
Es ama de casa. Ha criado a cinco hijos. Durante toda su vida, se ha dedicado a las tareas del hogar. Es una de esas mujeres que parecen realizar un trabajo invisible. Esta labor no le daba de comer. Necesitaba un trabajo remunerado. A María Dolores Rodríguez no le quedaba más opción que desempeñar empleos precarios si quería un ingreso a final de mes. Pese a ello, no cotizó los años necesarios como para tener una pensión, tan solo recibe una prestación compensatoria que le ha quedado tras su divorcio: “De 300 euracos”, ironiza. Con este dinero no tiene para vivir. Sobrevive gracias a la ayuda de uno de sus hijos. Como portavoz de la plataforma en defensa del sistema público de pensiones de Segovia desde hace dos años, reivindica el derecho a una pensión digna.
Limpiaba tiendas, casas, cocinas… “Trabajé en lo que pude”, afirma. El esfuerzo que ha hecho a lo largo de su vida no lo ve recompensado. Lo cierto es que sí cree haber aportado a la sociedad. “Por dedicarte a ahorrarle un dinero al Estado cuidando a los mayores y a los niños, no tienes compensación”, lamenta. Cuando cumpla 65 años, su pensión alcanzará los 390 euros.
Para la segoviana “es una gran responsabilidad” ser la portavoz de la plataforma. Reconoce la “sobrecarga” de trabajo que esto supone. Cada 16 de octubre realizan una movilización en defensa del sistema público de pensiones. Trabajan todos los días. Se les ve en la calle una vez a la semana. Y por redes sociales, lo que les ha obligado a adentrarse en un mundo hasta ahora desconocido para ellos. “No lo dominamos, pero hay que trabajar”, sostiene. No tiene ninguna duda: el trabajo es la única vía para conseguir sus objetivos.
No le gusta centralizar en ella la función de la plataforma. Está orgullosa de la labor de sus compañeros. Siempre están organizando nuevas campañas y “luchando”. Esto último nunca dejan de hacerlo. Ahora han cambiado de estrategia: ya no hacen asambleas “de corte político”, se reúnen en una cafetería para debatir los asuntos que les preocupan.
Los pensionistas han pasado a un segundo plano. “Esta generación lleva toda la vida combatiendo”, manifiesta. Por el contrario, piensa que los jóvenes no hacen lo propio. “Si cuando nosotros éramos jóvenes, nuestros mayores hubieran hecho la mínima parte de lo que hacemos ahora, habríamos parado el país”, declara. Ahora no lo paran. Pero tratan de hacer su lucha más visible que nunca.