Gloria Molina Vencejos Entrevista KAM3209
Gloria Molina con un vencejo a tamaño real de cartulina y, tras ella, el Acueducto, hogar de muchos de ellos. / KAMARERO

Aunque la profesión que le da de comer sea la comunicación corporativa y divulgación medioambiental, lo que le llena de vida son los vencejos. En los dos últimos veranos ha rescatado más de una veintena y es habitual que los segovianos acudan a ella en busca de ayuda cuando encuentran un vencejo en el suelo. De hecho, en este preciso instante, se encarga del cuidado de un polluelo caído.

Gloria Molina nació en Madrid y vivió durante veinte años en León, hasta que finalmente se trasladó a Segovia, lugar en el que reside desde hace casi 10 años. “No llegué a la ciudad por los vencejos, pero sí me han llevado a muchos sitios y me han hecho conocer a muchas personas”, afirma Molina, que es licenciada en Ciencias Ambientales, zoóloga y monitora ambiental.

Su primer contacto con esta especie de aves tuvo lugar cuando era una niña. “Desde siempre he tenido en casa perros, gatos, patos y pájaros”, detalla. Sus padres eran escritores y poetas, por lo que su pasión no era heredada, pero sí inherente a ella. “Siempre he tenido una conexión especial con los animales”, sostiene.

Sin embargo, con los vencejos fue un “flechazo a primera vista”, según indica. “Son una criatura como ninguna”, añade. Es un ave que se ve, pero nunca se posa y no se puede tocar. Así, la zoóloga recuerda que si vemos un vencejo en el suelo no hay que lanzarlo, sino alzarlo en nuestras manos. “Si no vuela es porque algo le pasa”, expone. Además, cuanto más estudiaba sobre ellos, más se daba cuenta de que era una especie totalmente desconocida, por eso es necesario protegerla.

El sonido de los vencejos que vuelan en carrusel se ha convertido en la banda sonora de las tardes de verano a los pies del Acueducto, pero también en los pueblos más pequeños de la provincia. Por ello, Molina aspira a la convivencia de la fauna urbana con el patrimonio monumental. “Hay una obsesión por tapar agujeros y mechinales, causa por la que muchas veces los vencejos no terminan su ciclo reproductor”, lamenta. Una lucha que también se extiende en defensa de los aviones comunes y golondrinas, “los insecticidas más potentes, traen consigo más beneficios que molestias”, establece.

El trabajo de Molina ha llevado los vencejos comunes segovianos a muchos lugares. Se encargó de organizar un maratón en línea de once horas para hablar con expertos y conocedores de estos pájaros. A esto se suma que Segovia se haya convertido en la primera ciudad de la Península Ibérica en acoger el VI Congreso Internacional de Vencejos.