Aprender de los errores es una virtud que no todos tienen, y la Gimnástica Segoviana demostró en el campo de La Albuera haber aprendido de la derrota de hace dos jornadas frente a la Arandina, superando al Salamanca B en un encuentro en el que los azulgranas realizaron un gran trabajo táctico, un ejercicio de resiliencia cuando el encuentro se les puso cuesta arriba en los primeros minutos del segundo tiempo, y un grandísimo derroche físico en los compases finales.

Ante un oponente como el filial charro, que aún no había perdido un partido fuera de casa, el planteamiento táctico que realizó el cuerpo técnico azulgrana fue impecable. Es evidente que los sistemas los hacen buenos los jugadores, pero al igual que hace dos semanas se criticó la disposición del equipo frente a la Arandina, bueno es reconocer que el sistema que Manu y Ramsés plantearon frente al Salamanca B fue el adecuado para el encuentro, con la defensa muy adelantada, y una presión insistente sobre la salida del balón del rival, que en no pocas ocasiones tuvo que dejar a un lado el juego combinativo en el centro del campo, y buscar su suerte en los envíos en largo, con un éxito que no fue escaso, sino nulo.

ASIER, QUÉ JUGADOR

El ‘modo local’ que impuso la Segoviana no fue avasallador por momentos, sino continuado en toda la primera parte. Aún a riesgo de dejar al equipo partido con cinco jugadores atacando, y otros cinco defendiendo, la Segoviana dejó en nada la producción ofensiva del Salmantino, creando las ocasiones suficientes durante los primeros veinte minutos de partido como para haberse hecho acreedor a un gol.

Rui amenazó el marco de Juan Pablo con un remate picado a la salida de un córner que se fue algo desviado, tras un lanzamiento de esquina del jugador diferencial del partido, Asier Arranz. El segoviano lo hizo todo bien en el primer tiempo, creando mucho peligro desde el lateral izquierdo, y poniendo grandes servicios a sus compañeros, como el que en el minuto nueve Javi Borrego mandó al larguero de espuela en una gran acción colectiva de los gimnásticos, o como un envío raso al segundo palo que Dani Abad no alcanzó a rematar cuando la primera parte iba desgranando sus últimos minutos.

Entre medias, la Segoviana maniató al Salamanca B, hasta conseguir aburrir a su mediocentro André, que se desesperaba viendo cómo sus compañeros no le encontraban en la medular, bien cubierto por Manu, que volvió a ser el eje sobre el que pivotó todo el sistema defensivo local. Pero sí es cierto que, a partir del minuto veinte, el filial charro se adaptó mejor a lo que le pedía el partido, y también supo cerrar los espacios a los de Manu González, creando una ocasión de cierto peligro, en un contado error en la salida del balón azulgrana, que André envió a las manos de Christian cuando lo que le pedía el contragolpe era avanzar con la pelota y aprovechar la superioridad numérica en lugar de intentar la sorpresa.

UN GOLAZO QUE PONE EN UN COMPROMISO

Salió algo mejor el Salamanca B a la segunda parte, pero no tanto como para conseguir el premio del gol, que sin embargo obtuvo después de una falta en la medular, que se sacó en largo hacia la posición ocupada por De Lucio, que se aprovechó de que Asier le dejó un metro para acomodarse el balón a la izquierda, y colocarlo en la escuadra más alejada de Christian. Un golazo que no ponía justicia a los visto en el campo, y que ponía a la Segoviana en el momento de demostrar que se había aprendido la lección de la Arandina.

Y el conjunto azulgrana dio un paso adelante, un ordenado paso adelante que puso las cosas en su sitio en el partido. Adrián buscó con fuerza su opción entrando desde la banda derecha, y no estuvo lejos de meterse dentro de la portería con el esférico, pero un defensor lo impidió. Un par de jugadas más tarde, una clara mano dentro del área visitante se quedó en nada, porque el árbitro estaba muy tapado, y el línea no quería líos. Seguro que en el bar (con b) esa acción se habría discutido mucho, sino fuera porque poco después, una falta lejana sobre la portería de Juan Pablo le dio a Asier la opción de sorprender al portero salmantino con un lanzamiento directo al palo corto que se convirtió en el empate a uno.

Fue entonces cuando el Salamanca B se descompuso, y cometió algunos errores tácticos como el que le costó recibir el 2-1, en otra gran acción combinativa de los locales, con una asistencia a Elías, que sorprendió tanto llegando en segunda línea que se plantó en el punto de penalti libre de marca y con Juan Pablo absolutamente descolocado. Fue relativamente sencillo para el asturiano colocar el balón dentro de la portería, y llevar el delirio a una grada que, si bien en la primera parte tuvo algún momento de impaciencia con el juego de la Segoviana a la hora de sacar la pelota, supo premiar el trabajo realizado en la segunda parte. Además, los cambios realizados, aunque el último de ellos fuera obligado por la lesión del lateral Cota (que se marchó en camilla), no mejoraron al equipo salmantino, sino más bien todo lo contrario.

EL ACIERTO FUE SEGUIR IGUAL

Pudo el cuerpo técnico gimnástico sucumbir a la tentación de echar al equipo hacia atrás, pero los cambios mandaron al equipo el mensaje de que el trabajo que se estaba haciendo en la presión era el que debía continuarse. Y así tanto Ivi como Gómez y Dani Arribas mantuvieron la tensión en la primera línea de defensa, agobiando tanto a los centrales charros en la salida de la pelota que en no pocas ocasiones ésta logró recuperarse, y la portería de Christian no pasó por más apuros que el de un centro chut de André al que el portero azulgrana respondió con una buena intervención.

En el tramo final del partido, estuvo bastante más cerca el 3-1 que el 2-2, porque el Salamanca B apenas logró acercarse al borde del área local, mientras que la Segoviana tuvo ocasiones al contragolpe que se quedaron en el ‘uy’ pese a ser muy claras. Los (justos) seis minutos de prolongación que concedió el árbitro fueron de inquietud, pero no de sufrimiento, para la parroquia local, que presenció un buen encuentro que acabó con una justa victoria de la Segoviana.