Cuando la cosas se hacen bien

Javier Guerra y Teresa Urbina se impusieron de manera brillante en el 43 Cross de Cantimpalos.

Un día antes de la celebración de la cuadragésimo tercera edición del Cross de Cantimpalos, una fina capa de nieve cubría el Campo de La Vega, sede de la competición, en uno de los pocos aspectos de la prueba que la organización no podía controlar. Pero el sol apareció, y 24 horas más tarde, con frío en la primera hora, pero con una mañana más que agradable después, una de las carreras más longevas del calendario deportivo segoviano pudo celebrarse no solo con total normalidad, sino también con brillantez.

Año tras año, desde aquellos primeros de una crisis a la que tristemente nos hemos acostumbrado todos, el Ayuntamiento de Cantimpalos ha venido intentando mejorar un poco más cada edición de su cross. Con la figura imprescindible de su concejal de Deportes, Íñigo Jimeno, sin cuyo esfuerzo no se entendería esta prueba, más la de la alcaldesa Inés Escudero, peleando por cada euro con instituciones y patrocinadores para que a los atletas no les faltara de nada, el Cross de Cantimpalos ha ido creciendo hasta incluirse con solvencia entre las mejores pruebas de campo a través del territorio nacional, integrándose entre las seis más grandes de Castilla y León.

Para la presente edición, la organización era consciente de que era difícil alcanzar la cifra de los 1.600 atletas que compitieron en 2013, debido sobre todo a la cercanía en fechas con el Cross de la Constitución que se disputó el sábado. Por ello, y aún sabiendo que se iba a superar la cifra del millar de participantes sumando las trece categorías, se propuso ganar puntos en el ránking con otro tipo de acciones, como el de la instalación de una pantalla gigante en el pódium para ver todas las pruebas por circuito cerrado de televisión.

Así, los aficionados que en buen número se congregaron en “La Campa” pudieron observar las evoluciones de los jóvenes atletas que abrieron el fuego de la competición, a la espera de que, a mediodía, la categoría absoluta femenina hiciera su aparición en la línea de salida.

Dos atletas, Teresa Urbina y Jacqueline Martín, partían como principales favoritas para conseguir la victoria. Y aunque en un principio el ritmo impuesto por las favoritas fue asequible para sus competidoras, en cuanto Teresa subió el ritmo a tres kilómetros de la meta, tan solo Jacqueline pudo seguirla. Pero un nuevo tirón de la cacereña la otorgó los suficientes segundos de renta como para poder llegar en solitario, y muy contenta, a la línea de llegada, donde confesó que “ya tenía ganas de ganar esta carrera después de tantos años intentándolo”.

En la categoría masculina, todas las miradas estaban fijas en el segoviano Javier Guerra, que el sábado había realizado un soberano esfuerzo para quedar segundo en Aranda, pero que seguía con muchas ganas de demostrarte a José Ríos, responsable técnico de la Federación, que su momento de forma merecía la convocatoria para el campeonato de Europa.

Y, como no hay nada mejor para el espectáculo del que un atleta en forma, y motivado, Javi se propuso dar espectáculo a partir del kilómetro cinco, después de pasar tranquilamente en el grupo el primer tramo de la carrera. En cuanto vio el momento, el segoviano ahora en el equipo Adidas dejó sin respuesta a Jesús Antonio Núñez y Ricardo Serrano, que solo pudieron ver cómo Guerra se lanzaba en solitario a por una victoria que casi ni celebró en la meta, afectado como sigue por una decisión que (evidentemente) respeta, pero que (lógicamente) no comparte.

Las carreras de prebenjamines y benjamines, con una multitud de familiares en los alrededores del recorrido pusieron el punto y final a un cross que cumplió 43 ediciones de la mejor manera posible. Y que sea por muchos años.