“Cuando en un equipo de con jugadores de más de dos metros te encuentras a uno de 1:80 (o menos), desconfía. Ese es el bueno”. La frase, escuchada hace ya algunas temporadas en los aledaños del frontón municipal de Nava de la Asunción, sirve perfectamente para encabeza la crónica de la derrota sin paliativos del Viveros Herol Nava frente a un Balonmano Logroño que llegaba mermado de efectivos a Segovia, con cuatro ausencias destacadas, pero al que le bastó con poner a jugar al ‘pequeñito' (con perdón) para hacerle un destrozo con mayúsculas a la defensa de un conjunto navero al que le va a hacer falta algo más que el ‘efecto Zupo' para salir adelante.

Descubrir a estas alturas de la película a Erik Balenciaga resulta un ejercicio absurdo, porque todo buen conocedor de este deporte sabe que el central del Balonmano Logroño es un jugador que hace gala de su velocidad y su técnica individual para liderar los partidos. Pero una cosa es que conozcas de sus condiciones, y otra muy distinta que lo puedas frenar, y ayer el Viveros Herol Nava no pudo.

El espejismo del inicio

El choque comenzó de manera positiva para los locales, que adquirieron sus primeras diferencias, superando con relativa solvencia el 5:1 que durante todo el partido propuso el Balonmano Logroño, conectando bien con Darío en el pivote, y con Patotski dando la réplica a los lanzamientos de Moreira en el pivote.

Sin embargo, a partir del décimo minuto del partido Erik Balenciaga se hizo con el mando del mismo, bien asistiendo a Moreira, bien abriendo los espacios para que tanto Eduardo Cadarso como Agustín Casado machacaran una y otra vez el marco defendido por Patotski en un principio, y por Yeray Lamariano después. Y, cuando había que robar un balón, allí estaba el más listo de la clase para colocar el 5-8 en una acción que obligó a Zupo a pedir tiempo muerto.

La entrada en la pista de Rodrigo Pérez alivió en parte los males ofensivos que venía a sufrir el conjunto navero, pero (evidentemente) no pudo paliar los problemas defensivos. Y es que, a pesar de las variaciones en el 6:0, con Filipe Mota y Adrián Rosales desplazando incluso a Álvaro hacia al lateral para contar con una dupla con más movilidad ante Balenciaga, la realidad fue que durante muchos minutos del primer tiempo, cada acción ofensiva del Balonmano Logroño acababa en gol, bien con lanzamientos del pivote, bien con Agus Casado haciendo gala de su calidad desde los nueve metros, o bien con Mario Dorado haciendo un pleno de lanzamientos desde los siete metros. Y lanzó seis.

En ataque, poco. En defensa…

Así que Zupo se hartó de pedir a sus jugadores que ajustaran mejor la defensa, porque no había manera de que ello sucediera. Y del 8-11 se pasó al 10-15, y después al 12-18… y aunque el último arreón del Viveros Herol Nava puso el 14-18 con el que se llegó al descanso, con Yeray errando un lanzamiento desde su marco a la vacía portería riojana para poner la diferencia en tres goles, al intermedio se llegó con la sensación de partido controlado de manera total por el equipo del navero Miguel Ángel Velasco.

No se puede negar que el Balonmano Nava no intentara meterse en el partido en los primeros minutos de la reanudación. Jugando con Vujovic en el avanzado, el equipo navero consiguió que el Balonmano Logroño tardara algunos minutos en adaptar sus ataques, los que tardó Nava en reducir la diferencia un poco más, e incluso disponer de un ataque para poner la desventaja en dos goles.

Sin embargo, en cuanto Balenciaga retomó el mando de las operaciones, el partido volvió a ponerse de cara para los visitantes. Una asistencia a Moreira por aquí, una penetración por allá… y la renta que volvió a marcharse a los cinco goles, pese a que en el lado local Adrián Rosales echaba una mano a Rodrigo en el apartado anotador, y el equipo de casa lograba incluso mantener el tipo en inferioridad numérica.

Pero es que Balenciaga era la gota malaya para los de casa, jugando con ellos a la manta. Cuando le marcaban en una mixta, encontraba los espacios con sus compañeros. Cuando el 5:1 vigilaba a Moreira en los seis metros, entraba como cuchillo en mantequilla por el centro. Cuando se tapaba el centro, asistía a Dorado en el extremo.

Bandera blanca

Así que llegó un momento en el que al Viveros Herol Nava, después de que Mota certificara su mal partido con una exclusión, claudicó cuando el 20-30 asomó en el electrónico. Seguramente si la afición hubiera estado en la grada, la situación hubiera sido algo distinta, pero la realidad fue que Nava siguió sufriendo el silencio de su pabellón frente a un rival que pareció levantar el pie a diez minutos para el final.

La última recta del partido le sirvió a Lukas Simenas para mejorar sus números, pobres en la primera parte, para maquillar un marcador que podría no ser tan sonrojante teniendo en cuenta las posiciones que ocupan en la tabla naveros y riojanos, pero que dan mucho que pensar cuando se observa que, cuatro días antes, el Sinfín había ganado con claridad a este mismo equipo que en el Guerrer@s Naver@s fue inalcanzable.

El 27-34 se quedó como marcador final de un partido que ofrece varias lecturas, siendo la principal la de que, o determinados jugadores elevan su nivel competitivo que lleva siendo prácticamente inexsistente desde el principio de la temporada, o no habrá ‘efecto Zupo' que salve del descenso al Viveros Herol Nava. Las cosas, mejor decirlas claras desde el principio. Y el próximo fin de semana, llega el Cantabria Sinfín…