La segunda jornada de Liga en la Primera RFEF dejó un buen sabor de boca para la Segoviana después de que el conjunto azulgrana tuviera los tres puntos en la mano al inicio de la segunda parte de su partido ante la Ponferradina, se quedara sin ninguno en diez minutos, y consiguiera arañar uno en el tiempo de prolongación, en un 2-2 que no dejó satisfecho a ninguno de los dos entrenadores, pero que a la larga es sumar. Y todo lo que sea añadir puntos al casillero en una competición tan exigente es positivo, y más para una Segoviana que en el largo plazo tiene la vista puesta en los 44 puntos que en la temporada pasada significaron la permanencia.
Mantener la inercia positiva con la que se terminó el pasado año era vital para las aspiraciones gimnásticas, porque en una competición con un nivel de exigencia de tal calibre que ni un solo encuentro de la segunda jornada se decidió por más de un gol de diferencia, se hace más necesario que nunca comenzar a hacer un granero de puntos suficiente ya no sólo para ocupar lugares tranquilos de la clasificación en el medio plazo, sino también para afrontar con tranquilidad momentos complicados de la temporada, como el que ahora le llega al equipo.
Porque la Segoviana jugará las dos próximas jornadas lejos de La Albuera, con dos largos desplazamientos a los terrenos de juego de Barakaldo el próximo domingo, y el Ourense el sábado 14 de septiembre. Y aunque ni el vasco ni el gallego son precisamente dos de los conjuntos que mejor han comenzado la liga, es indudable el hecho de que la Segoviana llegará a mediados de septiembre habiendo jugado tres partidos fuera de casa y solamente uno como local.
Las primeras conclusiones que ofrecen los encuentros ante Amorebieta y Ponferradina señalan que la Segoviana mantiene inequívoco su estilo de juego, con una presión alta que la pasada temporada no podía verse por las características distintas de los hombres de ataque, y con una defensa que muestra mucha solvencia en su línea central.
El equipo azulgrana jugará los dos próximos partidos lejos de La Albuera, en los campos de Barakaldo y Ourense
Así, Abel Pascual y Sergi Molina se han mostrado como dos baluartes en el eje de la zaga, que no sólo protegen bien el área propia sino que representan un peligro en la contraria por su poderío por alto. Y este hecho también está siendo aprovechado por el equipo que es capaz de generar mucho peligro en las acciones a balón parado. Puede dar fe de ello la Ponferradina que lo pasó verdaderamente mal para aguantar su mínima victoria ante el asedio por alto del conjunto gimnástico, que finalmente terminó empatando el partido en una jugada de falta lateral.
Mención aparte merece la actuación de Davo en los dos encuentros de este arranque de liga. El delantero gimnástico realiza un desgaste espectacular siendo una pesadilla constante en la presión y mostrando una gran capacidad física. Si a ello se le une el acierto realizador, no cabe duda que estamos ante el mejor fichaje de la Segoviana hasta el momento. “Ya no sólo es que tenga mucho trabajo ahí arriba, es muy listo y se las sabe buscar”, afirmó Ramsés de Davo al acabar el partido.
BUENA ACTITUD
La entrada al campo de los jugadores de banquillo mediado el segundo tiempo fue uno de los pilares sobre los que se apoyó el empate de la Segoviana, y Ramsés así lo destacó al finalizar el partido, señalando que “en el fútbol actual si no hay una buena actitud en los jugadores que entran de refresco es imposible sumar un punto, porque hablamos de jugar un tercio de un partido con jugadores de refresco. La actitud de los futbolistas que han salido desde el banquillo ha resultado fundamental tanto para empatar ante la Ponferradina como para ganar en Amorebieta”. Hacer entender de su importancia a los jugadores de banquillo es otro de los éxitos del cuerpo técnico gimnástico.