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Los acusados, ayer, sentados en el banquillo al inicio del juicio. / kamarero

Otros tres de los 19 acusados por delitos contra la salud pública, tenencia ilícita de armas y pertenencia a grupo criminal, admitieron ayer, mediante acuerdo de conformidad, distintas penas de cárcel. Uno de ellos fue condenado por seis años y medio, y otros dos, por tres años y medio de cárcel cada uno. De este modo, suman trece los condenados que admitieron las penas solicitadas por el Ministerio de Fiscal, pues una decena asumieron dicha condena el pasado 28 de noviembre.

Así arrancó ayer en la Audiencia Provincial la vista oral del juicio por la ‘operación Koeman’, que se saldó con 19 detenidos para los que se pedían más de 90 años de cárcel y la expulsión del país para varios de ellos.

El juicio continúa para los otros seis acusados restantes. Tras declarar ayer algunos de los acusados, cuatro agentes de la Guardia Civil y algunos testigos, hoy jueves prosigue la sesión con más pruebas testificales que aportarán los agentes y algunos peritos.

Esta operación que llevó a cabo la Guardia Civil de Segovia arrancó en El Espinar, al detectarse tráfico de drogas a pequeña escala, pero que terminó con la desarticulación de una banda internacional de tráfico de cocaína que introducía los estupefacientes desde Colombia y República Dominicana. La Guardia Civil de Segovia, en colaboración con la Policía de Paraguay llevó al arresto de 16 personas (la mayoría eran hombres colombianos, una brasileña, un italiano y tres españoles), la aprehensión de 95 kilogramos de cocaína, 14 vehículos, varias armas de fuego, joyas y casi 30.000 euros en metálico.

La ‘operació Koeman’ supuso en 2013 la desarticulación de una banda criminal y una de las mayores operaciones de estas características en tierras segovianas y de Castilla y León.
Fue a finales de 2011 cuando los agentes segovianos comenzaron la investigación al detectar menudeo de drogas en El Espinar. Las averiguaciones llevaron hasta la organización internacional que desde América introducía la droga en España por los más diversos métodos para intentar burlar a las autoridades. Habitualmente eran ‘mulas’ —personas con la droga oculta en sus cuerpos— o envíos directos por vía aérea o marítima cruzar el Atlántico con la mercancía ilegal.

Ya en España, tenían su base operativa en Madrid, aunque contaban con ramificaciones en otros puntos de la península, como Valencia, País Vasco, Ciudad Real y Segovia, donde abastecían de cocaína a otros traficantes de menor entidad a los que llegaban utilizando vehículos dotados con dobles fondos e incluso ocultando la droga en los lugares destinados a los airbag.

En Madrid se practicaron la mayoría de las detenciones. De hecho, la gran mayoría de los abogados de los acusados también son madrileños.