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Ramón Tamames Gómez participó en la jornada ‘El valor de ser economista’. / KAMARERO

El economista de extensa carrera política, académica y empresarial, Ramón Tamames Gómez (Madrid, 1933) dio clara muestras, una vez más,  ayer en Segovia de su gran rapidez mental, verbo fluido, magistral capacidad de ofrecer análisis profundos y habilidad para comunicar y captar la atención del público. En su discurso, el reputado intelectual enlaza mensajes de denuncia, datos económicos precisos, reflexiones políticas, referencias históricas y fina ironía como utilizó a la hora de responder a los preguntas de los periodistas sobre el caso Pegasus de espionaje masivo, asegurando que en España el único secreto que hay es la fórmula “del Avecrem, y ya ni eso”.

Ramón Tamames Gómez participó ayer en la jornada ‘El valor de ser economista’ organizada en el Campus María Zambrano de Segovia por el Colegio de Economistas. Ante estudiantes y profesores, ofreció la conferencia con el tolstoiano título ‘Economía, guerra y paz en Europa’ al estilo de los fisiócratas franceses del XVIII que tenían la misión desvelar a la humanidad el sentido oculto de sus luchas. El panorama no es muy alentador: estamos en una situación de estanflación, con una guerra en Europa que no se sabe cómo va a acabar. “Vamos a sufrir, vamos a ser más pobres”, sentenció el profesor Tamames ante un grupo de periodistas. Considera que la invasión de Rusia a Ucrania “es una vergüenza de la humanidad entera”. “Que en el siglo XXI haya una guerra en Europa es intolerable y que las Naciones Unidas no tengan todavía la capacidad de parar una guerra es intolerable”, manifestó ante los micrófonos.

“La inflación es un huésped muy molesto que ha llegado a casa, se ha metido y se va a quedar una temporada”

Ramón Tamames afirmó que el sexto paquete de medidas sancionadoras a Rusia de la Unión Europea “va a aumentar la inflación”, que definió como “un huésped muy molesto que ha llegado a casa, se ha metido y se va a quedar una temporada” y lamentó que “lo que está haciendo la UE son paliativos”. En la misma línea, sostuvo que las medidas del Gobierno de España y de la UE son “calmantes para un dolor muy profundo, que no tienen unas ventajas y ni unas consecuencias portentosas ni mucho menos”.

Calmantes y paliativos

El veterano economista de 88 años remarcó que se está “alimentado la guerra” con la compra de gas y petróleo a Rusia, que son mil millones de euros al día: “Eso es lo que se intenta deshacer actualmente y va a tener un coste de inflación muy fuerte, pero claro, es una decisión política para acabar una guerra que no se ve la manera de acabar”, ha reflexionado. Precisó, además, que la guerra se “está alimentando por las ambas partes”. “El complejo industrial militar está agotando sus stocks; está probando armas nuevas, está subiendo los presupuestos militares; es una vergüenza que esté pasando esto en el mundo”, recriminó el político miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Lo que sí sabemos ya es que construir lo que ya se ha destruido en Ucrania va a costar 600.000 millones de euros “que es la renta nacional de España de seis meses”.

No dudó en calificar lo que está haciendo Rusia como “impresentable e indiscutiblemente negativo”. El problema, resaltó, es que UE  pone “paliativos”, que se centran sencillamente en facilitar los fondos europeos que empezaron con la pandemia y se van a mantener, así como facilitar una bajada de impuestos, “si es posible”, puesto que en el Banco Central Europeo (BCE) se discute y hay partidarios de que “no se bajen los impuestos porque la recaudación es importante para el gasto público”.

Sobre si el BCE va a cerrar el grifo de la barra libre de dinero, su respuesta fue “no puede”. Su máxima responsable, Cristina Lagarde, ya tiene “una especie de retraso consciente sobre el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos”, por lo que cree que Europa tiene una visión “más realista”. Las empresas y muchos más elementos económicos necesitan que el Banco Central Europeo siga garantizando el mercado secundario de la deuda pública para que se pueda seguir emitiendo y para no estar “mucho peor”.

Ramón Tamames se mostró crítico con las decisiones de la UE y también del Gobierno de España. Su descripción es que estamos en una fase de lento crecimiento con problemas derivados todavía de la gran recesión de la pandemia y ahora, desde el 24 de febrero, de la guerra que está incidiendo en la inflación, en el crecimiento y en el estancamiento a medio plazo.

Con este diagnóstico, la previsión es que “2023 será posiblemente peor” porque España seguirá haciendo frente a los efectos de una subida de los combustibles y la crisis energética se habrá agudizado.