Marifé Santiago Bolaños: «Zapatero me llamó a Moncloa, no porque yo fuera política, sino porque era, y soy, poeta»

Nací hace 54 años en Madrid donde llegaron mis padres en los años 40. Mi padre llega de Maragatería, mi madre llega de la profunda, extraña y maltratada Extremadura. Crecen sin demasiados traumas, se hacen adultos de repente, sin infancia, bueno la historia es así , como decía María Zambrano, les pasó a tantos. Esa infancia no existente de tus padres, y sin embargo que no hubiera rencor sino acción, acción, nos pasó y ya está, pero no significa que tenga que pasar, ha determinado en cierto modo mi carácter. Ahora lo pienso, yo soy una mujer ante la historia que se presenta de frente y que vamos recorriendo y descubriéndola con cada paso que damos. Mis padres en ese sentido, mi padre que ya no está y mi madre que sigue estando, me enseñaron el valor de la voluntad y del respeto hacia los otros y algo que es mi propia naturaleza, el papel absolutamente determinante, esencial, que tiene la cultura y la educación en todo, en enfrentarme a la vida así.

– Se refiere a la educación y la cultura, no como adorno exterior sino como eje principal de su desarrollo personal. La España de ese tiempo es un país predominantemente católico. ¿Cómo influye este hecho en su formación?, ¿de qué modo le condiciona?.

– Con tranquilidad, mis padres son personas de la España de ese periodo, evidentemente, entonces ellos tendrían y tienen sus creencias pero jamás han sido impositivos con sus hijos, nos han enseñado a respetar y a aprender lo que eso significa. Ellos tienen sus creencias, nos las han manifestado, nos las han contado y las han compartido con nosotros pero sin ningún tipo de imposición.

– ¿De qué modo asume usted, en la actualidad, esas enseñanzas recibidas?

– En mi caso, siempre me defino, creo que a estas alturas ya es una definición más o menos que la da un cierto conocimiento personal, que soy una persona no religiosa pero sí muy sagrada, podríamos decir. Me hacía gracia porque cuando murió Oliver Sacks, el gran psiquiatra americano que también hizo de la psiquiatría y de su manera de entender la psiquiatría pues un humanismo, decía que él se consideraba que era no creyente pero practicante. Y yo a veces pienso que entiendo lo que él quiere decir y que además, a lo mejor a mí me pasa algo así parecido a esto, que no soy creyente pero sin embargo, soy muy practicante de lo sagrado, lo divino, de la belleza, de la grandeza, de lo humano.

– ¿Cómo llega usted a la política? ¿es una cuestión vocacional? ¿el político nace? ¿se hace?, ¿cómo funciona esto en su caso?

– Esta pregunta que me hace, uno nace o se hace, es muy importante para definir lo que yo entiendo por una vida política. Si acepté en un momento determinado de mi vida una responsabilidad política es porque si algo soy es poeta. Trabajo como profesora, hace 30 años que aprobé mis oposiciones, pero si algo soy, si algo soy es poeta y eso lo sé desde que tenía 10 años, en fin, lo he contado en alguna de mis novelas. Yo con muy pocos años, con 10 años, y sé dónde, el mundo se abrió y yo supe que tenía que dedicar mi vida a la poesía. Y todo lo que he hecho desde ese momento ha tenido que ver precisamente con el merecer o con el querer merecer que la palabra poética y yo nos encontráramos. Y eso ha determinado todas las elecciones que he ido haciendo, que yo estudiara filosofía, sabía que ese era el territorio que yo necesitaba para lo que yo entendía que la poesía tenía que ser conmigo. Esa fue la razón por la que en un momento determinado, no es nada épico, absolutamente nada épico, es todo de una normalidad pasmosa, en un momento determinado el que llega a ser presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, me pida que lo acompañe en la construcción de un proyecto político precisamente porque soy poeta no porque sea política. Entonces yo llegué, no voy a decir por azar, porque yo no creo en el azar, pero sin buscarlo, eso sí que es cierto. Un cúmulo de coincidencias biográficas que tienen mucho que ver con la poesía insisto, y que al final bueno me hace ser coherente conmigo misma y aceptar una responsabilidad.

– ¿Por qué recala en el PSOE? ¿qué tiene el PSOE que no tengan otros?

– Ocurrió simplemente que encuentro que en ciertas ramas de eso que llamamos sistemas políticos hay más proximidad de una forma general con lo que yo entiendo que debe ser la convivencia humana, quiero decir, encuentro mayor acercamiento a lo que para mí son los principios básicos de una convivencia sana, abierta y democrática.