Una vía de escape de la realidad

El segoviano Sergio Mínguez dirige la compañía de teatro del IES 'Andrés Laguna' desde hace ocho años y ha estado al frente de 35 obras, tanto de teatro, como de películas, cortometrajes y videoclips

Sergio Mínguez tiene previsto estrenar a lo largo de este año seis obras de teatro. / KAMARERO
Sergio Mínguez tiene previsto estrenar a lo largo de este año seis obras de teatro. / KAMARERO

Hace especial hincapié en su edad. “Tengo 27 años”, dice. Solo 27. Su extenso currículum invita a pensar en alguien un poco más mayor. No resulta extraño si se tiene en cuenta que ya ha dirigido 35 obras. La pandemia ha dañado especialmente al sector. Pero Sergio Mínguez es optimista con el futuro que le espera al teatro. Lo considera una vía de escape. Ahora más que nunca. Cree que la población consume productos audiovisuales de una forma “excesiva”. En la pantalla ven lágrimas que se caen por un píxel. Esto no ocurre cuando los actores están sobre el escenario. El público puede verlos. Olerlos. E introducirse de lleno en sus universos.

El segoviano empezó a hacer teatro en el colegio con 7 años. Cuando pasó al instituto (IES Andrés Laguna), siguió con la que en ese momento solo era una afición. Poco después, confirmó lo que llevaba tiempo pensando: lo acabaría convirtiendo en su profesión. Con 16 años, escribió su primera obra: ‘Rosa roja’. Se dedicó a “buscar dinero” para poder producirla solo. Llamó a la puerta de muchos empresarios. Necesitaba que alguien financiara su sueño.

Con 18 años, empezó a estudiar en el laboratorio de teatro William Layton de Madrid. Allí conoció a “grandes profesores”. Fue compaginando la formación profesional con cursos de escritura dramática. Quería conocer toda la rama: dirección, escritura e interpretación. Más adelante, se diplomó en Dirección de cine y televisión. Mínguez se dio cuenta de que no quería actuar (aunque sigue haciéndolo). Lo que de verdad le hace feliz es dirigir. Y enseñar lo que averigua de este mundo.

Tiene algo más de cien alumnos. Ve cómo algunos, que rozan los 80 años, han descubierto ahora que el teatro es el motor de su felicidad. Hace ocho años que dirige la compañía de teatro del IES ‘Andrés Laguna’. Cuando tomó este cargo, había empezado a estudiar interpretación. “Nunca tuve una vida de universitario”, asegura. Iba y venía a Segovia para impartir clases. Tenía la necesidad de compartir lo que aprendía. Esto le parecía “extraordinario”.

Esto no es todo. Además, cuenta con su propia escuela de interpretación en Madrid, ‘Escuela Marquina’, y con su compañía ‘Ponte a la cola’. Y ofrece cursos en la Biblioteca Pública de Segovia.

Se levanta y se acuesta con el teatro en la cabeza. Es su forma de vida. De hecho, no se cree capaz de hacer otra cosa. Cuando dirige una obra o una película, alcanza una satisfacción plena. Trabaja de lunes a domingo. No lo siente como una obligación: “Estoy como de vacaciones siempre”, bromea.

En 2016, cuando solo se había puesto al frente de obras de teatro y dos cortometrajes, dirigió la película ‘El bosque de la felicidad’. Tuvo la oportunidad de tener bajo sus órdenes a actores de la talla de Terele Pávez, Ángela Molina, Nicolás Coronado o Micky Molina. Pero esa película se quedó “en agua de borrajas”. Pávez falleció en 2017. Y esto marcó un punto de inflexión en la producción. Nunca llegó a vender el largometraje.

Es de los que creen que el teatro “no se va a acabar nunca”. Es único. También “ama” el cine. Está inmerso en la preproducción de la película ‘Sopa de cebolla’. Disfruta. Pero una parte de él “sufre”. Cuando se termina una toma, se acaba. Para siempre. Esto no ocurre en el teatro. Cada día, ve algo nuevo. Va evolucionando. Y matizando. Siente cosas nuevas. Este año estrenará seis obras. “El cine es como un muerto viviente”, sostiene. Y su vocación teatral es incombustible.