La temporada veraniega de este año, 2021, ha sido un paso que parece estar acercando la normalidad a la vida de los segovianos. La piscina municipal de Segovia capital ha vuelto a abrir durante un periodo de dos meses y medio, 15 días más que el año pasado. Aun así, y a pesar de que no hay datos exactos de la gente que ha estado yendo, se calcula que han podido reducirse las visitas.
Sin embargo, este año, el protagonista de este bajo número de asistentes no ha sido el Covid-19, sino que se ha tratado de la situación climatológica que ha vivido la provincia en estos meses sumado a otras incidencias como los problemas en las duchas de la piscina. Además la gente este año ha podido salir de vacaciones, cosa que según los encargados de la piscina han notado a la hora de la compra de bonos y entradas. Las instalaciones con las que cuenta son unos vestuarios en la entrada, junto a las taquillas, una cafetería y una caseta de lectura donde la gente está acostumbra a coger el periódico prestado o coger libros.
La piscina es la única municipal con la que cuenta la ciudad, lo que hace que por proximidad haya contado a lo largo de los años con una gran afluencia de gente.
Al ser municipal, el responsable es el Ayuntamiento en cuanto a averías como la de los pediluvios este pasado julio. Sin embargo, la piscina y su mantenimiento diario lo lleva un responsable aparte.
A pesar de que el virus está remitiendo y cada día se ve más cerca el final de esta pandemia, es necesario todavía cumplir con las medidas estipuladas por sanidad. Es por ello que en la piscina siguen manteniéndose los carteles que obligan a los bañistas a, por ejemplo, llevar la mascarilla al levantarse.
Las instalaciones con las que cuenta son unos vestuarios, una cafetería y una Caseta de Lectura
Sin embargo, es verdad que el ambiente en el interior del recinto es diferente al que se respiraba en el año anterior. Tal vez, debido a que la gente pierde miedo y las medidas ya no son tan fuertes, la atmósfera que se respira es más parecidas a los años prepandemia, aunque hay medidas que han desaparecido del año pasado y que muchos de los clientes de la piscina echan en falta, como la creación de parcelas para cada grupo de bañistas.
En las taquillas no solo se indican las medidas covid, sino que también hay otras que deben cumplirse y que se han mantenido durante todos los años de la piscina y que suponen muchos malos entendidos entre bañistas y responsables.
Ramsés Gil, encargado del Ayuntamiento y responsable de la piscina, ha calificado esta temporada como “rara”, pero haciendo siempre referencia a problemas ajenos al virus, como las tormentas que han hecho que haya días que la piscina ha tenido que cerrar. A pesar de ello, destaca que las quejas llegadas al Ayuntamiento han sido puntuales y asegura que todas las medidas covid se cumplen en el recinto.
Los bañistas habituales en la piscina, por su parte, disciernen en opiniones con los responsables de ella. Yoli, Eli y Cati son de la ciudad y llevan toda la vida en la piscina. Todos los años compran el bono de verano: “Cada año la piscina está peor, el césped parece que estamos pisando paja, está todo lleno de calvas. Ahí siempre está atascado, ahora lo han arreglado a ver lo que dura”. Se refieren al foso de las duchas a la entrada a la piscina que después de las quejas de los bañistas ya se han arreglado.
“No se hace ninguna mejora, las sombrillas son las mismas que las de hace diez años. Para lo que pagamos las instalaciones cada vez están peor. Venimos porque no hay más piscinas en Segovia; si no vendríamos. Nosotras llevamos viniendo toda la vida, antes era una piscina que daba gusto. Quitaron los árboles del fondo y no los han replantado. Faltan papeleras porque las han quitado. Hay veces que nos tenemos que llevar la basura a casa”.
Pero el enfado no es solo con el mantenimiento de las instalaciones, también con las medidas covid y recuerdan que las parcelas eran una buena idea que evitaban contagios. “Este año viene bastante menos gente pero las medidas covid son nulas. El año pasado teníamos unas parcelas y nadie salía este año mira”, explican mientras señalan a la piscina.
Ambas coinciden en que hace años el mantenimiento era diferente aunque también se ponen de acuerdo en buscar responsabilidades: “Es dejadez absoluta del Ayuntamiento. Una persona que explota esto un año lo que no puede es hacer una gran inversión. Igual que cuidan todo el año por ejemplo la Alameda de la Fuencisla o El Parral podrían cuidar esto. Lo que pasa es que no es rentable. ¿Cómo va a ser rentable si cada vez está peor?”.
No cambia el discurso otra familia al otro lado de la piscina. La voz cantante del grupo no quiere revelar su nombre por miedo a represalias, pero no esconde su enfado: “El precio desorbitado por las instalaciones, el otro día las duchas todas bloqueadas por las obras, pero se bloquean siempre. Les han pedido miles de veces una zona de minusválidos para poder cruzar las duchas, vienen hacen que lo miran pero no hacen nada”.
“Las líneas de las parcelas las pintaron, se borraron y seguimos esperando que las pinten”
En cuanto a las medidas covid otra vez se escucha el mismo discurso: “Las líneas de las parcelas las pintaron, se borraron y seguimos esperando que las pinten. Los socorristas no llevan la mascarilla ni en el brazo. ¿Cómo le van a decir a los demás que se la pongan? Además se bajan ahí a fumar cuando no se puede fumar en todo el recinto. Solo está el baño de mujeres. No hay más baños pero luego no hay duchas, no tiene sentido”.
“Solamente dos socorristas para estas piscinas. Y sobre todo las normas son para todos. Para las personas más conflictivas, vamos a llamarlo por no decir la nacionalidad, no existen las normas. Como les tienen miedo les dejan bañarse vestidos, tirarse como quieren correr sin mascarilla y los que no damos problemas pues tenemos que aguantar con esto”, reconoce el miembro familiar cada vez más enfadado.
La falta de cuidados en el césped es la tónica general entre la opinión de los bañistas. Otra familia que presume de ser clientes habituales explican que son ellos mismos los que riegan el verde de donde se sientan con un cubo de agua. De la misma forma el discurso es idéntico: “La gente se baña vestida, aquí fuma todo el mundo, se está pagando por un servicio que no nos están dando. Los baños por ejemplo no entiendo que nos tengamos que meter todos en el mismo. Los socorristas son los primeros que no cumplen las normas. No llevan nunca la mascarilla, ni colgada del brazo. Luego llaman a la policía cuando ya no controlan la situación”.
Aunque prima la queja entre las opiniones, también destacan el trabajo del servicio de limpieza o de los encargados del bar y la biblioteca. Andrea Bombón es la encargada del puesto de lectura. Ella destaca que tanto en el puesto como en los talleres infantiles que realiza, siempre se cumplen las medidas sanitarias: “Los jueves y viernes vienen más chicos jóvenes, los demás suelen ser familias. Tenemos medidas covid, gel de manos y mascarilla. Si siempre lo cumplen”.
“Para lo que pagamos las instalaciones cada vez están peor. Venimos porque no hay más piscinas”
Por otro lado, Yurima regenta el bar de las instalaciones. Ella siempre obliga a pedir con la mascarilla puesta: “La mayoría de la gente trae la comida de casa pero también consumen. Exijo a la gente que venga con mascarilla, si vienen sin ella no los atiendo. Este año la gente está más relajada con el tema de las medidas covid, la gente se ha tranquilizado con respecto al año pasado”. Ella está todos los días, por lo que aporta datos aproximados de los visitantes. “Realmente el verano está siendo muy flojo porque el tiempo no ha acompañado. Cuando hace menos de 30 grados la gente ya no viene. El domingo es el día que más gente se acerca, siempre dependiendo de que haga calor”, explica.
Aunque el número de bañistas ha descendido los habituales piden mejores condiciones que esperan pronto se puedan obtener por parte del Ayuntamiento o el Instituto Municipal de Deportes.
La ‘ley’ del mostrador de la piscina municipal
El precio de las entradas es una de las medidas más comentadas en las toallas de la piscina, debido a que, a parte de las quejas que hay sobre el alto dinero que se desembolsa en los tickets de entrada, también hay muchas quejas sobre los descuentos que se pueden aplicar. La realidad es que muchas de esas dudas se pueden aclarar leyendo los carteles colocados en las taquillas, donde se especifican todas las tarifas (izquierda).
En el mostrador, muchos pueden fijarse en los carteles, donde se anuncian las actividades que se ofrecen y, sobre todo, sirven para que los interesados en comprar la entrada puedan conocer las medidas que deben aplicarse en la piscina. Estos carteles cubren las medidas covid, pero también incluyen otras de cara a comportamientos o vestimentas, que según cuenta el taquillero, son las que más les cuesta cumplir a los bañistas.