Normalmente uno se pasa la vida deseando que pasen cosas que le alteren la rutina, pero cuando estas suceden llega un momento en el que anhelas la cómoda tranquilidad de un ‘lo de siempre cuando siempre’. Y Segovia, que había recuperado la mayoría de sus rutinas tras la pandemia, todavía tiene un par de asignaturas pendientes en materia deportiva.
Ayer superó una de esas asignaturas con muy buena nota, porque la 87 edición de la Carrera del Pavo para bicicletas sin cadena volvió a traer al centro de la ciudad toda la bendita normalidad que ya se apuntó en diciembre del año 2021, cuando el miedo, las mascarillas y la distancia social todavía estaban demasiado presentes.
En la mañana de Navidad de 2022 no fueron cientos, sino miles las personas que se agolparon en la calle Teodosio El Grande, Azoguejo y Calle Cervantes (y más arriba también) para disfrutar de la compañía de la familia y los amigos viendo cómo alrededor de sesenta ciclistas se lanzaban de uno en uno con sus bicicletas más o menos ‘tuneadas’ tratando de llegar hasta la plaza del Seminario sin dar pedales, usando solamente la fuerza de sus brazos.
NI SIQUIERA PUDO EL VIENTO
El ambiente fue espectacular en una mañana soleada, en la que el viento quiso ser protagonista, soplando con fuerza en el mirador de La Canaleja. Pero las personas que se ubicaron a ambos lados de la calle para animar a los participantes hicieron de improvisada pared para que los corredores no sufrieran las inclemencias del viento, que bastante tenían que sufrir tratando de llevar la bicicleta sin pedalear hasta lo más alto.
A las once y media de la mañana se dio la puntual salida de la carrera con la bajada de uno de los dos tandems que tuvieron el valor de descender hasta la entrada la calle Real, aunque sin fuerzas después para iniciar un ascenso en el que los aficionados apenas dejaban un estrecho pasillo al estilo de las grandes ascensiones de montaña de Tour, Giro o Vuelta, donde los corredores apenas pueden ver nada más que gente.
La soleada mañana dominical animó a los segovianos a tomar la calle para disfrutar de una carrera siempre original
Con la inscripción abierta a todo el que tuviera ganas de disfrutar de la carrera, deportistas de todas las edades tomaron parte en la misma que afortunadamente se celebró con el firme seco, lo que evitó problemas en forma de caídas, aunque hubo algún susto como el que se llevó un fotógrafo al ver cómo uno de los participantes se abría de más pasada la curva de Cándido y casi se le lleva por delante. Afortunadamente se quedó en el ‘casi’.
Como quiera que la Carrera del Pavo es para todos los públicos, pero hay que practicar si se quiere llegar arriba, el ojo del espectador pronto comenzó a adivinar qué corredor apuntaba maneras, y cuáles apostaban más por la diversión. Entre los que se mantuvieron en un término medio se encontraba la ganadora de la categoría femenina, Emma Alonso, de la que no se puede decir en absoluto que no la guste el deporte porque es también guardameta del equipo femenino de la Gimnástica Segoviana. Ayer llegó casi hasta el Teatro Cervantes, logro del que no pueden presumir muchos.
CINCO PARA TRES PUESTOS
En la categoría masculina cinco fueron los corredores que llegaron hasta la plaza del Seminario, Rafa y Hugo Sanz, Marcos García, Miguel Martín e Iván García. El desempate se hacía lógico y la organización apostó por hacer una final con los cinco ciclistas lanzándose por Teodosio el Grande, en una carrera no exenta de riesgos porque las obras de ampliación de Cándido estrechaban la calle. Rafa Sanz aprovechó para colocarse en primera posición en la entrada del Azoguejo mientras que su hijo Hugo lo hacía en la última plaza tomando todas las precauciones del mundo, comenzando la remontada para ir poco a poco superando a sus rivales.
Un resbalón de Rafa Sanz y la remontada de su hijo Hugo marcaron la carrera
a cinco que decidió el ganador final
Un inoportuno resbalón en la bicicleta de Rafa Sanz dejó la victoria en cosa de cuatro. Finalmente Hugo impuso su fuerza y terminó superando a todos sus rivales para la carrera por cuarta edición, con Marcos García en la segunda plaza y Miguel Martín en la tercera. Ellos fueron los que recogieron el pavo, el pato y la pularda en el podio donde poco antes Marian Rueda había emplazado a los segovianos a tomar parte en la Carrera Fin de Año, la última de las asignaturas deportivas que Segovia tiene pendientes para volver a establecerse en la bendita rutina tras la pandemia.
«LA VICTORIA QUE MÁS HE CELEBRADO»
La lógica alegría de Hugo Sanz por su cuarta victoria en la Carrera del Pavo era mayor porque “esta victoria es la que más he celebrado porque es la que me ha costado. Este año ha sido la mejor final de todas, la más igualada y en la que más he sufrido. Era muy complicado bajar los cinco porque era muy estrecho, pero nos han dicho que debíamos bajar todos juntos porque así se ha hecho toda la vida. He entrado el último en la curva, pero he ido a la rueda de Marcos García, superando a Iván primero, después a Miguel. Mi padre iba primero pero ha patinado y no ha podido seguir, así que al final he superado a Marcos que me sacaba uno o dos metros pero flojeaba un poco al final, y he entrado en la meta ya a doscientas pulsaciones”.
El ganador de las últimas ediciones se acerca al récord de victorias de Julio Martín “al que invito a que venga, porque me encantaría ver si puedo ganarle, o si por el contrario él me gana a mí. Esto va de preparación y técnica, pero también de llegar descansado a la carrera porque la técnica que adquieres en esta clase de carreras no se olvida de un día para otro”.