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En los últimos años, Robledano se ha centrado en las aves y rapaces mientras interactúan con su entorno. / E.A.

“Buf”, dice emocionado. No titubea en la respuesta. Significa mucho en su vida. Y ahora lo ha vuelto a confirmar. Hace unos días, su perra se rompió una uña. Esto le obliga a estar las 24 horas pendiente de ella. Por eso sumergirse en la naturaleza es, más que nunca, una “absoluta liberación”. Desconecta por completo. Se centra en lo que hace. Y en disfrutar con los animales. A ellos los captura con su cámara. Juan Antonio Robledano (Madrid, 1988) es fotógrafo profesional de fauna ibérica. De ahí la seña de identidad de sus imágenes: sus protagonistas son libres y salvajes. Esto le lleva a emplear una importante cantidad de tiempo a solas en la naturaleza para poder captar cada detalle.

Tiene especial interés por la observación y preservación de las diferentes especies en su hábitat natural. Para ello recorre algunos de los pueblos de la provincia de Segovia. En los últimos años se ha centrado en las aves, rapaces y otros animales mientras interactúan con su entorno. “Por cercanía”, se quedaría con el milano real. Pero le “encantaría” fotografiar al lobo ibérico o al oso pardo. Aunque reconoce que “son difíciles de observar”, espera tener algún día la oportunidad de descubrirlos.

Esta ha sido siempre su mayor afición. Cuando era pequeño, le gustaba pasear por el campo con su abuela y su familia. Esto hizo “mella” en él. Tal es así, que cuando le llegó el momento de decidir qué camino debía tomar su vida, no lo dudó: estudió fotografía. Se especializó en animales. Es esto lo que le hace alcanzar la cúspide de su felicidad. Y lo que le impulsó a dar un giro de 180 grados a su vida. Es de Madrid. Pero desde que era apenas un niño, veraneaba en Palazuelos de Eresma. Tanto le gustaba su pueblo, que hace un tiempo se fue a vivir allí. En este municipio tiene un “abanico gigante de posibilidades” para hacer lo que le gusta: fotografiar a la fauna. Para ello insiste en la importancia de tener paciencia: “Hay días que te das un paseo y no ves nada”, relata. Y conocer la biología de los animales.

Todavía conserva la primera cámara que pudo comprarse con 20 años: con sus primeros ahorros. Robledano obtuvo el título de técnico de imagen. A partir de ahí, ha experimentado un “continuo crecimiento”. Para ello ha tenido que trabajar “donde sea”: hostelería, supermercados, fábricas… Solo así puede financiarse un “buen equipo”. Su único objetivo es ganarse la vida con esta profesión. Por el momento, no ha sido así: ahora está desempleado. Pero pedirá una beca de artes gráficas para hacer un fotolibro de la fauna de Castilla y León.

Tiene muchas motivaciones para llevar a cabo esta labor. La principal es transmitir la importancia de preservar el medio ambiente y las especies que lo habitan. En ocasiones, se encuentra “auténticas barbaridades”: el campo convertido en basurero. “Todas las especies necesitan un ecosistema sano y es nuestra labor no perjudicarlo”, sostiene.

El pasado año, la Casa Joven de Segovia y Palazuelos acogieron su exposición ‘Libres y Salvajes’. Ahora quiere llevarla a otros municipios segovianos. “Fue una experiencia súper bonita”, declara. Sueña con repetirla. De momento, no parará hasta alcanzar la que es su mayor meta: poder trabajar en aquello para lo que se ha formado. Y no dejar nunca de apretar el disparador de su cámara.