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El lanzamiento de Borja Méndez acaba entrando en la portería del Balonmano Logroño./ LABZERO

Las individualidades del Balonmano Logroño se impusieron al juego colectivo del Viveros Herol Nava en un encuentro parejo que se decidió en el último tramo cuando un parcial de 7-1 favorable al conjunto dirigido por el navero Miguel Ángel Velasco, gracias a unos muy buenos minutos defensivos y la aparición de Ismael El Korchi en ataque, pusieron tierra de por medio ante un conjunto segoviano que se mantuvo durante tres cuartas partes del encuentro con opciones de puntuar.
El plan del Viveros Herol Nava pasaba por mantenerse siempre dentro del partido, obligando al Balonmano Logroño a mantener un ritmo alto que le pudiera desgastar de cara al segundo tiempo. Ello pasaba por ser fuerte en defensa e incisivo en el contragol. Y durante el primer tiempo el conjunto segoviano no logró cumplir con la premisa de la defensa encajando veinte goles, pero sí consiguió hacerse fuerte igualando en reiteradas ocasiones el encuentro a base de ataques rápidos que sorprendían al conjunto local en el balance defensivo.

IGUALDAD EN ACIERTOS Y ERRORES

El encuentro se movió durante veinticinco minutos en un plano de igualdad que ningún equipo parecía capaz de romper. Los de casa porque, guiados por Palomino en el ataque y apoyándose a la perfección tanto en Rolando Uríos como en Thiago Alves, sufrían en los repliegues, mientras que los naveros pasaban por problemas para defender por el centro ante la potencia de los lanzadores riojanos. Y cuando se cerraban los jugadores naveros, aparecían los extremos para batir a un Patotski que pese a ello sumaba más de un treinta y cinco por ciento de intervenciones positivas.
Con empate a diez en el electrónico y ambos conjuntos repartiéndose aciertos y errores, Nava dio un pequeño tirón que le colocó con dos goles de renta y obligó a Miguel Ángel Velasco a parar el partido antes de que el agujero fuera mayor, ordenando una defensa 5:1 que, gracias sobre todo a unos buenos minutos del portero Alí, propició un parcial de 4-0 que le dio la vuelta al marcador pasando del 12-14 al 16-14. Aunque Senovilla logró detener la sangría con un tiempo muerto, más un oportuno gol de Carró casi coincidiendo con la bocina, el 20-18 al descanso castigaba un par de minutos de desconexión segoviana.
Sin embargo, un reinicio de partido más que bueno de los segovianos, quizá en sus mejores minutos defensivos, llevó el duelo a un empate a 22 goles que volvía a meter al Balonmano Nava en su plan de partido con el equipo sujetándose bien pese a la exclusión de Prokop, y aprovechando la inferioridad de Logroño por los dos minutos a Alves para volver a recuperar la iniciativa en el marcador con el 28-29 a un cuarto de hora para el final.

EL MOMENTO… DEL EQUIPO LOCAL

El momento había llegado, y los visitantes llegaban a él con el equipo razonablemente fresco, con Guardiola atrayendo a los defensores porque una y otra vez machacaba desde los nueve metros, y el conjunto local enredado en las protestas arbitrales y con sus porteros metidos en bajos porcentajes. Sin embargo, los grandes equipos cuentan con individualidades decisivas, y en el Balonmano Logroño surgió Ismael El Korchi para liderar el ataque riojano con sus penetraciones por el centro, imposibles de parar por parte de la defensa segoviana que se obligaba a estar pendiente de una montaña llamada Modi, bastante más alto que cualquier defensor segoviano, y que debido a ello dejaba el uno para uno con el lateral izquierdo, absolutamente letal en el ataque junto al infalible David Cadarso en los siete metros.

 

Senovilla: “Competir durante muchos minutos ante este rival tiene su mérito. Hemos ESTADO bastante mejor que en los encuentros anteriores, aunque nos hemos desenganchado con un parcial de 5-0 que no nos ha dejado llegar al final con opciones de puntuar”

Y así, en los minutos en los que el Viveros Herol pensaba que podía decantar el partido a su favor, llegó todo lo contrario, con un nuevo parcial de 7-1 que llevó el duelo del 28-29 al 35-30 en casi un suspiro.
Pretender remontar cinco goles de desventaja al Logroño en su cancha es una tarea reservada a muy pocos equipos, y Nava no fue uno de ellos. Amagó el conjunto visitante cuando con 37-33 un contragolpe de Óscar Marugán se estrelló en el larguero, y ya no pudo acercarse más. El plan de partido se torció cuando más cerca estaba de cumplirse.