Pilar González de Frutos.

Pilar González de Frutos, segoviana, de Navares de Ayuso, presidenta de UNESPA y, desde hace muy pocas fechas, vicepresidenta de CEOE, de nuevo. Comenzó su vida profesional a la vez que se iniciaban los famosos años 80. Desde entonces y hasta ahora, el estudio y el trabajo han sido la tónica general de sus días en unos momentos en los que la presencia de la mujer en el mercado laboral no era frecuente.

Tiene apellido de segoviana, pues el «de Frutos», es todo un símbolo y, aunque reconoce que sus responsabilidades le impiden tener tiempo libre de lunes a viernres, le apasiona su trabajo e insiste en que aún le quedan unos años hasta que piense en la retirada.

Y sobre Segovia, tierra que adora, cree que la situación de un «cierto olvido» viene de que estas pequeñas provincias están fuera de los circuitos en los que se toman las grandes de cisiones…

A punto de finalizar el año del «Me Too», movimiento que se ha convertido en toda una llamada de atención sobre la situación que viven a diario las mujeres en diferentes ámbitos, nos encontramos entre los Empresarios Segovianos en el Exterior, con una mujer que, por segunda vez, asume la vicepresidencia de CEOE tras toda una vida dedicada al mundo de las aseguradoras, y a lo que significan. Pilar González de Frutos, entre una reunión con un ministro y un viaje lejos, muy lejos… Nos cuenta su historia.

— ¿Cuál fue su trayectoria, desde su infancia en Navares de Ayuso, hasta que comienza a pensar en que «hay que volar»?
— Mi madre era la maestra de Navares de Ayuso y yo era la mayor de seis hermanos. Como es una aldea chiquitita, ella fue quien me impartió la Educación Primaria hasta que en el Bachillerato dejé mi casa y me fui a estudiar a Segovia. Estudiaba en el Instituto Mariano Quintanilla y, vivía en la residencia del Emperador Teodósio que, en aquellos años estaba gestionado por la Sección Femenina (cuando te cuento esto, me da la sensación de que hablo de cosas tan antiguas…), hasta que terminé COU.

Tuvimos una pérdida familiar, mi madre se trasladó a Madrid para continuar como profesora y toda la familia nos fuimos con ella. Allí empecé la carrera universitaria de Derecho.

Yo no tenía ni apellido para heredar la cartera de clientes, ni dinero para comenzar a vivir por mis propios medios. Cuando estaba en cuarto curso de carrera, uno de los catedráticos nos ofreció a los alumnos que habíamos sacado una nota decente, la posibilidad de trabajar con él en la cátedra. A mí, la verdad, me encantaba esta materia y este profesor porque fue él quien hizo que me apasionara el Derecho Mercantíl y, como era la primera oferta de trabajo que se me ponía por delante y mi situación personal me llevaba a no rechazarla, dije: «Yo me ofrezco a intentar colaborar » y, efectivamente me puse a estudiar como una loca, saqué una nota inmejorable en Derecho Mercantíl.

Pero, al finalizar el curso, quien era mi director de tesina me dijo que el contrato de colaboradores que tenía pensado para mí, había sido adjudicado a otro departamento y… estaban encantados conmigo pero… me planteó otra posibilidad, me dijo: «Hoy, si yo empezara, la docencia y la investigación serian para mí, actividades complementarias pero en cambio, me buscaría una retribución fija que me diera la posibilidad de vivir». Cuando te dicen esto, es como si te hubiera caído un jarro de agua fría pero él, entonces me mostró unas salidas profesionales y, en concreto, él estaba en ese momento siendo miembro de un tribunal de oposición para un Cuerpo Superior de la Administración, los Inspectores de Seguros.

Cuando la realidad te obliga… terminé quinto, se convocó la oposición, me encerré en casa a estudiar durante un año y, un año después, era inspectora de seguros. La Inspección de Seguros se dedica a controlar el nivel de solvencia de las Compañías de Seguros para atender los compromisos que asumen cuando firman una póliza.

— Los inspectores de seguros, parece que no son excesivamente conocidos…
— Este es un cuerpo poco numeroso, dentro del Ministerio de Economía y, como no tenemos relación con el gran público, a diferencia de lo que ocurre con los inspectores de Hacienda, somos más desconocidos, pero tenemos unas funciones que equivalen a las de los inspectores del Banco de España para los Bancos.

No estuve muchos años, 4 o 5 años solamente, terminé ocupándome de la parte operativa de una entidad pública que cubre los daños por catástrofes que se llama «Consorcio de Compensación de Seguros». Es una compañía pública que cubre solo este tipo de daños como las inundaciones, los terremotos… fenómenos que tienen poca frecuencia pero, producen daños de alta intensidad y, me tocó bregar con algunas catástrofes «gordas». Llegué cuando se estaban indemnizando los daños producidos por la presa de Tous.

En todo esto estuve ocupada hasta el año 1996, cuando llegué a tener la Dirección Operativa de aquella empresa. En aquel año 96 cambió el Gobierno, fue la primera legislatura en la que gobernó Aznar y, quien era director general de Seguros dejó el cargo y el Gobierno me llamó y me pidió que lo sustituyera. Allí estuve otros 6 años, en una época espléndida desde el punto de vista profesional y muy exigente porque estás en el disparadero, eres la responsable de que no fallen las compañías… La primera vez que tuve que ir a comparecer en una comisión parlamentaria, te juro que me impresionó. Lo mismo ocurrió cuando tuve que estar en la antesala del Consejo de Ministros para asistir y aconsejar al ministro del ramo, cuando hay un tema tuyo y este ministro puede necesitar un consejo técnico… La primera vez que entré en el complejo de La Moncloa, te puedes imaginar.

— Es presidenta de UNESPA, organización que defiende los intereses de las entidades aseguradoras desde 1977…
— Sí, desde que dejé la Dirección General. Me reincorporé al Ministerio de Economía, empecé a trabajar y, a los seis meses de estar allí, las compañías de seguros asociadas a UNESPA, deciden que, quieren un presidente profesional, alguien que se dedique a este trabajo y que trabaje para todas. Definen un perfil y, cuando empiezan a buscar, me llaman, yo les encajo y… desde junio de 2003 estoy aquí. Llevo ya 15 años, estoy terminando mi cuarto mandato consecutivo.

— Además, desde hace muy pocos días, es vicepresidenta de la CEOE…
— Voy a la CEOE en representación del sector asegurador. UNESPA es socia fundadora de CEOE al ser un confederación de empresas y siempre ha habido mucha cercanía entre el presidente de UNESPA y los órganos directivos de CEOE. Fui vicepresidenta de CEOE, en una determinada época; después, durante los dos mandatos que ha estado Juan Rosell como presidente de CEOE, he estado presidiendo la Comisión Fiscal. Ahora, el nuevo presidente, Antonio Garamendi, me ha propuesto para una vicepresidencia pero, ya sabes lo que eso significa… aquí (en UNESPA), no te quitan trabajo…

— Y allí le ponen más…
— Sí, el que te pueda generar la vicepresidencia de CEOE. Otro «saquito» adicional a la espalda pero, que solo me produce orgullo porque se nos distinga de esa manera y, hablo en plural porque no se trata tanto de una distinción personal, que también lo agradezco, como del reconocimiento de la tarea de colaboración que el sector asegurador presta de forma permanente a la propia CEOE.

— Desde principios de los años 80, que comenzó su labor profesional, hasta hoy ¿Cómo han cambiado las cosas?
— ¡Uf! ¡Muchísimo! Era un sector con un volumen muy inferior y, en cambio, distribuido entre unas 600 compañías de seguros que había entonces operando en nuestro país. Hoy tenemos solo 200 compañías para un volumen de negocio que es varias veces superior al de entonces.

Todo ese proceso de reestructuración lo he vivido desde dentro: Los cambios tan enormes que se han producido en las formas en las que las compañías gestionan su negocio, cómo se atiende hoy a los clientes, la trascendencia que tiene la función social que el seguro desarrolla… Todos estos aspectos, hace 30 o 40 años, eran completamente diferentes.

— El año que está a punto de finalizar ha sido muy importante para las mujeres, se ha visualizado que estamos ahí. Para una mujer que lleva tantos años luchando en un mundo laboral complicado… ¿Cómo han cambiado las cosas desde que comenzaba hasta hoy?

— Yo tengo una experiencia personal que hace que mi historia no esté marcada por una diferencia de trato. Al haber iniciado mi actividad en el mundo de la administración, que tiene procedimientos de selección muy objetivos, no sentí una diferencia de trato en relación a compañeros míos varones. Para mí, el hecho de ser mujer es muy importante pero, en cambio, creo que nunca lo ha sido para la función que he desempeñado. Dicho esto, es verdad que no era tan frecuente encontrar mujeres, y menos en el sector financiero o asegurador, hace más de treinta años.

La incorporación de la mujer a estas tareas es cada vez mayor. En las últimas promociones de Inspectores de Seguros siempre ha habido mayor número de mujeres, tanto en número de opositores como culminando con éxito la oposición. Nos habrá costado unos años más, bien es cierto que la incorporación de la mujer a la enseñanza superior se produjo con posterioridad a la de los hombres pero, estoy segurísima de que las empresas no se pueden permitir el lujo de prescindir de un volumen de conocimiento y capacidades como el que las mujeres representamos. En la medida en que mi historia personal le pueda servir de ejemplo a alguna de ellas, a mí me haría feliz.

— ¿Cómo se plantea Pilar González el futuro?
— De momento, a mí me apasiona lo que hago, me gusta trabajar y voy a seguir trabajando en el sector de los seguros, ayudando todo lo que pueda desde mi vicepresidencia en CEOE a mejorar el desarrollo económico y social de nuestro país, voy a pelear porque las condiciones sociales y económicas permitan que las empresas continúen generando bienestar, trabajo, empleo y riqueza para este país ¿En qué medida? En la medida que se me pida, donde se me ofrezca la posibilidad de colaborar, allí voy a estar.

Todavía me quedan unos años de vida activa y después, para mí tiene mucha trascendencia mi tiempo libre, la posibilidad de disfrutar de las personas que me rodean y de disfrutar de la vida, que es preciosa.

— ¿Es fácil o no compaginar todo lo que ha contado con su vida personal? Hoy desayuno con ministro…, mañana comida con… el jueves viaje a… Eso, con una vida cotidiana, con salir a tomar una tortitas con nata con las amigas ¿cómo se compagina?
— Es muy difícil. La verdad es que de lunes a jueves, mi vida se limita a trabajo, descanso y, un poquito de ejercicio físico que consigo arrancarle al día. El fin de semana, desde la tarde del viernes, el sábado y el domingo, es cuando puedo dedicarme a mis aficiones, a las cosas que me gustan incluidas mis amigas, a las que me encantará ver como se comen las tortitas porque yo me las tengo prohibidas (risas), tengo que hacer auténticos esfuerzos para mantener un poco de control en el peso.

He tenido una familia cortita, porque no tengo más que un hijo y afortunadamente siempre he conseguido una alta colaboración por parte de mi marido y de mi hijo. Con ellos me ha sido muy fácil hacer compatibles estas cosas pero sí, con un enorme esfuerzo.

— Desde Madrid, cuando das un paso más en tus responsabilidades entrando de nuevo en CEOE ¿Cómo ves Segovia?
— Para mí, pensar en Segovia es como pegarme un pellizco en el alma. Adoro mi tierra, me gusta muchísimo y ejerzo de segoviana siempre que puedo y la veo con mucha capacidad de desarrollo y con la esperanza de que sea capaz de continuar en un nuevo ámbito de mejora para sus ciudadanos, tanto para sus ciudadanos de la capital como de la provincia.

Tenemos un importante reto en este país que tiene que ver con Segovia pero también con otras zonas y provincias, evitar la despoblación. Este reto demanda nuevos compromisos políticos y nuevas áreas de desarrollo. Esas nuevas posibilidades, como el acceso a la información y al teletrabajo, es cada día más generalizado, más rápido y más barato, estoy convencida de que en zonas como Segovia, tendremos muchas más posibilidades en el futuro de las que hemos tenido en el pasado, precisamente porque ya no será necesario estar en un lugar concreto para poder hacer muchas cosas.

— ¿Cree que Segovia no ha llegado donde debía porque ha habido un poco de dejación?
— Probablemente, cuando no estás en el punto de toma de decisión, si no que este se encuentra en otras partes, siempre se produce un cierto olvido y creo que con Segovia, también está pasando eso.

En la medida en que podemos, hay un grupo de segovianos que estamos fuera pero llevamos a Segovia en el alma, somos empresarios y ejecutivos con alguna representatividad en el mundo empresarial y nos hemos unido en la Asociación de Empresarios Segovianos en el Exterior para, en la medida de nuestras posibilidades, poner nuestro granito de arena para que Segovia esté en la mente de aquellos que tienen que tomar decisiones con impacto económico y social. Y, en eso estamos.