Francisco Núñez del Arco.
Francisco Núñez del Arco.

— Algunos hablan de una corriente de rebelión hispana o de revisionismo hispano ¿Qué opina de esta tendencia?
—Me gusta la palabra rebelión, la encuentro adecuada. Rebelión contra la Leyenda Negra, rebelión contra siglos de mentiras, rebelión contra el auto-odio. El término revisionismo puede ser controvertido, dependiendo de quién lo utilice y con qué fines, aunque de por sí reivindicar la realidad de nuestro pasado ya es un hecho controvertido y combatido. Tras dos siglos de la constitución de los nuevos estados en la América Española tras la implosión y el desmantelamiento de los restos de la Monarquía Universal Católica, de la Monarquía Española, muchas conciencias se han estremecido al constatar la historia estancada de nuestros pueblos desde entonces, todo lo supuestamente buscado por los separatistas debía haber tenido realización en el continente hace mucho, sin embargo aquí estamos como hace dos siglos después de las guerras fratricidas impuestas por los criollos traidores al servicio de Gran Bretaña, aislados, quebrados, enemistados con nuestros hermanos con fronteras e identidades artificiales, endeudados ad infinitum y sometidos a nuestros enemigos, empantanados como desde hace dos siglos. En 1809 Hispanoamérica estaba unida, próspera y en paz, por siglos junto a los reinos españoles europeos habíamos sido la primera potencia mundial, derrotando y humillando a nuestros mayores enemigos, los ingleses, en nuestro propio suelo en tantas y tan gloriosas ocasiones cuando habían querido invadirnos, desde Puerto Rico a Nicaragua, pasando por Cartagena de Indias hasta llegar al Río de la Plata; en 1825 Latinoamérica estaba destrozada, dividida, empobrecida, sometida y postrada ante Inglaterra y en guerra para siempre, en algunos lugares como Colombia la guerra no se acaba de terminar hasta hoy. Sin duda alguna esto ha provocado que muchos miren al pasado, ha puesto a pensar a muchos sobre la verdad de nuestra historia, buscando las causas del desastre actual, buscando las respuestas, finalmente muchos las vamos encontrando.

—¿Cómo es recibida esta corriente en Ecuador?
—Hace una década éramos cuatro gatos locos investigando y divulgando nuestra verdad histórica, hoy no somos millones, pero tampoco cuatro pelagatos. La rebelión y el revisionismo hispano se ha vuelto objeto de debate público y tópico de controversia académica en Ecuador, lo que significa que la relevancia va siendo cada vez mayor en la vida social del país. En las facultades de muchas universidades nos temen porque rompemos con hechos el relato oficial que sostiene los mitos fundacionales de la creación de la república, que achaca todos los males a España y borra tres siglos de historia conjunta para a su vez atribuirse todos los bienes a su labor, muchísimas de estos de la época española, labor que ha sido nula en tantos aspectos de la vida de la nación ecuatoriana. La corriente es recibida con sorpresa y entusiasmo por la mayoría de quiénes se adentran en ella con sincera curiosidad y profundo interés de entender lo que somos, pero también con violento rechazo por los que, producto de dos siglos de adoctrinamiento y falsificación histórica se toman como verdad las historietas y las leyendas patrioteras. La gente común, el ecuatoriano de a pie, que busca entender nuestra historia es la que de mejor forma recibe esta información; por el contrario, los ideologizados y quienes medran del victimismo y el cuento en las instituciones educativas -mejor llamarlas de adoctrinamiento-, en las fundaciones y organismos con intereses internacionales de nuestros enemigos, en las instituciones estatales que buscan sostener a rajatabla la mitografía republicana oficial y entre varios representantes de la oligarquía académica que defienden los intereses de las oligarquías socio-económicas y políticas, la investigación documentada y objetiva de nuestro pasado es vista con profundo rechazo y con temor. Es un camino muy duro de recorrer, una batalla contra gigantes, pues la mentira oficial garantiza la existencia de la explotación de las oligarquías locales y extranjeras de nuestro territorio desde hace dos siglos… Pero finalmente es una lucha contra gigantes de pies de barro que caerán más pronto de tarde porque no cuentan con la verdad en su haber ni entre sus recursos. Yo tengo una muerte civil en Ecuador. Además recibo amenazas de muerte cada tanto de grupos extremista de izquierda, de hecho intentaron matarme ya en una ocasión, durante las manifestaciones y disturbios que azotaron el país de forma violentísima en octubre de 2019, lo curioso es que otra organización, en este caso indigenista o seudo indigenista como la llamo yo, me salvó en esas raras circunstancias de la vida. Nunca he temido, vivo sin miedo. Sin embargo, hace poco han comenzado a amenazar a mi familia y esto ya es objeto de otro tipo de preocupación.

—¿Y en otros países de Iberoamérica?
—En otros países de Hispanoamérica yo veo que la rebelión hispana está siendo recibida con esperanza por muchos. Estamos hablando que tenemos una comunidad virtual de un par de centenares de miles de hispanoamericanos envueltos en el hispanismo y esto tan sólo con un trabajo de base de pocos años, espontáneo y auto-sustendado entre los mismos hispanoamericanos y españoles conscientes de su hispanidad. Sin duda es la base para una masa crítica que pueda cambiar nuestra realidad, se calcula científicamente que tan sólo el 3% de la población de un determinado territorio es la necesaria para una revolución, para un cambio en el sentido de transformación profunda, no de subversión. Yo creo que llegaremos en la próxima década a ese porcentaje -estamos hablando de un continente con 600 millones se hispanos, incluyendo los brasileños que también lo son, el 3% es 18 millones de personas- y con eso podremos hacer grandes cosas. El hombre primero torna sus emociones antes que sus pensamientos, cuando llegamos al corazón de los hispanos en el mundo es porque el cambio está pasando ya, está asegurado y eso estamos haciendo, tocando su fibra íntima y llegando al corazón de ya centenares de miles de hispanoamericanos.

—¿Qué historia se estudia en Ecuador en las escuelas públicas?
—No se estudia historia, se estudia cuento e historieta. Se estudia Leyenda Negra sazonada con la mitografía local. Se estudia mitología e ideología antes que historia. Palabras como conquista, colonia, explotación, dominación, independencia, libertad, democracia o soberanía, están preñadas de una carga emotiva e ideológica que lejos de hacerlas asépticas, trasplantas al imaginario colectivo del ciudadano ecuatoriano un acervo mental a modo de inconsciente colectivo capaz de conceder veracidad a ciertos hechos, prejuzgando ideas y dando por sentadas meras suposiciones. La historiografía oficial, afecta al régimen republicano, ha tomado siempre especial consideración en llevar al extremo de la propaganda el período español a fin de apropiarse de la legitimidad moral que fundamenta su pirámide de poder, para imponer verticalmente y sin cuestionamiento la fabulación mitológica, no la ciencia histórica. Prefieren un conocimiento viciado de leyendas negras muy conveniente para sus fines a uno constituido de hechos.
La antes mencionada oligarquía académica, dueña o usufructuaria de escuelas, colegios, universidades e instituciones educativas y culturales, públicas y privadas, es quien impone su visión unilateral, totalitaria y dogmática de los hechos históricos a diestra y siniestra. En el Ecuador no hay ciencia histórica, hay fanatismo y dogmatismo plasmado en el papel. Para que haya ciencia y análisis científico de la historia, como de cualquier otra ciencia, se requiere como premisa básica dudar, el que no duda no hace ciencia, el que repite lo que todos piensan, no piensa. Un distanciamiento de cada una de las interpretaciones desarrolladas hasta el momento y hasta el hartazgo en el medio es el primer paso para hacer y desarrollar ciencia histórica. Lo demás es literalmente cuento e historieta.

—¿Son los movimientos indigenistas importantes en Ecuador? ¿Es relevante su peso político?
—Son una importante fuerza social y política. Poseen un peso definitivo en la vida política del país, sobre todo a partir de su acción en las calles para conseguir sus reclamos, electoralmente se han ubicado como una de las principales fuerzas en el parlamento y en su momento hasta formaron un gobierno de coalición, es imposible no contar con ellos actualmente en la vida política del país. Aunque no son realmente indigenistas, son seudo indigenistas porque defienden la fábula republicana que contraría su propia existencia, puesto que no ha existido mayor enemigo de los indígenas de América que las repúblicas latinoamericanas. El auténtico indigenismo es hispanista. Actualmente el indigenismo político de corriente marxista se reúne en torno a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y a su brazo electoral, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik. Por cierto, fue la guardia armada de la CONAIE la que me salvó la vida en 2019. A nivel académico las universidades públicas y privadas están plagadas de seudo indigenismo dentro de esta corriente universal del mundo occidental llamada identitarismo, aunque también en estricto sentido es un falso identitarismo porque reivindica inventos contemporáneos sobre los pueblos prehispánicos sobre la base y auspicios franceses, ingleses y estadounidenses. También reciben apoyo y financiamiento de los gobiernos de izquierda de la región, especialmente de Venezuela.

—Es Vd. autor de un libro muy celebrado “Quito fue España” ¿Cuáles son sus principales tesis?
—La historiografía oficial y tradicional ha dado por sentado a la así llamada independencia como la lucha de los criollos liberales en contra de la retrógrada dominación española, en realidad se trató de un proceso sumamente complejo en el que los criollos estaban divididos en realistas, autonomistas e independentistas y que en su absoluta mayoría, como el resto de la población del Reino de Quito y de todos los demás reinos españoles de América, estaban completamente opuestos a la disgregación de la Monarquía Española y a la separación con los demás reinos y provincias en América, Europa y Asia. Es decir, la tesis fundamental de mi libro es demostrar como la población local de Quito -no solamente la ciudad, sino todo el territorio del reino homónimo- fue realista y defendió la unidad del Imperio en América.
Miles de anónimos, dieron su vida, su honra y sus bienes, todo para mantener la unidad del Imperio bajo la Monarquía Española en estos territorios, en contra de la secesión de las Españas y las Indias castellanas. Algunas voces, las de los separatistas, se elevaron para gritar «libertad»; muchísimas otras tantas se alzaron a favor de la unidad de los reinos y a favor del Rey. Mujeres, hombres, libres, esclavos, militares y religiosos que sacrificaron sus vidas, sus posesiones, todo por una causa que creían justa: el principio trascendente de la fidelidad, el ideal de unidad y de Patria amparados por el principio superior de la Monarquía, que se constela y surge incontenible por detonantes individuales y sociales.
Dedico mi estudio al análisis, a la muestra y develación del realismo criollo en su vertiente histórica del período de la «Independencia» entre 1809-1822 y aún 1823-26 e incluso más tarde en el tiempo, en los grupos realistas, y en la influencia que tuvieron sobre el pensamiento y el accionar político en estos reinos y provincias después de concretada la secesión de las Españas peninsulares, comprendiendo el contexto histórico del lugar y el momento que vivieron.

Francisco Núñez del Arco: “Una mayor vinculación de Hispanoamérica con España supondría solidez y fuerza internacional”

—¿Qué facciones en Ecuador fueron leales a la Corona?
—La casi totalidad de la población de lo que ahora es Ecuador fue leal a la Corona.

—¿Quiénes fueron los libertadores?
—Fueron traidores y vendidos.

—¿A qué intereses servían?
—A los del mundo anglosajón, del cual se sentían parte sin serlo, odiándose a sí mismos.

—¿Qué puede recuperar Ecuador de su pasado virreinal que le resulte útil hoy en día?
—Muchísimas cosas, comenzando con su constitución histórica basada en la libertad política colectiva de la cual adolecemos mucho hoy en día y sin la que la prosperidad generalizada no es posible. Además contamos con un patrimonio histórico y cultural del pasado español completamente desaprovechado que podría generar una auténtica industria del conocimiento y turística con millones de ingresos y miles de oportunidades para las familias ecuatorianas.

—Quito y Cuenca no son ciudades con olas de turistas, pero son extraordinariamente bellas ¿Por qué no son más conocidas?
—No son conocidas por el completo descuido y la desidia de las autoridades locales y nacionales que son ciegas ante nuestra propia grandeza, producto del complejo y la ignorancia de tantas generaciones. No las promocionan internacionalmente porque son inconscientes del tesoro vivo que mantenemos en Quito y Cuenca, como dijo un amigo post doctorando de Harvard: El primer mundo de su época. También hay una enorme responsabilidad en la empresas monopólicas del turismo local que no quieren masificar ni diversificar este sector de la economía porque le temen a la competencia, quieren todo para ellos y nada para los demás. Prefieren vivir en medio de la miseria humana con su nicho de mercado a ver revivir una ciudad patrimonial vibrante y abierta al mundo, recuperada en su tejido social.

—¿Qué destacaría de ellas?
—El conjunto de su monumentalidad, por algo a Quito se la ha llamado España en los Andes. Imaginémonos reproducir una ciudad española a tres mil metros de altura y a nueve mil kilómetros de la España peninsular, ¡hace cincos siglos!

—¿Cuál es el momento político actual de Ecuador?
—De completa inestabilidad social, política y económica. Un presente y todavía más un futuro incierto, con una clase política completamente rapaz, irresponsable y directamente delincuencial; entregada hace mucho al saqueo y a la narcopolítica. Como no saben qué son ni de dónde vienen, tampoco saben lo que hacen ni a dónde van.

—¿Qué mejoras obtendría Ecuador de una mayor vinculación entre los países de Hispanoamérica y con España?
—Solidez y fuerza conjunta en el concierto internacional y ante los desafíos del futuro en un mundo cada vez más convulsionado, para comenzar. Un mayor desarrollo sería la primera consecuencia de una mayor vinculación y de una integración entre los países de Hispanoamérica y España. Imaginemos un mercado común y unas fuerzas armadas hispanas comunes, las ventajas que eso traería a todos, comenzando con el autorespeto.

—¿Qué plataformas, asociaciones, medios y prensa utiliza para divulgar sus ideas?
—Utilizo las redes sociales. Asociaciones no pertenezco a ninguna, pero acepto las invitaciones que me hacen para participar con ellas en ocasiones. Medios y prensa nada, sólo cuando me entrevistan como ahora. Hace unos años teníamos un proyecto metapolítico llamado El Otro Ecuador y un canal de YouTube vinculado a donde subíamos contenido periódicamente, lamentablemente la pandemia desarticuló todo.

—¿Qué está investigando o escribiendo ahora?
—Estoy escribiendo mi próximo libro: El Tercer Imperio: Ocaso de las repúblicas y surgimiento de un nuevo orden imperial hispánico en Las Américas.

—¿Qué consejo daría a las nuevas generaciones de historiadores en Ecuador?
—La gente de un medio tan básico como el nuestro se ha contentado con la ausencia de la necesidad de pensar, evitando el problema de comparar y de analizar. Po lo que les aconsejo que no duden en dudar y pensar por sí mismos. Todos los colapsos son imposibles, hasta que se vuelven inevitables.