El Viveros Herol Nava tiene superada la asignatura de la liga, con récord de puntos, la permanencia asegurada con muchas jornadas de antelación e incluso con los más optimistas soñando con viajar por Europa, pero todavía le queda pendiente la asignatura de la Copa del Rey, esa en la que te juegas el todo por el todo en un solo partido. Esa que el Bathco Torrelavega ya tiene bien aprendida, y que sacó con nota en la tarde del miércoles, cuando aprovechó de manera extraordinaria unos grandes minutos de Carlos Calle bajo los palos y una recta final de primera parte de auténtica zozobra local para romper el partido, llegar al descanso con ocho goles de ventaja, y vivir de las rentas durante el segundo tiempo.

 

El equipo segoviano sorprendió a su oponente colocando un 5:1 defensivo con Nevado en el avanzado, pero los errores en los contragolpes impidieron que la sorpresa se transformara en goles

Porque el suele ser un deporte justo en sus resultados, amén de bastante transparente, y cuando un marcador refleja que tu rival ha marcado 41 goles, deja bien claro que hay bastantes cosas que tú no has hecho bien. Y Nava, quizá porque no encontró la forma de cambiar el ‘chip' de la liga a la Copa, hizo muchas cosas no demasiado bien ante un rival que llegó al Guerrer@s Naver@s con el cuchillo entre los dientes, como corresponde a un equipo que sí sabe afrontar este tipo de encuentros.

 

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Carró intenta el lanzamiento desde los seis metros. / AMADOR MARUGÁN

Álvaro Senovilla y Álex Mozas se tenían reservadas algunas sorpresas para este encuentro, y sorprendió primero el técnico local con una defensa 5:1 con Mario Nevado en el avanzado, un hecho que propició varias acciones claras de contragolpe para los locales.

LA DIFERENCIA ESTUVO EN LA PORTERÍA

Sin embargo, pronto se vio que el equipo navero no iba a tener su día en los lanzamientos frente a un Carlos Calle que estuvo espectacular bajo los palos, con intervenciones de mucho mérito en lanzamientos desde los seis metros de los jugadores locales, que sujetaron al Torrelavega en el marcador. Mención especial merece Isaías Guardiola, que se estrelló en varias ocasiones ante el guardameta cántabro en acciones de contragolpe en las que llegaba absolutamente solo al marco rival.
Todo lo contrario sucedió en el área segoviana, donde ni Patotski ni Luis de Vega fueron capaces de sumar acciones positivas para un Balonmano Nava que comenzó a pasar por apuros cuando a diez minutos para el descanso su rival comenzó a poner una clara velocidad de crucero con su defensa y el contragolpe que culminaba Czaplinski. Porque Mozas le dio el mando del equipo al joven Fernando González, que leyó perfectamente la defensa local, y con Casanova fijando con sus lanzamientos desde el lateral obligaba a dejar los espacios en los extremos, donde Rubiño y Javi Muñoz machacaban una y otra vez la portería segoviana.

FUERA DEL PARTIDO

Los últimos diez minutos antes del descanso fueron un auténtico suplicio para el equipo local, incapaz de superar la defensa de su oponente, absolutamente desquiciado con lanzamientos mucho más que previsibles para un portero en estado de gracia como Calle, y recibiendo varios parciales negativos que elevaron el marcador hasta el 16-24 con el que se llegó al intermedio.
Mucho tenía que remar el Balonmano Nava si quería remontar el partido en el segundo tiempo, y lo cierto fue que el equipo segoviano llegó a reducir las diferencias hasta los cuatro goles, obligando a Álex Mozas a parar el partido mediada la segunda mitad, porque la defensa fue más contundente, Patotski comenzó a poner de su parte, y Calle bajó un poco sus porcentajes.

 

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Gedeón Guardiola mira a su rival mientras Carró pelea con el pivote cántabro./ AMADOR MARUGÁN

Funcionó el tiempo muerto pedido por el entrenador del Torrelavega, puesto que aunque Nava logró situarse a tres goles (28-31), las acciones de Rubiño y Muñoz desde los extremos fueron más que efectivas para controlar las diferencias. Además, Carlos Calle volvió a elevar su porcentaje de paradas en la recta final del partido, con dos paradas a Pancho Ahumada y Dani Pérez en sendos lanzamientos de siete metros que cortaron de raíz la reacción segoviana.

EPÍLOGO

Cierto es que el Viveros Herol dispuso de una doble superioridad que aprovechó para volver a meterse en el partido, pero de nuevo los errores en los lanzamientos condenaron al equipo, y el Bathco Torrelavega supo aprovechar la defensa abierta de los segovianos para mantener su renta de cinco goles de manera más o menos cómoda. El equipo cántabro supo aprovechar su momento para romper el partido ante un Balonmano Nava que se quedó con el disgusto de no haber sabido manejar todos los condicionantes favorables con los que llegaba al encuentro. Porque la Copa no es la liga, y esta dolorosa lección se queda pendiente para el próximo curso.