
Aunque los precios de la electricidad -y de casi todo- se encuentren al alza, muchos segovianos han adquirido para este verano un producto que, de un tiempo a esta parte, ha pasado de ser un lujo a convertirse en una verdadera necesidad: el aire acondicionado. Es cierto que los sistemas de ventilación más baratos y accesibles, como los ventiladores de pared o los aparatos de pie, siguen contando con gran aceptación entre los consumidores de la provincia, pero muchos, ante la dureza y duración de las olas de calor, han optado por hacerse con un aparato más moderno y eficiente. Y no es para menos. Las máximas temperaturas del mes han rondado de manera constante los 38 grados y, para más de uno, las noches se han convertido en verdaderos suplicios. Se han convertido en un problema para el que, en definitiva, el aire acondicionado se presenta como una de las pocas soluciones.
Los comerciantes de Segovia han reflejado este notable ascenso en lo que a las ventas de aires acondicionados se refiere. “Ha subido mucho, muchísimo la demanda” confiesan desde Calderas Segovia, un negocio que trabaja con sistemas de ventilación integrados. Destacan la llamativa diferencia con el año pasado, asegurando que, cuando llega el calor, siempre suele haber más pedidos pero que este verano “se ha notado mucho más”. En ello coinciden con VitalGas, otro establecimiento especializado en este tipo de productos. “Casi todos llaman para comprar un sistema de aire”, explican, al tiempo que hacen notar la falta de previsión por parte de los clientes, algo de lo que al final acaba pecando el común de la sociedad.
“Solamente el veinte por ciento de los que compran aire lo hacen en mayo o en meses anteriores”, aseguran. La mayoría de los clientes suelen esperar a que llegue el período canicular para lanzarse a la compra de un aire acondicionado. En cambio, en la época primaveral, no se suele instalar casi ninguno. En cuanto a la subida general de precios, que hacen que tener encendida la ventilación sea más caro que el año pasado, los negocios no han apreciado que esta circunstancia afecte sobremanera a las ventas. En VitalGas, ven a las familias dispuestas a hacer el esfuerzo de instalar un aparato cuyo precio puede alcanzar el millar y medio de euros.
Los productos a los que es más complicado dar salida, como es natural, siguen siendo sistemas más modernos y sofisticados, como la aerotermia. Con un rendimiento térmico más eficiente, este producto, en vez de despedir aire frío, lo que hace es bajar la temperatura del suelo a fin de que la climatización de los hogares sea más duradera. Además, también sirve para calentar en verano. Por su parte, Tien 21, una tienda que, además del aire acondicionado, también ofrece aparatos móviles -los comúnmente denominados ‘pingüinos’- y ventiladores de pared, tampoco observa que a la gente la carestía de la vida le disuada de adquirir un sistema.
Subrayan que la práctica totalidad de los clientes, “viene a asesorarse y a preguntarse a ver qué es lo que puede hacer”. Pese a que, lógicamente, el artículo más vendido son los ventiladores, muchos optan por hacer un esfuerzo y hacerse con un aire acondicionado más solvente. Desde Tien 21 aseguran que, “en cuanto la gente ve que le cuesta dormir durante cuatro o más noches, rápidamente buscan una solución”. Advierten, eso sí, que muchos vienen con ideas erróneas sacadas de los anuncios. “Ven la teletienda, donde simplemente enchufas un aparato y empiezas a tener frío”, explican, “cuando la realidad es que todo aire necesita una salida al exterior y hay sitios donde eso no se puede conseguir”. Por otro lado, también avisan de que la gran cantidad de pedidos desborda la capacidad de gestión de la empresa. No faltan pedidos, pero sí equipos de instalación para poder gestionarlos. Tampoco sobran productos para satisfacer este gran aumento de demanda de todos los consumidores.
¿El aire, caro?
A pesar de esta subida de las temperaturas y del previsible empeoramiento de las olas de calor veraniegas, en Segovia, según un estudio realizado por el portal web ‘Idealista’, solamente un ocho por ciento de las viviendas cuentan con equipamiento de climatización instalado en su casa. Este porcentaje desciende hasta el cuatro por ciento en las casas habilitadas para el alquiler, mientras que, en el mercado inmobiliario, sube hasta el diez por ciento. Dentro de la región, Segovia ocupa la primera plaza en este sentido, seguida de cerca por Valladolid, con un siete por ciento, y por Zamora, con un seis por ciento.
Una vez se cruza el Sistema Central, las diferencias son abismales. En Madrid, donde las temperaturas han sido, de media, en torno a cuatro grados más altas este julio, un 58 por ciento de los hogares cuentan con su propio aire acondicionado. Similar porcentaje presentan la mayoría de las capitales de Castilla-La Macha.
En la II Mesa Redonda de la AFEC (Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización, recientemente celebrada en la ciudad de Barcelona, se llegó a la conclusión de que, aunque la demanda esté subiendo, no lo está haciendo de la manera tan acusada como cabría esperar. Una de las razones que emitieron para explicar este hecho se encuentra en que, según el sector, existen todavía varios prejuicios en torno al aire acondicionado.
Mucha gente, explican, cree que tener un equipo de climatización cuesta demasiado, cuando se trata de “uno de los electrodométicos que menos consume de la casa”. Un estudio reciente del IDAE, de hecho, demuestra que este tipo de aparatos no suponen más que el uno por ciento del gasto energético total de los hogares.
Para Miguel Ángel Jiménez, director del medio ‘Climatización y Confort’, sigue muy extendida la noción de que el aire constituye un artículo de lujo. Jiménez opina que “hay que revertir esta percepción” ya que los equipos de climatización, más allá del confort que puedan ofrecer, contribuyen a mejorar la salud de las personas y ayudan a desarrollar la productividad y el rendimiento.
Para ello, cree que lo necesario es realizar un trabajo en común por parte de las empresas de fabricación, de las de distribución y de las de instalación para adoptar un papel “más comercial, más de prescripción de cara al cliente”.