El fútbol es un deporte que en ocasiones es un espectáculo, y otras veces no lo es. Es un deporte en el que en ocasiones dos equipos aspiran a meter más goles que su adversario, y otras veces juegan a encajar un tanto menos. Es un deporte tan grande que en él caben todos los planteamientos, el único deporte en el que no salir a ganar puede tener premio, en el que los futbolistas de un equipo pueden ‘felicitar’ con sus irónicos aplausos a los espectadores que protestan porque no les ha gustado el espectáculo y en el que (además) un miembro del cuerpo técnico de un equipo puede criticar las preguntas de los periodistas delante de sus mismas narices solo porque no le gusta que la prensa diga que salió al campo a no perder. Todo eso, y mucho más, es el fútbol.
Dicho lo cual, y para qué andarse por los cerros de Úbeda si allí también hace mucho frío, vaya por delante que la Gimnástica Segoviana se repartió los puntos con el Estepona porque no acertó en ninguna de las dieciséis ocasiones en las que intentó el remate hacia la portería de un cuadro andaluz que pasa por ser uno de los clubes que maneja uno de los mayores presupuestos de toda la Segunda RFEF, pero que en el campo de La Albuera no quiso apostar por la victoria sino por el empate, aunque decir eso pueda molestar a algún técnico que mostró más ego en la sala de prensa que ambición en el campo. El premio de un punto para cada equipo puede parecer injusto si se recaban los méritos ofensivos de uno y otro, pero es que el fútbol no va de méritos, sino de goles.
LAMENTOS EN LUGAR DE GOLES
Y si la Gimnástica Segoviana hubiese marcado en el minuto cinco de partido, cuando Manu se encontró a solas con el guardameta (lesionado…o no) Razak y le hubiese superado en su salida, otro gallo le habría cantado a un partido que desde el minuto uno tuvo solo una dirección, la que marcaba la portería del senegalés, que fue el protagonista positivo del conjunto malagueño con sus intervenciones.
La ausencia de Fer Llorente en el centro del campo gimnástico eliminó de la ecuación ofensiva a un elemento determinante para la Segoviana a la hora de culminar las acciones, porque no es lo mismo que estas las remate Manu que lo hagan Juan de la Mata (que tuvo que retrasar su posición para ofrecer criterio en la salida de la pelota) o el propio Fer Llorente. Pero la ausencia del creador de juego local no impidió que la Segoviana generase un buen número de acciones ofensivas, como siempre produciendo más por la derecha con un muy activo Adrián y Javi Borrego, que por la izquierda donde Sergio Arévalo fue de menos a más en ataque, pero siempre muy bien en defensa.
El equipo azulgrana fue fiel a su estilo ofensivo frente a un rival que quiso bajarle las pulsaciones al encuentro desde el primer minuto
Salvando algunos momentos puntuales del primer tiempo en el que el conjunto visitante forzó varias acciones consecutivas a balón parado, el resto del partido fue de asedio constante de la Segoviana sobre la portería de un Estepona que quiso manejar el ritmo del partido a su antojo, para lo que contó con la complicidad de un árbitro que exasperó a los aficionados permitiendo que el conjunto malagueño usara todos los trucos a su alcance (algunos lícitos, otros no tanto) para llevar el partido a su terreno, siempre mostrando orden defensivo, pero sin evitar que los de casa generaran siete ocasiones claras en los primeros cuarenta y cinco minutos.
UN PORTERO (LESIONADO) QUE TODO LO PARA
Manu, Acuña, De la Mata, Javi Marcos… todos lo intentaron y todos acabaron lamentando las oportunidades falladas, alguno de ellos hasta en varias ocasiones. Razak sacó todos los balones que fueron hacia los tres palos, y tuvo la suerte de ver cómo un remate desde dentro del área de Acuña se marchaba fuera por poco, también lo hacía un cabezazo en el segundo palo del paraguayo y en otro balón suelto en el área, entre Hugo Díaz y Juan de la Mata no encontraban el momento del remate. Se nota que la Segoviana no tiene ahora la suerte goleadora que sí tenía al inicio de la competición, y tampoco le sobra la fortuna arbitral porque una mano clara de Fobi en una acción de Acuña no fue sancionada como penalti. Cosas que pasan.
Tras el descanso, los dos cambios que realizó el técnico Iván Ruiz (cumpliendo sanción) aventuraban un Estepona bastante más ofensivo de lo que lo había sido en la primera parte. Pero nada más lejos de la realidad, porque el equipo visitante renunció de manera evidente a la contra durante más de 40 minutos, fiándolo todo a una defensa en bloque bajísimo que quería proteger a Razak sin conseguirlo del todo. Fue el portero senegalés el que terminó protegiendo el punto de un mano a mano con Gómez al que le restó todos los espacios con su salida, de los lanzamientos de Hugo Díaz, Ivo y Arévalo que le encontraron bien colocado, o de los remates de un ‘Toro’ Acuña al que le faltó una décima de pausa para haber escogido la mejor opción.
POR TODOS LOS FRENTES
La Segoviana lo intentó por todo el frente de ataque, percutiendo una y otra vez y con Ramsés debilitando el centro del campo sacando a Hugo Díaz y Juan de la Mata para fortalecer el ataque con Ivo y Arribas, sabiendo que entre Manu y Javi Borrego podían sujetar la medular. Acertó el técnico porque el equipo encontró los espacios y llegó a zonas de remate con muchos efectivos, pero el acierto tampoco acompañó. El árbitro no quiso ver una segunda mano en el área visitante que parecía tan clara como la del primer tiempo, y el partido fue languideciendo entre los ataques gimnásticos y la defensa a ultranza de un Estepona que afortunadamente para la Segoviana puso en juego a Frodo Sualdea a siete minutos para el final, porque le bastaron dos carreras y un amago de control orientado al extraordinario delantero arandino para poner un puntito de sufrimiento extra en el corazón de los aficionados.
Dos carreras de Frodo Sualdea en la recta final del partido fueron el bagaje ofensivo del Estepona tras el descanso
Pero atrás quedaron los tiempos en los que, en La Albuera, un equipo que solo proponía defensa terminaba llevándose los tres puntos. Ahora se lleva uno, una buena pitada de los espectadores que para algo pagan, y el lema que hace años acuñó un entrenador del Atlético Bembibre cuando, tras un precioso 0-0 en Segovia, espetó a los periodistas que “el que quiera espectáculo, que vaya al circo”. Al menos los espectadores vieron sobre el césped del municipal segoviano a un autobús de dos millones de euros. Menos es nada.