mina arena navas de oro
Vista aérea de la mina de Navas de Oro, donde se originan más 200.000 arenas silíceas al año.

Las noches de magia del nuevo Santiago Bernabéu tienen cimientos segovianos. Bajo ese césped de ensueño, con el escaparate de la Champions League, hay arena silícea de Navas de Oro, la guardiana de la capa que se utiliza para el enraizamiento de los campos de fútbol o de golf. Uno de los templos del fútbol mundial está sostenido por el grano de un municipio que apenas supera los 1.000 habitantes. Es el resultado de una operación fugaz: más de 3.500 toneladas transportadas a toda velocidad.

El Bernabéu no es el único lugar ilustre con esas arenas. Se suma la ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas; el Wanda Metropolitano y las ciudades deportivas del Atlético de Madrid en Majadahonda y Alcalá de Henares; el Estadio de Vallecas, el Coliseo Alfonso Pérez de Getafe, El Plantío (Burgos), Abegondo, la ciudad del Deportivo de La Coruña, San Mamés (Bilbao) o en la Nueva Condomina (Murcia).

La propiedad de la mina es de un Samca, un grupo aragonés con negocios en energía eólica, fotovoltaica o industrias ganaderas y de agricultura. Dentro del mundo minero, trabaja carbón, mica o arcilla. Se hizo con la superficie segoviana en 1994: se trata de una mina a cielo abierto a unos seis kilómetros del propio pueblo, pero dentro del término municipal. De allí se extraen arenas feldespáticas y silíceas. Buscaban entonces materias primas para el sector cerámico. Sobre todo, para la pasta del azulejo o de la baldosa.

Demanda creciente

La mina fue evolucionando con el paso de los años, con nuevas instalaciones para “crecer en cantidad y calidad” ante una demanda cada vez mayor. “Al final no vale coger la arena del frente, cargarla en un camión y venderla. Esa arena hay que procesarla, lavarla, secarla o clasificarla”, explica Enrique Maestro, el responsable comercial de Euroarce, la parte del grupo que se dedica a los minerales industriales. Mejoraron las plantas de lavado y aumentaron la capacidad de stock mediante silos y boxes. La consecuencia es una mayor producción y venta: la empresa coloca al año unas 200.000 toneladas de arenas silíceas. Más de un tercio -entre 70.000 y 80.000 toneladas anuales- van destinadas a instalaciones deportivas de toda España.

La capa de arena de un campo de fútbol es crucial porque en ella va a crecer la raíz del césped. “La arena silícea es un material inerte que tiene una gran capacidad de drenaje si está bien lavada. Al mismo tiempo, retiene un poco de humedad para que la raíz esté bien hidratada”, explica Maestro. Esa naturaleza ‘neutra’ es muy respetuosa con la raíz y acogedora con la materia orgánica que debe asentarse sobre ella.

Un cuidado mantenimiento

La arena de Navas de Oro destaca por su pureza. “Está libre de carbonatos, no tiene ningún contaminante ni nada que pueda afectar para mal a la raíz. El césped es un ser vivo; es como el ser humano, si toma algo perjudicial todos los días le va a ir haciendo daño. El césped es igual: puede coger enfermedades y puede acabar muriendo”. La arena es su sangre.

Una vez instalado el césped, la capa de arena necesita mantenimiento. Maestro habla de técnicas como aireados y pinchados. Con el paso del tiempo es necesario pasar un rodillo con pinchos por la superficie que abre huecos en el césped para rellenarlos posteriormente con arena silícea. “Al final lo que hacen es meterla arena a la capa de la raíz para que se oxigene y no se pudra. Uno de los problemas de un césped natural es que se compacte mucho el terreno y cuando llueva el agua pudra la raíz”. De ahí que la arena no solo sirva para la construcción, sino también para el mantenimiento.

La arena de Navas de Oro está presente en todo tipo de instalaciones. Por ejemplo, en campos de golf de toda España, una tendencia al alza en los últimos años, sobre todo en la Comunidad de Madrid, pero también en Galicia o País Vasco. Está en el Club de Campo Villa de Madrid, Puerta de Hierro, la Real Sociedad Hípica, la Real Sociedad de Golf de Neguri o La Moraleja.

El uso del campo -ya sea golf o fútbol- no cambia el tipo de arena. Es la propia orografía y condiciones climatológicas del terreno lo que marca que la arena sea fina o gruesa y que el grano sea angular o redondeado. La capacidad de drenaje o estabilización marcan la diferencia. Como ser vivo, cada terreno tiene su ‘personalidad’.

Portes de 127 camiones en cuatro días

Una entidad como el Real Madrid exige acortar cualquier plazo, así que cuando las obras avanzaron y tocó llevar la arena, la mina de Navas de Oro no tenía tiempo que perder. Las 3.500 toneladas de arena se desplazaron mediante 127 camiones a rebosar (27,5 toneladas por camión) en apenas cuatro días y medio. “Ha sido una obra muy exigente. El domingo ya juega el Madrid en el Bernabéu y hace dos días, como quien dice, estaba todo lleno de grúas. Nos han pedido un esfuerzo a todos y, al menos nosotros lo hemos conseguido”, subraya el director comercial de Euroarce.

La empresa habla de la exigencia en el plazo y en la calidad. “El ritmo de suministro ha sido muy elevado porque tenían muy poco tiempo para la instalación del césped”. La empresa ha contado con cuatro agencias de transporte diferentes en busca del mayor número de vehículos disponibles.

Cada camión pasaba por la rampa del estadio, basculaba y se iba, cual cadena de montaje. La empresa solo suministra la arena, no la instala. Después, esa arena hay que extenderla y compactarla para que soporte el peso de las máquinas sin que ello afecte a la capacidad de drenaje que demanda un campo de esa categoría. El domingo, a partir de las 21:00 horas, Real Madrid y Celta de Vigo jugarán sobre un tapete con alma segoviana.