Cofres llenos de conocimiento

Más de 40.000 volúmenes de libros y audiovisuales ocupan las estanterías de los baldaquinos del campus María Zambrano desde finales de julio.

Los cofres del campus María Zambrano guardan ya en su interior el tesoro para el que han sido creados: la biblioteca universitaria.

Los 40.000 volúmenes de libros que, junto a revistas y material audiovisual, integran los fondos bibliográficos de los centros de la Universidad de Valladolid en Segovia han sido trasladados durante el mes de julio desde el Palacio de Mansilla y la Escuela de Magisterio hasta la nueva sede académica que espera ser inaugurada en septiembre. Tras completar una laboriosa tarea de instalación y distribución de libros, equipos informáticos y mobiliario, la nueva biblioteca recibirá en la sede de la plaza Alto de los Leones de Castilla a los estudiantes y profesores para ofrecer un servicio renovado de consulta y préstamo, así como nuevas propuestas formativas que pasan por el estreno de laboratorios de idiomas, aula de proyecciones, salas multimedia y galería de exposiciones.

La distribución de la biblioteca del campus María Zambrano, de la que se ocupa un equipo de profesionales liderado por Isabel Lecanda, se extiende por tres espacios diferenciados pero unidos, que se encuentran en el centro del edificios construido en la primera fase de obras del proyecto universitario.

Los tres baldaquinos o cofres, que son el sello de identidad del nuevo complejo y la estructura más emblemática del trabajo de los arquitectos Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez, albergan las salas de depósito de libre acceso. Entre los tres grandes cubos se reparten los libros de consulta y préstamo, que se han distribuido por los pisos de abajo a arriba en relación a la mayor y menor demanda de lectores. “Hemos colocado las materias más solicitadas y que mueven a más personas en las plantas más bajas para que estén más cercanas a los accesos”, ha comentado Isabel Lecanda. En el interior de los cofres también se encuentran las salas de estudio con mesas de lectura para seis, cuatro e incluso una sola persona. “Tener puestos individuales es un lujo que muy pocas bibliotecas tienen”, ha remarcado Lecanda.

La directora de la biblioteca del campus asegura que los cubos están bien aislados del sonido exterior, guardan el silencio y reciben mucha luz natural bien reforzada por iluminación artificial. En la última planta, sin techo propio, se han colocado la literatura de ficción y la infantil y juvenil. En consonancia con estas materias se han ubicado zonas donde los alumnos de Magisterio podrán trabajar con niños y espacios para albergar tertulias literarias o un club de lectura.

Bajo los baldaquinos se encuentra el foso de la gran plaza del campus que, a su vez, es la gran recepción y sala principal de la biblioteca. Por sus estanterías y rincones se distribuyen las zonas de referencia, — enciclopedias y diccionarios— , audiovisuales, hemeroteca y lectura de prensa. Dispone de quince puestos con los ordenadores de consulta del catálogo de los fondos y el mostrador de atención a los usuarios y de entrega y recepción de los préstamos. Está pensada como un espacio de convivencia y sociabilización.

Puestos de lectura

En conjunto la nueva biblioteca tendrá disponibles 250 puestos de lectura, una dotación que en períodos de exámenes puede resultar insuficiente. “Creo que tendremos que ir ampliando plazas; tenemos espacios que podemos ocupar y no hay que olvidar que falta construir la segunda mitad del campus”, indica Lecanda.

Sin embargo, conviene resaltar que la apertura de la nueva biblioteca trae consigo la incorporación de servicios con espacios propios. Delimitando la gran sala de recepción y atención a los usuarios hay laboratorios de idiomas y varias aulas multimedia, con ordenadores. En estas salas un estudiante podrá colocarse unos cascos para escuchar y practicar un idioma, acudir con un grupo de compañeros o un profesor a hacer un trabajo o recibir una sesión informativa de documentación.

Descendiendo un piso, en un espacio entreplantas, se han habilitado una sala de proyecciones, que a modo de pequeño salón de actos pueda adaptarse a diferentes actividades colectivas, y una sala de exposiciones. El equipo de Isabel Lecanda trabaja en la preparación de un programa de actividades que dé contenido a estas salas. “Creemos que los trabajos de Publicatessen o de otro ámbito que hagan los alumnos y profesores podrá mostrarse aquí, también podremos acoger la presentación de un libro o la organización de una conferencia”, anuncia la directora de la biblioteca.