
En un mundo en el que Roger Federer, Rafa Nadal o Novak Djokovic no hubieran ejercido semejante tiranía, Feliciano López (Toledo, 20 de septiembre de 1981) podría haber ganado un Gran Slam. A los 39 años, el primer cabeza de serie en el Villa de El Espinar explica que seguirá jugando mientras el ranking (ocupa el puesto 89 del mundo) le permita estar en los grandes torneos y afronta el vacío de la retirada. Se mide a partir de las 18:00 horas a Julio César Porras por un puesto en cuartos.
— El tenis le hizo independiente. ¿Maduró a la fuerza?
— Sin duda. Desde muy chiquitito estás viajando continuamente por el mundo, solo. Muchas cosas que cualquier niño de esa edad no vive. En mi caso, me fui con 14 años a vivir solo a Barcelona, a entrenar allí. Muchos chicos de esa edad no están preparados para asumir ese reto en ese momento de su vida. A mí no me costó nada porque era mi pasión, lo que más me gustaba. Era un niño feliz intentando cumplir su sueño. También el tenis es un deporte individual; en la pista no tienes ayuda porque está prohibido. Desde que eres un crío y juegas tus primeros torneos, los problemas que surgen en la pista los tienes que resolver tú solo. Pasa en pocos deportes y eso te ayuda mucho a madurar.
—¿Cuántos padres como el de Agassi hay en la ATP?
— Pues no lo sé, pero ha habido muchos casos de padres y madres que presionan en exceso a sus hijos. Al padre de Agassi no lo conocí, pero lo que se cuenta es que era muy exigente. Yo creo que Agassi tiene una pasión tremenda por el tenis, por lo menos durante los años que coincidimos en el circuito. En los ratos que he tenido para charlar con él, parece una persona que le encanta el tenis. Lo que ha vivido de pequeño ya solo lo sabe él. A veces es difícil tener una versión real aparte de lo que se cuenta en el libro. Yo sí me he encontrado a muchos padres que se equivocan en la manera de enfocar la carrera de sus hijos. Cuando eres niño, el tenis no es más que una diversión, salvo algunos elegidos que destacan por encima de los demás.
— ¿Usted era un elegido?
— Yo tuve mucha suerte. Era el mejor de España desde niño y en las primeras competiciones internacionales que jugué con 12 o 13 años llegaba siempre a las finales. Pero mi caso no es un ejemplo normal, yo empecé a jugar profesional muy temprano. Este es un deporte muy difícil: el 99% de los jugadores que lo intentan no llegan a ser profesionales. Mi familia siempre me apoyó; fueron exigentes, pero de una manera razonable. Mi padre, que fue la persona que me enseñó a jugar, siempre fue muy claro: “Lo normal es que tú no seas tenista, da prioridad a tus estudios”. Llegó un momento que tuve que dejar de estudiar y acabé COU a distancia. Desde los 17 años era prácticamente imposible compaginarlo.
— ¿Qué mensaje le daría a su yo adolescente?
— No hay nada de lo que me pueda arrepentir. Sí que hubiera hecho muchas cosas de manera diferente, pero la vida es así, uno no puede volver atrás. La vida te da la experiencia necesaria para hacer las cosas mejor conforme te vas haciendo mayor. Es natural, yo no puedo analizarme ahora como lo hacía con 20 años. A veces es un poco injusto intentar volver atrás: es parte del proceso de la vida.
—¿Qué hubiera hecho de manera diferente?
— Cuando era joven vivía el sueño de mi vida, viajaba feliz por el mundo y no pensaba mucho más. Ahora tienes esa capacidad de cuidarte más y entrenar las cosas específicas que necesitas. Soy un jugador muy diferente, pero creo que nos pasa a todos. Con 40 años no puedes ver las cosas como con 20.
— El Espinar ha servido de plataforma a muchos tenistas.
— Ha servido a muchos españoles y extranjeros. Casi todos los ganadores han sido grandes tenistas, no solo en el pasado, sino en los últimos años. Ugo Humbert está entre los 25 mejores del mundo, Pablo Carreño, Jaume Munar…
— ¿Qué significó su victoria en 2009?
— Es un torneo que para cualquier español siempre hace mucha ilusión ganar. Antiguamente, estaba el Conde de Godó de Barcelona y El Espinar, no había más. Ahora los tiempos han cambiado mucho, pero este torneo ha sido referente para todos los torneos que han venido después. Lo que creó aquí Pedro (Muñoz), en una estación de un pueblecito, es un milagro. Empezando con cuatro locos del tenis como él. Y ha ido siempre evolucionando. Yo sé lo difícil que es hacer un torneo y tiene mucho mérito.
— Ha jugado unos cuartos de final de Wimbledon y torneos en pistas vacías. ¿Qué se acerca más al tenis real?
— Las dos. Cuando eres un niño sueñas con jugar algún día en una pista llena de gente, delante de 15.000 personas en la central de Wimbledon, pero para llegar hasta ahí tienes que pasar etapas. Yo empecé jugando satélites, que ya no existen. Eran cuatro semanas seguidas y si no clasificabas para la cuarta no cogías ningún punto ATP. Cada cosa en su momento. Ambas son la realidad del tenis. Al final, jugar aquí y poder ganar este torneo en este momento de mi carrera significa mucho.
— ¿Cómo mantiene la motivación a los 39 años?
— El tenis es mi pasión; disfruto mucho jugando, sobre todo compitiendo. Es algo que voy a echar de menos cuando me retire. Al final he mantenido la ilusión porque en los últimos años de mi vida deportiva he tenido grandísimos resultados que no eran para nada esperados. Los torneos más importantes los he ganado con 35, 36 o 37 años. Algo que no es nada habitual. Eso me mantenía con muchas ganas. Era capaz de ganar a jugadores 10, 15 y casi 20 años más jóvenes. Si no hubiera tenido estos resultados, seguramente no estaría jugando hoy aquí.
—¿Hasta cuándo?
— No lo sé. Hace ya tiempo que juego año por año; cuando tienes una edad como la mía no puedes pensar en plural. Me ha ido bien y así voy a seguir. Hago todo lo que puedo para jugar el calendario entero y me idea es seguir el año que viene, obviamente si el ranking me acompaña. El ranking es el que marca la retirada de un jugador.
— ¿Hay una línea roja?
— Nunca me he visto en esa situación: no he salido de los 100 primeros en los últimos 20 años. Sinceramente, si estoy fuera de los 100 y no puedo jugar los Grand Slams, no me veo jugando. Mientras pueda seguir jugando los Grand Slams… para mí es un regalo en este momento .
— Su conclusión es que es el tenis quien retira al jugador.
— Sí, el tenis te retira. Todo el mundo se retira cuando quiere, pero el tenis contribuye sin duda a tomar esa decisión. Respeto a todo el mundo, pero yo no haría lo que he visto hacer a compañeros míos que han estado peleando por recuperar su ranking durante uno, dos o incluso tres años sin poder disfrutar de esos grandes torneos.
— Dice que echará de menos competir. ¿Teme el vacío de la retirada?
— Sí, al final llevas toda una vida dedicada a algo tan exigente como el tenis. Voy a echar de menos muchas cosas: la adrenalina de la competición y, sobre todo, levantarte cada día con un propósito en tu mente, estar pensando 24 horas en tenis. Ese vacío tienes que llenarlo con algo. Hay gente que lo lleva mejor y otra peor. Tengo suerte porque me han dado la oportunidad de ser director de un máster 1000 como el de Madrid. Es una gran salida para mí, es algo que me va a ocupar el tiempo. Muchos deportistas han sufrido cuando se han retirado, incluso algunos han tenido depresiones y episodios nada agradables. Nadie te prepara para retirarte y dejar lo que llevas haciendo toda tu vida.
—El deporte está lleno de ‘juguetes rotos’. ¿Cómo luchará usted contra el vacío?
— Hay muchos casos. Yo conozco algunos y es que realmente es así. Tengo la suerte de poder estar trabajando en un torneo así, pero no todo el mundo tiene la misma suerte. Es importante saber que también hay vida después del tenis e ir poco a poco preparándote para ese momento. Hay jugadores que han estudiado mientras jugaban, muy pocos, porque hay que tener una fuerza de voluntad tremenda para ponerte a estudiar después de un partido de cuatro horas. Hay que aceptarlo y saber que la carrera deportiva llega hasta donde llega.
— ¿Quién ganará la batalla por Grand Slams?
— Ojalá la gane Rafa, que es lo que estamos deseando, pero siendo realistas, creo que la va a ganar Djokovic. Pero como el tenis es tan impredecible…. Federer tiene 40 años y va a ser el que más difícil tenga volver a ganar un Grand Slam. Novak es más joven que Rafa y físicamente se le ve muy entero. Está en un momento en el que lo está ganando todo. Pero nunca se sabe. Lo importante no es quién vaya a ganar más, sino lo que ellos tres han puesto el tenis en un nivel que nadie podía imaginar. Vende mucho para los medios quién ha ganado más Grand Slams, pero lo más importante es lo que han ganado entre los tres: 60 Grand Slams. Es una barbaridad, eso no va a ocurrir en la historia de ningún deporte. Rafa es mi amigo y ha hecho méritos de sobra para ser considerado el mejor tenista de la historia, me encantaría que fuera él.
— ¿Puede el tenis asumir el adiós de los tres tiranos?
— Difícil. El tenis se tiene que preparar para cuando se retiren estos tres campeones y seguir funcionado al mismo nivel. Puede ser que el interés del aficionado o de los patrocinadores no sea el mismo cuando ellos se vayan. También hay que hacer ver a la gente que lo que ha pasado estos años no es lo normal. Que se junten los tres mejores jugadores de la historia es imposible. No es que los de ahora no sean buenos. Pero sí que va a haber un vacío grande; al final esta gente es la que mueve todo. Han llevado al tenis a otro nivel.