Valeria Flores es presidenta del club de los ODS en IE Segovia y colabora en tareas administrativas con Cruz Roja. / Roberto Arribas
Valeria Flores es presidenta del club de los ODS en IE Segovia y colabora en tareas administrativas con Cruz Roja. / Roberto Arribas

El grupo reducido de almendros que bordean el camino de adoquines hacia la ha florecido prematuramente. Un invierno más cálido de lo normal ha teñido de tonos blancos y rosas parte del trayecto de 400 metros que separa el Acueducto romano -el emblema de Segovia con más de dos mil años de historia- del antiguo convento de Santa Cruz la Real, el monumental edificio reformado por los Reyes Católicos en el siglo XV, hoy moderno campus de .

Salpicado de almendros y árboles de edad avanzada y gran tamaño, este pintoresco enclave es realmente hermoso, un remanso de verdor temprano que, casi como una emboscada, sorprende al transeúnte cuando se aleja del corazón de la ciudad. El paseo transcurre paralelo a la muralla medieval, y resulta inevitable no dejarse seducir por la serena explosión de la naturaleza que se despliega ante nuestros ojos, especialmente en esta época, a principios de marzo, justo antes de la llegada de la primavera. Por esta razón, este es el camino preferido de Valeria Flores, estudiante boliviana de 20 años, cuando se dirige al campus de su universidad. Y es que Segovia es la ciudad que le cautivó desde el primer día que llegó. Su joven espíritu encuentra aquí un equilibrio perfecto: la ciudad no solo le ayuda a centrarse en sus estudios universitarios, sino que también es un entorno ideal para atender sus numerosas inquietudes sociales.

En muchas culturas, la floración temprana del almendro simboliza el despertar y la renovación. En cierto modo, la alumna boliviana, natural de Cochabamba, ha encontrado en Segovia un proceso de revitalización y de crecimiento personal. Y es que, en tan solo unos minutos de charla, cualquier interlocutor percibe en ella un aura de dinamismo y determinación, así como una marcada predisposición hacia la acción de emprender y la organización de actividades que beneficien a la comunidad. Valeria Flores ha conseguido, por ejemplo, que unos 40 estudiantes de distintas nacionalidades de IE University se impliquen en tareas solidarias y trabajen como voluntarios en Cruz Roja Segovia.

En su papel de presidenta del club de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) y con el valioso y crucial apoyo de sus compañeros, ha logrado impulsar una serie de iniciativas solidarias en apenas un año de residencia segoviana. Así, su club emprendió campañas para recaudar fondos para la Federación Nacional de la Mujer Rural-FEMUR, la asociación de ayuda para mujeres afganas “Afghan Women On the Run”, la Asociación Protectora de Animales en Segovia o ACCEM, la ONG especializada en la atención de personas refugiadas, migrantes y en situación o riesgo de exclusión social.

Su segundo año en el doble grado de Economía y Relaciones Internacionales le consume gran parte de su tiempo, pero la mente de esta joven boliviana está siempre en ebullición. Ella está constantemente planificando, así es su naturaleza, no lo puede evitar. “En el SDGs Club somos 15 personas las que organizamos todo, aunque luego participan muchos estudiantes de la universidad. Algunos se encargan de contactar con ONGs de refugiados; mientras unos se ocupan del voluntariado, otros organizan eventos y trabajan en marketing; cada uno de nosotros desarrollamos diferentes proyectos dentro del grupo, siempre relacionados con los 17 ODS que se marcó la ONU, entre los que se incluyen la lucha contra el cambio climático, la defensa del medio ambiente o la apuesta por un mundo más sostenible”, explica con ferviente entusiasmo.

La relación con Cruz Roja Segovia es única. Porque Valeria Flores trabaja allí como voluntaria administrativa, “ayudando con el papeleo, muchas veces haciendo de traductora de inglés” y, sobre todo, para “conectar” esta organización con la comunidad de estudiantes de IE University, que acumula hasta 185 nacionalidades diferentes. Afirma que muchos universitarios tienen la necesidad de involucrarse como voluntarios en la comunidad local porque “si estamos viviendo aquí, tenemos que aportar nuestro granito de arena, contribuir solidariamente con la ciudad que nos acoge”, y subraya que “los segovianos son muy amables, me encanta esta comunidad”.

SEGOVIA. – ¿Cómo conociste Segovia? Valeria Flores se toma su tiempo para responder. “Me mudé a Virginia, en Estados Unidos, cuando tenía 14 años, allí estuve un par de años. Después vine a estudiar a Alicante, y me enamoré de España”, confiesa con la mirada iluminada por el recuerdo. Ella quería seguir perfeccionando su inglés y encontró la información que necesitaba en las redes sociales: existía una universidad internacional, que impartía la formación que buscaba y en una ciudad tan bella como Segovia, tan próxima a Madrid. “Cuando vi una imagen del Acueducto no podía creer que podía vivir allí, sinceramente, me impactó”, confiesa. Y añade: “España es un país acogedor, me siento como en casa, nunca he tenido un mal encuentro o gesto feo con nadie, todo lo contrario, recuerdo que cuando por primera vez pisé el aeropuerto de Madrid, todo el mundo quería ayudarme”. Para finalizar, sentencia: “Me siento una privilegiada por vivir en Segovia y estudiar en IE University”.

¿Un sueño para el futuro” Pregunto con la seguridad del que espera una respuesta convencional entre los estudiantes de IE University: montar una empresa diferente al resto, liderar un proyecto innovador en sostenibilidad y tecnología… ¿o desempeñar algún puesto de responsabilidad en organizaciones supranacionales? Valeria Flores me da la razón, asiente cuando le recito esta retahíla de opciones, por otra parte, tan previsibles, pero me sorprende: “en realidad, mi sueño es ser actriz”.

Cuenta que actuó en varios teatros de Washington DC, y en Signature Theatre, una compañía de carácter profesional con sede en Arlington, Virginia, fundada en 1989 por Eric D. Schaeffer, director y productor conocido por su reinvención de grandes musicales estadounidenses. A pesar de llegar a EE. UU. con escaso dominio del inglés, su talento y determinación llamaron la atención, incluso llegando a actuar en el prestigioso Teatro Hispano GALA en Washington DC. Sin embargo, tuvo que abandonar su pasión por la interpretación porque fue consciente de que su sueño solo se podía cumplir en Europa. “Quiero trabajar en proyectos que generen impacto social, no tengo una meta concreta”, confiesa.

Este año será el último que Valeria Flores pase en Segovia puesto que el resto de sus estudios los tiene que finalizar en IE Tower, la sede de la universidad en Madrid. Junto a su activa participación en el club, Valeria Flores colabora como asistente de Isabel Martín Fontecha, responsable de Talent & Careers en el campus de Segovia, que habla maravillas de su pupila. Lo cierto es que el destino de Valeria Flores aún está por escribir. Al igual que los almendros que florecen temprano, la joven boliviana también ha comenzado a desplegar todo su potencial. El camino solo acaba de comenzar.