En hombros por sus amigos César Arribas, Daniel Menés y Jorge Mazarías. / JULIÁN LÓPEZ - VICTORBARRIO.ES
En hombros por sus amigos César Arribas, Daniel Menés y Jorge Mazarías. / JULIÁN LÓPEZ - VICTORBARRIO.ES

Llega San Blas y con esta festividad la primera feria de la temporada taurina en España. Una fecha guardada en el calendario de los aficionados, sobre todo de los madrileños y segovianos -por su proximidad-, con la celebración de los festejos de Valdemorillo. Desde la mirada a un siglo atrás cuando la suelta de reses bravas tenía lugar en la Plaza del Ayuntamiento a la actual Cubierta de ‘La Candelaria’, pasando por el frío de las portátiles que se instalaban en los terrenos junto a la antigua fábrica de cerámica en los años 80 y 90.

Se da la efeméride de que se cumplen cien años del legado taurino de Valdemorillo, pues la constancia de celebraciones corridas de toros en esta localidad madrileña organizadas por el Ayuntamiento se remonta -por lo menos- al 3 de febrero de 1923. Asimismo, el coso de La Candelaria suma 20 desde que se inaugurara en 2003 con un cartel compuesto por los diestros Vicente Barrera, Eduardo Dávila Miura y el local Julio Pedro Saavedra, afincado desde hace tiempo en Aguilafuente, con toros de la ganadería de Antonio San Román.

Un ciclo que conjugó toreros con proyección y revelaciones, con veteranos incluso

En mitad de un escenario y otro, Valdemorillo ganó peso entre los aficionados con aquellas ferias en las portátiles en las que a pesar del frío invernal llegó a contar con hasta ocho festejos, como fue el caso de 1991. En horario de las cuatro de la tarde, la manta era el escudo con el que combatir el tibio temporal de inicio de febrero. Todo por ver los primeros espectáculos de la temporada. Un ciclo que conjugó toreros con proyección y revelaciones, con veteranos incluso; además de incluir novilladas. Ese fue siempre el reclamo de las fiestas de San Blas. En los años 90 se anunciaron en Valdemorillo nombres como Sánchez Puerto, Manuel Caballero, José Pedro Padros ‘El Fundi’, Antonio Borrero ‘Chamaco’, Rafael Camino, José Antonio Carretero, José Luis Bote, Javier Conde, Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, Jesús Janeiro ‘Jesulín de Ubrique’, Enrique Ponce o los malogrados José Tomás Reina Rincón y el rejoneador Ginés Cartagena.

Ya con el cambio de siglo, también hubo espacio en los carteles para segovianos como Rafael Matute o Alberto Román. Ambos, el primero ya en el escalafón superior y el segundo como novillero, torearon en 2002, en la que sería la última feria en la portátil. Con el cambio de plaza en 2003, aún sin terminar la cubierta, Valdemorillo pasó a disponer de un aforo de 5.000 localidades. Un año después de su inauguración, actuó otro segoviano como novillero: Rafael Ayuso. Asimismo, Saavedra fue un fijo de las ferias en aquellos años venideros, en unos seriales en los que pasaron diestros como Luis Francisco Esplá, Luis Miguel Encabo, Pepín Liria, José Pacheco ‘El Califa’, José Ignacio Uceda Leal, Antonio Ferrera, Miguel Abellán o Daniel Luque, entre otros muchos.

Sin embargo, y aunque La Candelaria puede presumir de guardar en sus 20 años de historia faenas de gran importancia, pocas -por no decir ninguna- como las del segoviano Víctor Barrio. Es imposible no acordarse del torero de Grajera cada vez que llega San Blas. En Valdemorillo dejó algunas de sus obras más insignes; llegando a crear un idilio con esta plaza. Con una actitud arrolladora, consiguió triunfos que le catapultaron al número uno de los novilleros en 2011 o a ser uno de los toreros a tener en cuenta en 2015 después de tomar la alternativa en 2012. Su primera actuación en Valdemorillo fue en 2011, en un mano a mano entre los “dos ases de la novillería”, tal y como describió la periodista Rosario Pérez en el diario ABC, con el salmantino Juan del Álamo -abrió el festejo el rejoneador Álvaro Montes-. Ambos llegaban como los novilleros más destacados el año anterior y el órdago de Barrio en el inicio de la nueva campaña fue demoledor: cinco orejas.

Natural de Víctor Barrio a un ejemplar de Cebada Gago, en la Feria de Valdemorillo de 2015. / JULIÁN LÓPEZ- VICTORBARRIO.ES
Natural de Víctor Barrio a un ejemplar de Cebada Gago, en la Feria de Valdemorillo de 2015. / JULIÁN LÓPEZ- VICTORBARRIO.ES

2011: LÍDER DE NOVILLEROS

El inicio de la campaña 2011 para el segoviano fue impecable, en una tarde en la que se ganó ser el triunfador novilleril con la ‘Chimenea de oro’. De forma unánime, aficionados y prensa pusieron en boca de todos un nombre. ‘Barrio, de calle’, tituló en aquella ocasión José Miguel Arruego, redactor jefe de Mundotoro. ‘Víctor Barrio, un torero de capital’, resumió Pérez en ABC, quien destacó que el de Grajera demostró ser “torero de ciudades por donde pasa el tranvía y, en el umbral de Madrid, pegó un zambombazo con la colaboración del mejor lote de la manejable novillada de José Cruz”; y continuó añadiendo: “Dueño de temple, gusto, variedad, cabeza y valor sereno, el espigado segoviano —con cierto aire amanoletado— sorprendió desde el saludo capotero, pleno de arrojo y variedad. Elevadas su estatura y su faena, que contuvo series de nota con las telas bien presentadas y los riñones hundidos”. Tras aquella actuación, pasó a liderar el escalafón de novilleros con picadores hasta que el 8 de abril de 2012 -el día del aniversario de la muerte de Juan Belmonte- tomó la alternativa en Las Ventas con El Fundi como padrino y Del Álamo de testigo.

Barrio torea de rodillas en la Plaza ‘La Candelaria’ de Valdemorillo, en 2015, a un astado de Cebada Gago. / JULIÁN LÓPEZ - VICTORBARRIO.ES
Barrio torea de rodillas en la Plaza ‘La Candelaria’ de Valdemorillo, en 2015, a un astado de Cebada Gago. / JULIÁN LÓPEZ – VICTORBARRIO.ES

2015, CONTINÚA EL IDILIO: REGRESO ARROLLADOR

Después vinieron unos años complicados. De banquillo, pero de los que curten; y ahí resurgió el mejor Barrio: de nuevo con Valdemorillo como escenario. Fue en el San Blas de 2015 cuando firmó la que -probablemente- sea la tarde en la que un torero haya mostrado más dimensión, superioridad, arrojo y valía en los 20 años de vida de la plaza cubierta de esta localidad madrileña, un coso por el que siempre han pasado diestros con proyección y con las ganas de entrar en las grandes ferias; así como las cámaras de televisión y el ojo clínico del exigente aficionado de Madrid.

“Con la frescura, el desparpajo y la desenvoltura de antaño se quedó con la parroquia y su toreo, que aúna a un tiempo verticalidad y hondura, estoicismo y naturalidad le puso de nuevo de actualidad”

De aquel 8 de febrero, en el que se lidiaron toros de la ganadería de Cebada Gago, quedan archivados titulares como ‘Víctor Barrio alcanzó la gloria torera en Valdemorillo tras un triunfo apoteósico’, escribió el crítico de El Adelantado de Segovia Pablo Pastor; destacando “su peculiar tauromaquia plena de sentido estético, serena compostura y a impulsos de la calidad y la buena técnica” y “alcanzado la apoteosis con el -toro- que cerraba plaza”. ‘El primer suceso de 2015’, resumió Arruego para Mundotoro, en un festejo en el que con su triunfo de tres orejas pasó “a postularse entre los futuribles del escalafón superior”. “Con la frescura, el desparpajo y la desenvoltura de antaño se quedó con la parroquia y su toreo, que aúna a un tiempo verticalidad y hondura, estoicismo y naturalidad le puso de nuevo de actualidad”, contó Arruego.

Vicente Zabala de la Serna, en El Mundo, relató en su crónica ‘La revelación de Víctor Barrio’, en una corrida en la que el segoviano “se abandonó en su verticalidad de 1,90 y se olvidó de la fibra y los toques de los compases previos de faena para relajar el derechazo y hacer el natural a pulso de muñeca, como los inmensos pases de pecho”. Como recapituló por entonces José Luis Cuenca “los principales críticos taurinos de los medios de información como Pablo Pastor, Zabala de la Serna, Andrés Amorós, Patricia Navarro, Antonio Lorca, Íñigo Crespo, José Miguel Arruego o Rafael Navarro coinciden y son unánimes en el elogio total a la ‘obra’ de arte y valor que Víctor Barrio diseñó, dictó y completó en Valdemorillo”. Una tarde que le valió para recoger el premio de la ‘Chimenea de Platino’ al triunfador de la feria.

Barrio recibe la ‘Chimenea de Platino’ de Valdemorillo al triunfador. / VICTORBARRIO.ES
Barrio recibe la ‘Chimenea de Platino’ de Valdemorillo al triunfador. / VICTORBARRIO.ES

2016

Un año después, el segoviano volvió a su plaza talismán, con toros de Monte La Ermita. “No consiguió repetir ese éxito precedente, aunque en todo momento estuvo presto al lucimiento y mostrando esa personalidad torera con apuntes de toreo grande que influye poderosamente en la sensibilidad del buen aficionado”, apuntó Pastor en El Adelantado, en una crónica que concentró con el titular ‘Víctor Barrio inicia la temporada con buen pie en Valdemorillo’ tras cortar “a ley una más que merecida oreja”.

PUERTA GRANDE ‘VÍCTOR BARRIO’

Fueron tres tardes con una importante impronta. El legado del diestro de Grajera por La Candelaria fue tal, que en 2017 la Puerta Grande de la Plaza de Toros pasó a llamarse ‘Víctor Barrio’. Su padre, Joaquín, y su hermana, Ruth, descubrieron un azulejo en su memoria tras el trágico suceso de Teruel en julio de 2016. Desde entonces, en cada Feria de San Blas se guarda un especial recuerdo a Barrio, con dedicatorias especiales sobre todo de los toreros que logran abrir esa Puerta Grande.

Eterno Víctor Barrio: la sonrisa del toreo