa ha tenido alguna iniciativa dentro de este problema que nos ha tocado vivir a todos, el Covid-19, que ni siquiera los romanos lo vivieron, confinados en casa, con crisis económica…
— Para empezar, sobre el tema de las pandemias, los romanos no se habrían confinado nunca porque no tenían muy claro, de dónde podía venir una pandemia, y sufrieron algunas bastante letales. Alguna de ellas llegó a matar entre 5 y 10 millones de personas de la época. Por ejemplo, la Peste Antonina, en el siglo II d.C. El primer invierno que llegó la trajeron los soldados desde Oriente desde la zona de Mesopotamia que estaban conquistando y, al volver la fueron extendiendo, según pasaban por todo el imperio. Solo en aquel invierno murieron entre 2 y 3 millones de personas en el Imperio Romano.
Los que tenemos el modo de aportar algo, como las impresoras en 3D, nos hemos dedicado a imprimir material para ayudar a nuestros sanitarios y a personas que han acercado la comida a domicilio, a los repartidores, personal de residencias, a todo el que ha podido necesitar material de este estilo.