“Nunca olvidaré esta experiencia”

Luis Alonso vuela hacia Chile, con el recuerdo de haber alcanzado el segundo puesto en el maratón de la Antártida

Luis Alonso ya ha retornado a Chile, tras su periplo en la Antártida, donde consiguió la segunda plaza de la Ice Antartic Marathon. Con la sensación del deber cumplido, pero con una cierta preocupación por unos calambres en la pierna izquierda, el atleta de La Granja de San Ildefonso afronta ya el retorno hacia Segovia.

“¡Por fin una ducha calentita y una cama!. Tras la dura jornada de regreso de la Antártida donde se nos hizo muy tarde con los trámites en aeropuerto, recogida de maletas, autobús y por fin llegada al hotel, poder subir a tu habitación, ver una cama y poder ducharte, es algo que no tiene precio.

Ahora es un buen momento para repasar todo lo que me ha sucedido en estos días en la Antártida, comenzando por nuestra llegada, y el aplazamiento de la carrera por culpa de un empeoramiento del tiempo. Pero, además de la carrera, uno de los momentos más emotivos de mi aventura fue la llegada de la “Flame Marathon”. Poder tener en tus manos la llama olímpica será otra de las cosas que jamás olvidaré de este viaje. Cada día me doy más cuenta de lo que me está aportando este proyecto; no podía imaginar hace un año, cuando decidí acometer este proyecto, que me haría crecer tanto como persona y poder aprender tanto de las diferentes culturas.

La carrera fue, como me esperaba, muy exigente. Mi principal rival, Andrew Murray, tomó la cabeza desde el inicio y yo me fui tras él. Al paso por el primer punto de control, y dado el ritmo impuesto por Andrew, fuimos ya destacados y en solitario.

Mi rival tiraba y yo, aunque le daba algún relevo, principalmente le dejaba que marcara el ritmo. Al pasar por la media maratón íbamos más destacados aún, soportando un viento de entre 10 y 15 nudos, y una temperatura de entre 12 y 15 grados bajo cero. En la parte más larga del circuito nos pegaba de cara el viento y es algo que se notaba mucho.

A falta de 8 kilómetros para el final, Andrew decidió cambiar el ritmo, en ese momento estaba comiendo un gel para afrontar los últimos kilómetros con garantías. Intenté seguirle, y fue entonces cuando sentí un calambre en mi pierna derecha. Paré, e intenté estirar para poder ir tras él para poder darle caza, pero las molestias continuaron y poco a poco mi rival fue cogiendo ventaja y se presentó vencedor en meta en solitario.

Yo mientras traté de evitar males mayores en la pierna y fui tratando de forzar lo menos posible y ver si las molestias remitían para intentar poder reducir la diferencia, cosa que ya no sucedió. Así que entré en la meta en segunda posición, a ocho minutos del vencedor.

Las sensaciones fueron buenas, y estaba contento al final por haber terminado esta penúltima carrera con un nuevo podio, y además con el tercer mejor tiempo de esta carrera en toda su historia, pero también algo triste porque mi objetivo era llegar con Murray, y tratar de jugárnoslo al sprint, pero no pudo ser.

En la entrega de trofeos, se dio la circunstancia de que había varios competidores que terminaban el Seven Continents Marathon y otros el Grand Slam Marathon, a los que se les hizo entrega de las diferentes medallas, camisetas y diplomas que acreditan que terminan el proyecto. Este instante me puso la piel de gallina, porque ya estoy a falta de una prueba, la de Nueva Zelanda, para formar parte de este selecto club.

Al día siguiente, intenté darme el gustazo de disputar la carrera de los 100 kilómetros. Al despertarme, parecía que las molestias habían remitido, y como parecía que la cosa iba bien, decidí tomar la salida. Pero en el kilómetro 8, las molestias en mi, maltrecha, pierna derecha aumentaron y decidí continuar andando hasta la línea de llegada, que estaba cerca, y retirarme. Una retirada a tiempo es una victoria.

Así que conseguí mi objetivo de terminar la maratón, y ahora nos dirigimos al aeropuerto. Espero que el avión no sufra retrasos y ya la próxima conexión será desde Santiago. Atrás quedaron estos magníficos días de convivencia con los compañeros del Antartic Ice Marathon. No olvidaré nunca esta experiencia.