Juan de la Mata controla el balón en presencia de un contrario. / LUIS HORCAJADA

Como suele suceder en esta clase de partidos, hubo más ambiente de fútbol en las horas previas al encuentro que espectáculo sobre el campo de La Albuera. Pese a que la tarde apuntaba más a otoño que a primavera, la afición de la Segoviana respondió y tanto la tribuna como la grada nueva del campo presentaban un aspecto más que bueno de seguidores gimnásticos.
Pero también los aficionados del Recreativo pusieron de su parte para que el ambiente fuera de los importantes. La Segoviana había cedido al Recre 360 entradas, pero un buen número de seguidores del equipo albiazul se presentaron en Segovia y media hora antes de que se pusieran a la venta las últimas entradas ya hacían cola para adquirirlas. Y cuando llegó el autobús del Recreativo se dispararon los petardos y los cánticos en favor del conjunto visitante, que se podrá quejar de muchas cosas, pero no del aliento de sus aficionados, que en las horas previas al encuentro ya estaban dando color a la Plaza Mayor de la ciudad.
La presencia policial fue importante en el encuentro, pero afortunadamente imperó la cordura entre ambas aficiones. Tan solo un vaso arrojado al terreno de juego en un momento de ‘calentón’ en la primera parte obligó al árbitro a dirigirse al delegado de campo para señalar por la megafonía que no se lanzaran objetos, pero salvo error u omisión, no hubo más apartado desagradables que señalar e incluso la afición de la Segoviana demostró señorío al aplaudir al defensa del Recre, Manu Galán, cuando se retiraba al banquillo lesionado en una acción fortuita. El primer partido de la historia en competición oficial que disputaron Gimnástica Segoviana y Recreativo de Huelva tuvo mucho ambiente, más emoción, algo menos de fútbol, y ganas de jugar el encuentro de vuelta. Afortunadamente, lo normal.

Mucho ‘lirili’, poco ‘lerele’
Los capitanes, posando con los árbitros en los prolegómenos del partido. / LUS HORCAJADA