Numismáticos en el hotel Los Arcos. / E.A.
Numismáticos en el hotel Los Arcos. / E.A.

Dicen quienes entienden de coleccionismo que esta práctica evoluciona del mismo modo que la . Y ponen como ejemplo la filatelia, afición muy extendida antaño, cuando pegar un sello en un sobre resultaba algo habitual, y hoy en inexorable declive, coincidente con la rareza que supone mandar una carta postal.

A diferencia de la filatelia, la numismática va aguantando bien los años. En Segovia, además, no atraviesa ahora malos momentos. Acabada la rehabilitación de la Casa de la Moneda, un grupo de numismáticos reivindicó para la ciudad, hace seis años, un evento de primer orden, consiguiendo que en el calendario nacional de convenciones hubiera una anualmente en la ciudad. Desde entonces se viene celebrando, con común satisfacción de los expositores, a los que “les gusta venir aquí y repiten”, según explica Javier García, presidente de la Asociación Segoviana de Numismática y Coleccionismo, entidad colaboradora de la convención, cuya organización corresponde a la empresa Doblón.

Los impulsores de la cita tuvieron la picardía de solicitar la convención al día siguiente de la que tiene lugar en Madrid, en un intento de ‘enganchar' a quienes deseaban ir a la capital de España. Tal estrategia ha dado resultado, pues un buen número de expositores aprovechan su viaje a Madrid para, de paso, venir a Segovia. Ayer, en el hotel AR Los Arcos, había expositores de Madrid, Barcelona, Pamplona, Gijón, Logroño, Valladolid… y hasta de Portugal.

Para García, la presencia de esos “primeros espadas” en esta convención es “una gran fortuna”, pues todos ellos aprovechan la ocasión para traer piezas elaboradas en la ceca de Segovia, en su convencimiento de que aquí tendrán oportunidad de vender a algún numismático local.

“Las monedas que aquí se exponen son de gran calidad, muy cuidadas; muchas de ellas solo se ven en subastas”, agregaba García. Entre las más destacadas figuraban el icónico as ibérico de Segovia, del siglo I antes de Cristo —donde aparece por primera vez escrita la palabra Segovia— o las del reinado de Luis I —las últimas monedas de la ceca segoviana elaboradas con oro—.

Aunque, como en todos los negocios, Internet ha modificado los hábitos de los compradores, cada vez más acostumbrados a realizar operaciones desde un ordenador, Juan Francisco Sáez, de Doblón, agradecía la presencia del público fiel, esto es, “los numismáticos que quieren tocar la moneda, tenerla en mano, comprobar cómo suena”.
La numismática resiste, pues, los cambios tecnológicos. Pero hay quien, como el americano afincado en Segovia Gary Beals, insiste en la conveniencia de captar a los más pequeños, introduciéndolos en el maravilloso mundo de las monedas. Para ello, ayer se presentó en el hotel AR Los Arcos con un sencillo juego inventado por él mismo, consistente en buscar, entre un montón de monedas, piezas de diferentes países. Quien consiga de más países, gana. El juego, que todavía no tiene nombre, “permite ayudar a tener más conocimientos de geografía e historia”, defiende Beals, quien espera que le permitan introducirlo en la Casa de la Moneda.

Juegos aparte, hubo animación ayer en el hotel AR Los Arcos. Y más de uno preguntó por el precio de un as ibérico de Segovia. Se vendía entre 600 y 1.200 euros, según su estado de conservación.