
Daniel Sacristán Gómez (29 de octubre de 1987) releva a Agustín Pérez en la presidencia del Segosala. Concejal de Deportes de Fuenterrebollo, llevaba seis años en la directiva y se encargaba del área de marketing. Conoce mejor que nadie las dificultades que tiene el fútbol sala para reflotar el barco después de dos naufragios traumáticos. Con todo, se muestra optimista y asegura que su club no cometerá los mismos errores.
— ¿Cuál es el proyecto del club?
— A nivel deportivo, asentar a los equipos en la categoría que están: Segunda Femenina y Segunda B. Sin renunciar a nada, porque sabemos que estos jugadores y jugadoras pueden optar a mucho más. Y seguir trabajando con la base para seguir formando jugadores y que lleguen a los primeros equipos. Paralelamente, para crecer en lo deportivo tenemos que crecer a nivel económico y social. Tenemos que conseguir el apoyo del tejido empresarial y del aficionado.
— ¿Qué supone que Daniel Ibañes dirija a un equipo en Segunda B?
— Es algo positivo porque fue uno de los fundadores del club y sigue como directivo. Conoce perfectamente el proyecto y ha estado en continuo contacto, aunque en estos años haya estado fuera. El hecho de que sea una persona con nombre, tanto en Segovia como fuera, puede dar un impulso al proyecto. Y los jugadores van a contar con un entrenador de primer nivel. Y no quiero decir con esto que el anterior no lo fuera; ahí están los resultados.
— Ángel Zamora se fue porque sentía que los jugadores estaban acomodados.
— Es lo que nos ha trasladado, que el grupo era el mismo y los jugadores le tenían un poco cogido. Hay que continuar con el trabajo que ha venido realizando Ángel. Y Dani tiene una forma de trabajar que puede ser un atractivo para jugadores y aficionados.
— ¿Eleva las expectativas que esté Ibañes al frente?
— No. Todos sabemos lo que hay: si a nivel económico no tenemos un presupuesto para ascender, aunque se consiga a nivel deportivo, sería inviable. No vamos a hipotecar ni al club ni a la escuela. ¿Ilusión? Sí, está claro. Es un grupo súper comprometido, lo han demostrado estos años.
— ¿Hasta qué punto Unami y Segosala se restan fuerzas por compartir categoría en una provincia pequeña?
— Está claro, pasa en otros deportes. Hay muchísimos clubes. No es algo que haya hablado personalmente con alguien del Unami. Nosotros creemos que con nuestro proyecto y nuestras jugadoras que vienen desde abajo podemos llegar a Primera División.
— ¿Hasta dónde puede crecer un club como Segosala?
— Creo que puede crecer mucho. Tampoco tenemos que ponernos ni topes ni mínimos. Trabajar como en estos diez años: paso a paso, sin obsesionarnos y querer estar más arriba de donde podemos. Tenemos que trabajar para conseguir los recursos suficientes para dar el salto.
— ¿De dónde salen esos recursos para un club cuyo primer patrocinador es el propio Ayuntamiento de Segovia?
— Efectivamente, mal vamos. Es verdad que nuestro principal patrocinador es el IMD. Tenemos empresas que colaboran, pero son cantidades pequeñas, que desde aquí agradezco. Cada uno aporta lo que puede. Con las ayudas que tenemos ahora mismo es inviable dar el salto. Luego, tenemos otro problema. Los retrasos que hay en los pagos de la subvención del IMD hacen bastante más complicado el día a día para un club como el nuestro, como le pasará a otros.
— ¿A qué puertas van a llamar?
— A todas. Hemos hecho un video para dar a conocer el proyecto, en el que gente del club cuenta lo que es Segosala. Vamos a tratar de explicárselo a todas las empresas y comercios para que se sumen y apoyen al fútbol sala.
— Después de dos clubes desaparecidos, ¿cómo se vende al tejido empresarial que el fútbol sala merece una tercera oportunidad?
— Es bastante complicado. Yo he llevado el tema de marketing, he llamado a las empresas y más de uno y de dos me lo han dicho. Que salieron mal y que no quieren colaborar. Cuesta mucho explicar que somos un club diferente, que no tenemos nada que ver. Al final es fútbol sala y es Segovia. Es muy difícil volver a traer a las empresas. Ya hemos tenido alguna reunión, que nos den la oportunidad de conocer nuestro proyecto. Nos va a costar, pero sí seguimos haciendo las cosas bien, se va a ver.
— ¿Por qué Segosala no va a cometer los mismos errores?
— El argumento son los diez años que lleva el club. Los pasos que se han dado han sido cortos pero seguros. Siempre con los pies en la tierra. No vamos a hipotecar el club ni la escuela. Segosala nació para formar a los chavales.
— ¿Es un lastre que los responsables de aquello no se hayan enfrentado a la justicia?
— No conozco internamente lo que hay. Es un lastre para el fútbol sala porque queda como que dos proyectos han desaparecido y han dejado deudas. Es un lastre de cara a la imagen. Claro, vete a decirles que colaboren contigo cuando ya se han llevado un bofetón.
—¿Cómo convence al aficionado para que vuelva?
— También es complicado. Sabemos que ha visto grandes partidos. Se pueden disfrutar de grandes tardes de fútbol sala con los equipos que tenemos. Hemos sacado la campaña de abonados con una reducción en los precios: el abono para toda la temporada para el masculino y del femenino son 10 euros. Y el reducido, 5 euros. ¿Qué buscamos? Que vayan a ver un par de partidos. Estamos seguros que se van a enganchar.