El poder de las uvas

La ingesta de esta fruta previene y retrasa el comienzo de la degeneración macular asociada con la edad, puesto que hace que «la retina no se oxide», según señala un estudio estadounidense

La ingesta de uvas previene y retrasa el comienzo de la degeneración macular asociada con la edad (DMRE), puesto que hacen que la retina no se oxide, según asegura un estudio estadounidense recogido en la publicación Free Radical Biology and Medicine. «Una dieta enriquecida en antioxidantes naturales, como las uvas, evita la DMRE y aporta beneficios a la retina y a sus funciones», reconoce la científica principal Silvia Finnemann, del Departamento de Biología de la Universidad de Fordham de Nueva York.

De esta manera, el análisis observó el impacto que tenía una alimentación rica en antioxidantes en la visión de roedores mayores que sufrían daños en la retina. Cada uno de ellos recibió una dieta normal o enriquecida en uvas o en luteina. A pesar de que los resultados revelaron que esta propiedad era efectiva, el fruto de la viña era lo que ofrecía más protección a la vista y, en especial, a la retina.

«El efecto protector de estos alimentos es importante, pues aporta beneficios a los ojos de las personas mayores, incluso si fueron consumidos cuando eran jóvenes», precisa Finnemann.

La degeneración macular asociada con la edad se produce cuando se dañan los vasos sanguíneos de la parte de la retina conocida como la mácula, que hace que la visión sea mucho más nítida y detallada. Es una enfermedad del ojo ocasionada por daños o deterioro.

La mácula es una capa amarillenta de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del órgano de la visión, en el centro de la retina. Este área proporciona la agudeza que permite percibir los detalles más finos y pequeños. Cuando ésta no funciona correctamente, las áreas del centro del campo visual empiezan a perder nitidez de forma gradual.

El tabaquismo, la edad avanzada, antecedentes familiares de DMAE, el alto nivel de colesterol en la sangre, entre otros, son condicionantes influyentes. Recientes publicaciones han apuntado que la mutación del gen factor H podría ser una de las causas de la enfermedad, ya que las personas que lo presentan, poseen menos capacidad para controlar la inflamación causada por una infección cualquiera, lo cual podría actuar como desencadenante de la dolencia.

La degeneración macular ocasiona diferentes síntomas en cada persona. Puede que, al comienzo de la enfermedad, sea imperceptible, sobre todo cuando se produce en un solo ojo mientras que el otro se mantiene sano por mucho tiempo. Una rápida pérdida de la visión central es síntoma frecuente de que la persona padece de degeneración macular en ambos ojos.

En la cotidianidad podemos encontrar indicios de este patología, como líneas rectas que se ven distorsionadas, ver palabras borrosas, problemas para detallar y áreas oscuras o vacías en el centro de la visión.

En caso de padecer algunos de los síntomas se debería visitar a un oftalmólogo de forma inmediata. Aun así, existe el conocido test de la rejilla de Amsler que puede resultar de ayuda para conocer si se padece esta enfermedad.

El diagnóstico precoz, como en todas las enfermedades, es fundamental para minimizar las consecuencias de la DMAE. Será el oftalmólogo especialista en retina el que indicará las pruebas más apropiadas para catalogar la enfermedad. Entre ellas la angiografía fluoresceínica y angiografía con verde de indocianina así como la Tomografía de Coherencia Óptica, que permitirán determinar la extensión y el carácter de la lesión y el tratamiento más idóneo. Por ello, cuanto más a tiempo se realice en diagnóstico, más posibilidad existirá de detener la grave enfermedad.