La familia del Balonmano Nava, con los seguidores que abarrotaron el pabellón celebrando el ascenso. / AMADOR MARUGÁN

Hace un año, los aficionados del Balonmano Nava lanzaban un suspiro de decepción y derramaban alguna que otra lágrima porque el descenso a la División de Plata era un hecho después de perder el partido ante el Anaitasuna. Y el eco de ese suspiro, y la humedad de esas lágrimas, han venido acompañando al conjunto navero durante toda la temporada hasta el día de ayer, cuando la victoria del Viveros Herol sobre el Trops Málaga devolvió al equipo dirigido por Álvaro Senovilla a la máxima categoría del balonmano español.
Y la alegría llegó como llegan estas cosas en las casas de los que no son tan ricos: Trabajando como cosacos y superando las dificultades todos juntos, con un líder en el banquillo como es Álvaro Senovilla (un acierto pleno su fichaje), con jugadores competitivos hasta el extremo y con todos, desde el primer hasta el último, siendo conscientes de que su papel en el equipo era igual de importante que el del compañero.

TODO AL REVÉS

La primera parte del encuentro hizo pensar a los invitados que la fiesta no iba a ser tal. El Trops Málaga tenía clarísimo su plan de partido, que no era otro que ralentizar sus ataques hasta el límite del pasivo, y hacer lo mismo con las ofensivas del Balonmano Nava, para lo que se apoyaba en tres elementos fundamentales, su fortaleza en el 6:0, la portentosa actuación de un Jorge Villamarín que en 23 minutos realizó hasta once paradas, dos de ellas en lanzamientos desde los siete metros… y una actuación arbitral difícil de entender por parte de todos, ya fueran aficionados, jugadores o técnicos.

 

El Viveros Herol Nava salda su deuda
Darío Ajo intenta superar a dos rivales./ AMADOR MARUGÁN

Los de casa defendían tanto o más que los de fuera, pero Trops sabía encontrar a sus extremos para entrar hacia la portería de Patotski, también a buen nivel, mientras que el Viveros Herol cometía (o eso señalaban los colegiados) varias faltas de ataque que le hacían pasar del 2-1 al 2-4, dejando la iniciativa en el marcador a su oponente.

 

Jorge Villamarín dejó a los naveros en tan solo ocho goles marcados en un primer tiempo en el que todo salió al revés

El conjunto malagueño no regalaba nada en defensa. Si tenía que quedarse en inferioridad antes que permitir un gol, lo hacía. Si tenía que cometer penalti, lo cometía y fiaba su suerte a Jorge Villamarín, todo fuera por conseguir que el Balonmano Nava se sintiera tan incómodo en la pista que durante nueve minutos no pudo mover su casillero del goles a favor del ‘5’. Afortunadamente, en esos minutos los de casa ‘sólo’ encajaron un parcial de 0-3 que les permitió mantenerse dentro del partido, pero con la certeza de que mucho debían cambiar las cosas en la segunda mitad si quería complicarle la vida a un Trops que estaba jugando demasiado cómodo en el pabellón segoviano, sin olvidar del enfado importante que la parroquia local evidenciaba por las decisiones arbitrales.
La segunda parte comenzó con el tercer siete metros fallado por el Viveros Herol, pero con el Trops sufriendo el criterio arbitral con las faltas en ataque. Los parciales se sucedieron, y tras un 3-0 para los de casa llegó un 0-3 para el equipo malagueño.

CARÁCTER

Las cosas parecían complicarse para el equipo de Álvaro Senovilla cuando a los nueve minutos de la reanudación Gonzalo Carró sufría su tercera exclusión y veía el camino de los vestuarios. Nava se veía dos goles por debajo en el minuto 40 (12-14), pero un gol de Smetanka con los árbitros a un suspiro de señalar el pasivo comenzó a darle la vuelta a la tortilla.
Y al igual que el Trops se apoyó en tres factores para amargarle la vida al Viveros Herol durante cuarenta minutos, los de casa se apoyaron en otros tantos para endosar a su rival un parcial de 14-6 en los últimos veinte minutos. El primero de esos factores fue una defensa imperial, repleta de ayudas y con grandes movimientos laterales que dificultaron todos los ataques de los visitantes, incluidos los que acabaron en gol.

 

El Viveros Herol Nava salda su deuda
Tomas Smetanka logra lanzar pese a la falta de un defensor./ AMADOR MARUGÁN

El segundo factor diferencial fue el acierto. Villamarín no pudo mantener su altísimo porcentaje de paradas del primer tiempo, y eso hizo que la primera línea navera se sintiera con mucha más confianza. Smetanka, Prokop y Moyano se hicieron con el dominio del partido en el tramo final, y cuando las cosas se complicaban, siempre quedaba Darío Ajo en los seis metros, Dani Pérez en los lanzamientos desde los siete, o Andrés Vila (que logró llegar en forma a la recta final de la liga) para solucionar la papeleta desde el extremo, y defendiendo con mucha intensidad.

 

El ritmo defensivo y la aparición de los jugadores de primera línea fueron clave en la remontada que acabó en fiesta local

Y no es que el Trops se rindiera, que no fue el caso. Es que directamente ya no pudo poner más sobre la pista ante la intensidad en defensa y el acierto en ataque que pusieron los locales. La baja de Guillerme pesó tanto en el equipo de Quino Soler como la de Álex Lodos en Nava, y pese a atacar con siete el equipo malagueño no logró horadar el muro defensivo que había levantado el Viveros Herol Nava, que comenzó a disfrutar de la victoria cuando a menos de cinco minutos para el final Vila marcaba de vaselina el 24-19, y que así compensó con creces el disgusto que le dio a su afición el año pasado. El trabajo de todo un año para devolver la alegría a los aficionados terminó dando sus frutos, y la fiesta en la cancha se trasladó después a la plaza del Caño, lugar habitual de celebración de los éxitos del equipo.

SENOVILLA: “Me alegro mucho por todo el club y por mis jugadores que han luchado día a día para que esto se haya logrado. Se esperaba mucho de nosotros desde el primer día, y el gran objetivo está conseguido dos semanas antes de terminar la competición”

El Viveros Herol Nava salda su deuda
Los jugadores del Viveros Herol Nava celebran en la plaza de El Caño su ascenso a la Liga Asobal después de la victoria./ ENRIQUE LAGUNA