El estado de felicidad se ha apoderado de una Gimnástica Segoviana sin límites. En esas, el equipo de Ramsés Gil dio un paso de gigante hacia un objetivo ficticio en verano y que, ahora, a falta de tres jornadas para el final del campeonato, es una realidad tan absoluta como meritoria. Sobre un Emilio Carrero de césped artificial y ante un Montijo ya descendido, la Segoviana no titubeó y con dos zarpazos de Rubén y Plomer logró una nueva victoria, la cuarta consecutiva, con la que se aferró al liderato del grupo V aunque con nuevo perseguidor: el Numancia.
El conjunto soriano logró una importante victoria para colocarse a un punto de la Sego, mientras que el Sanse no pudo seguir la estela de los segovianos y cayó con autoridad frente al Getafe ‘B’. Una tesitura idónea para la entidad gimnástica que, con estos tres nuevos puntos y además de erigirse como líder en solitario, se aseguró disputar el playoff de ascenso y un billete para la próxima edición de la Copa del Rey.
En tierras extremeñas, un equipo de Ramsés Gil desconfiado por la situación del Montijo no dio opción. Solidez, consistencia y con pegada arriba. Tres señas de identidad que la Segoviana no negoció siquiera desde el inicio del choque.
Así, con el trío segoviano en la medular formada por Manu, De la Mata y Fer Llorente, el conjunto segoviano se hizo dueño y señor del partido ante un tímido Montijo, replegado atrás y sabedor de que era la Sego quién estaba obligado a dar un paso al frente, tanto por necesidad como por obligación. Dicho y hecho.
Diez minutos fueron suficientes para que el equipo segoviano demostrase que quería seguir siendo líder tras su visita al Emilio Carrero, lo que tardó Fer Llorente en avisar sin éxito, hasta por partida doble, al conjunto local. Silva, desde larga distancia, no fue menos y también probó a Dos Santos. Tres situaciones significativas, que no decisivas, por lo que el equipo segoviano siguió picando piedra ante un Montijo que entonces ya sí se desabrochó el cinturón, se soltó y aceptó el desafío del intercambio de golpes. Una decisión acertada pues fueron los mejores minutos de los extremeños sobre el verde con varias internadas con centros envenados de Runi que obligaron a Carmona a hacer acto de presencia.
UN CHUPINAZO GUÍA A LA SEGO
Los minutos pasaban, el agobio gimnástico había cesado y el Montijo, desde el orgullo y la garra, había enseñado los dientes. Pero el equipo de Ramsés Gil, con mil recursos en su cartera, apeló en esta ocasión al de la pizarra para despegar hacia el liderato. Un saque de esquina de Fer Llorente quedó en la frontal donde aguardaba Rubén que, con pierna izquierda y libre de marca, se sacó un misil tierra, mar y aire para llevar a la Segoviana a lo más alto de la tabla.
Un gol que supuso un jarro de agua fría para un Montijo falto de confianza, apático y al que no se le puede reprochar nada, pues dónde no le llega el fútbol sí lo hizo su honradez y entrega. Para la Segoviana una recompensa a su insistencia, a su arresto y a su valentía que, además, encontró botín doble al filo del descanso. Sin quererlo ni beberlo, el equipo segoviano aprovechó la depresión extremeña para ya sí mandar al Montijo a la lona. El culpable, un incisivo Dani Plomer que aprovechó el regalo en bandeja de plata de Fer Llorente para, en el segundo palo, llevar la tranquilidad a la parroquia gimnástica y a la cincuentena de aficionados segovianos desplazados al Emilio Carrero.
El segundo episodio, sin relevos en ninguno de los dos equipos, tuvo una hoja de ruta similar, con la Segoviana en busca de una sentencia que perdonó primero Plomer con un disparo lejano que se marchó rozando la portería de Dos Santos y, acto seguido, Abel con una peinada errática. Dos nuevas llegadas que hirieron el orgullo del Montijo que, con el paso de los minutos, se lanzó a tumba abierta para intentar reducir distancias sobre una portería de Carmona que, para entonces, ya había echado el cerrojo.
ALGO MÁS QUE TRES PUNTOS
Con el encuentro entrando en su recta final, la Segoviana guardó la ropa, hizo valer la renta en el luminoso e incluso pudo matar el partido, pero el disparo con veneno de Astray lo escupió la madera. Ya con el choque agonizando, Hugo Marcos también tuvo la suya, pero el destino creyó oportuno que el resultado ya era suficiente castigo para el Montijo y mucho premio para la Segoviana.
De esta manera, el equipo de Ramsés Gil en un ejercicio de firmeza y veteranía agarró tres nuevos puntos con los que va a dormir, como mínimo una semana más, en lo más alto de la clasificación. Una situación idílica, con nueve puntos aún en juego y sobre la que el conjunto gimnástico prefiere mostrarse precavido, más cómodos en el cartel de no favoritos y que únicamente piensa en el partido a partido. Y ese próximo compromiso será un Llerense que visita una Albuera que ya contará para entonces con gradas supletorias en el que se espera sea una fiesta para celebrar y festejar junto a su equipo lo ya logrado y quién sabe si lo que está por venir.