
Tenía en el retrovisor una Puerta Grande de outlet. Eso quería decir que el listón iba a estar bajo o que ahora le iban exigir de verdad. Encima el día de antes Román y Francisco José Espada pusieron en valor la Feria de San Isidro. En realidad tuvo a Roca Rey en el mismo cartel. Y ahí la desidia de un sector de Las Ventas tenía un sumidero. Sin embargo, varas de medir a un lado, Emilio de Justo se desquitó del filtro de las críticas a golpe de entrega. Hablando en la plaza. Toreando. Firmó este jueves una obra completa, pese a que en esta ocasión solo la espada le privó de un merecido premio. Una faena que vale más que una Puerta Grande.
El ‘sold out’ se colocó en taquilla en gran parte por la presencia del peruano, que realizó una importante actuación, un tanto sobrecargada de pases, pero que chocó con la forma de entender del ‘Tendido 7’. Hubo miradas al graderío incluso y la tensión al final fue mala espada. Reclamo también fue José María Manzanares, que concluyó su paso por San Isidro con una notoria faena pero sin alardes.
En cuanto a los toros, el festejo se convirtió en una corrida de ‘diferentes ganaderías’. Una escalera. Estaban anunciados dos hierros, El Puerto de San Lorenzo, entre los que destacó el bravo tercero, y La Ventana del Puerto, con el encastado tercero; a los que se incorporó un ejemplar de Valdefresno y tuvo que salir como sobrero otro de Vellosino. Cuatro divisas en la primera vez en 14 tardes en la que tomaron parte Florencio Fernández ‘Florito’ y sus bueyes.

FAENA COMPLETA DE DE JUSTO
El primero de la divisa de Puerto de San Lorenzo resultó flojo y tuvo que ser devuelto. Salió en su lugar un manso de manifiesto de Vellosino, que no se empleó en el peto del picador. El cinqueño castaño huía. No tuvo maldad. No quería pelea. Cuando embistió, lo hizo con buenas maneras gracias al empeño de De Justo. Firme estuvo el extremeño técnicamente, en un trasteo sin interés. Se alargó demasiado y no había caído el toro cuando se hicieron las 20.00 horas. Una hora de festejo.
De Justo sorteó esta véz sí uno de El Puerto, un toro armónico que humilló con ritmo y clase. Empujó en el caballo y fue a más. Enrazado, ofreció un juego extraordinario. De Justo se entregó con él y logró tres tandas de derechazos de altas cotas. Aun así la faltó algo más de ajuste. Lo mejor, los elegantes pases de pecho con los que cerraba las series ante un toro bravo. Algo más áspero fue por el izquierdo. Anduvo inteligente el extremeño, dandole tiempo, para después cerrar la obra otra vez por derecho donde hubo emoción. Pinchó y se dio con el muro de Madrid, pero dejó una faena más completa que la de hace una semana cuando salió por la Puerta Grande.

CHOCAR CONTRA MADRID
El tercero de la tarde, de La Ventana, llegó justo de trapío. Sin embargo, fue bravo en varas y tuvo prontitud en los cites. Repetidor, con celo y avidez. Tuvo viveza fruto de la casta que llevaba innata. Un toro importante con el que Roca Rey estuvo muy metido. Había que llevarlo toreado y ligó tandas de mérito. Seguramente le impuso más la exigencia del público que la del astado y la inercia venteña de cierto sector influyó. Arrastraba una losa de presión. La faena al final coleccionó muchos pases. En una app de contar pases estaría entre los primeros del ranking. Estuvo firme y decidido, aunque por momentos embarullado. La confrontación estaba servida. Roca Rey desafió las protestas con encorsetadas bernadinas en las que entregó su pecho al astado. Como si tuviera un chaleco antibalas. “¿Ahora qué?”, indicaba su mirada a los tendidos. El ardor peruano se estrelló a espadas.
Otro de La Ventana le tocó al peruano. Fue un ejemplar bajo y con cuello, manejable, pero Roca Rey tuvo todo a la contra. Viento, pitidos y palmas. La ira, de frente; el resultado, silencio. Y en este caso para pensar: todos.

PASAJES DE MANZANARES
El primero, el del hierro de Valdefresno, tuvo calidad desde el inicio capotero, donde Manzanares dejó un buen recibo a base de verónicas, pero anduvo justo de fuerzas. Tras el tercio de varas, que se empleó en cierta medida, quedó algo mermado en banderillas; lo que suscitó el desagrado de parte del público. La exigencia, a medida. Perdía las manos, pero aun así prometía condicia. Lo sujetó el torero, dando espacio y tiempo, y dejó notables pasajes para rematar de una gran estocada.
Tenía cuajo el segundo de La Ventana, aunque pronto evidenció su escasa fuerza. Parece que se desgató en el segundo puyazo. Parado. Embistió cansado. Un jueves en una semana larga de trabajo. Descastado. Nulas opciones para Manzanares, pese a las ganas que puso. Terminó su paso por San Isidro.
Ficha
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). 14º festejo de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’. Toros de Valdefresno (1º), justo de fuerza pero con clase; El Puerto de San Lorenzo (2º y 5º), bravo y con clase; Vellosino (2º bis), manso; y La Ventana del Puerto (3º, 4º y 6º), destacó el encastado tercero.
José María Manzanares, ovación y silencio.
Emilio de Justo, silencio y ovación (un aviso).
Andrés Roca Rey, palmas (un aviso) y silencio.
Recogió una ovación Rachid Ouramdane ‘Morenito de Arles’ tras parear al quinto.