La parte de su historia que Holanda no quiere reconocer

Por razones fiscales, la sede central de la empresa multinacional con la que trabajé varios años estaba ubicada en Ámsterdam. Por tal motivo tenía que viajar desde Madrid a esta ciudad con cierta frecuencia. Mis colegas holandeses me trataban con amabilidad y en algunos casos con afecto. En mis viajes de negocios por muchas ciudades del mundo, mis jefes y colegas solían invitarme a cenar o almorzar en restaurantes o sus respectivos clubes de campo, pero pocas veces a sus casas particulares. Así no tenía oportunidades para conocer a sus familias.

Ámsterdam fue una excepción. Llegué a conocer a las familias de mis jefes y colaboradores inmediatos. Cuando uno está lejos de su casa a veces por varias semanas, uno aprecia y agradece esta cercanía y hospitalidad mucho más que en otras circunstancias normales.

Así tuve la oportunidad de intercambiar opiniones sobre temas tan diversos como la historia, política, pinturas, fútbol, etc. que no tenían mucho que ver con los asuntos de mi empresa.

Por tanto, mi impresión general acerca de los holandeses de hoy es positiva o muy positiva. Son gente muy trabajadora, profesionalmente competente y socialmente abierta. Una de las cosas que me impresionó fue que casi todo el mundo hablaba inglés con fluidez.

La mayoría de los holandeses consideraba a Holanda como una nación de hábiles mercantes y grandes pintores como Rembrandt, Vermeer, Van Gogh, etc. Debido a las invasiones alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, no tenía mucha simpatía para con los alemanes. Tenía mucha relación comercial y familiar con los belgas, particularmente con los flamencos. A pesar de las guerras contra los ingleses a lo largo de los siglos, muchos de los holandeses les admiraban por tener una historia compartida. (A fin de cuentas, Guillermo III de Orange fue proclamado rey de Inglaterra en 1689.) Sin embargo, muchos de ellos se quejaban amargamente de las atrocidades cometidas por las tropas españolas en Holanda. Alba (el duque de Alba) era un nombre odiado. ¿Por qué?

Aquí algunos antecedentes históricos pueden ayudar a entender esta animosidad contra España de entonces. Holanda formaba parte del Imperio español. Tras la muerte de Felipe I (el Hermoso) en 1506, su hijo Carlos I (Carlos V de Alemania), aunque todavía era muy joven heredó todas las posesiones de su padre en los Países Bajos, incluyendo Holanda. De hecho, incluso antes de la abdicación de Carlos I en 1556, su hijo Felipe II gobernaba estos territorios como virrey desde Bruselas. Un subgobernador español gobernaba Holanda desde Ámsterdam. El comandante en jefe de las tropas españolas era el Duque de Alba quien tenía la responsabilidad de pacificar el país. No fue una tarea fácil. No cabe duda que se cometieron muchas barbaridades. Holanda ganó su independencia de España en 1648 (el tratado de Munster).

Mientras unos holandeses estaban luchando en su país contra España, ¿qué es lo que estaban haciendo otros holandeses en Asia, África y en las Américas?

A pesar de los sufrimientos, torturas, daños infligidos por poderes extranjeros durante la Guerra de Ochenta años (1568–1648), poco a poco una pequeño país como Holanda se transformó en una potencia colonial sembrando terror en territorios desde Asia a África, desde Norteamérica a América del Sur. En el proceso masacraron a innumerables personas y robaron sus recursos naturales. Muchos fueron secuestrados y vendidos como esclavos en las Américas y Europa. La avaricia y crueldad de estos holandeses no tenían límites. Simplemente para dar unos pocos ejemplos, robando tierra de los nativos fundaron colonias como Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York), colonizaron África del Sur e introdujeron Apartheid, cometieron genocidios matando poblaciones enteras como en la Isla de Moluca (1621).

Por desgracia, los holandeses de hoy tienen una memoria selectiva. Se quejaban constantemente de las atrocidades perpetradas por las tropas españolas durante un largo periodo, pero no tenían suficiente conciencia de lo que habían hecho su gente en países tan alejados geográficamente como Indonesia, India, Madagascar y Surinam o Brasil.

No sabían que su riqueza durante su “edad de oro” de Holanda en gran parte venía del trabajo forzoso de los esclavos

Para refrescar su memoria hace poco se ha inaugurado una exposición en Ámsterdam sobre el pasado colonial de Holanda y en particular, su rol en practicar y propagar una institución tan abominable como la esclavitud Curiosamente, muchos holandeses que yo llegué a conocer no sabían o no querían reconocer esta parte de la historia de su país. Pensaban que la esclavitud era una cosa de los norteamericanos. No sabían que su riqueza durante su “edad de orode Holanda en gran parte venía del trabajo forzoso de los esclavos en las plantaciones de café, azúcar, especias ubicadas en diferentes partes del mundo.

Esta exposición en el museo nacional es un buen intento para aclarar las cosas sobre el pasado colonial de Holanda. Creo que es bueno también para mis amigos holandeses. Como dijo el erudito prusiano Wilhelm von Humboldt, “Solo los que conocen su pasado, tienen un futuro.”


(*) Oficial de la Real Orden de Isabel la Católica.