Blas Zambrano 1904
Retrato fotográfico de Blas Zambrano. / FUNDACIÓN MARÍA ZAMBRANO

En unos párrafos bellísimos, Francesc Cambó habla de la figura de Michele Marullo de Tarcaniota, que compone ella toda el extraordinario cuadro pintado por Botticelli. Lo hace el 6 de agosto de 1938: “Y al cruzarse la mirada mía con la mirada penetrante del retrato de Marullo, las dos encontrarán que tienen algo en común: ambas serán las miradas de unos patriotas que lloran y añoran la patria perdida”. Es el sentimiento del destierro, del apátrida que lame sus heridas emocionales desde el anhelo del lugar perdido que termina siendo idealizado. Creo que es lo que le ocurrió a María Zambrano con Segovia. Pero el itinerario a realizar sería incompleto sin la figura potente de Blas Zambrano, su padre, y de la de su madre, Araceli Alarcón.

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