
—Consuelo, es Vd, Prof. Titular de Filosofía del Derecho (UCM). Doctora en Derecho (1984) y Diploma de Estudios Avanzados en Historia Moderna (2010). Ambos por la UCM. Subdirectora del Departamento de Derecho Internacional, Eclesiástico y Filosofía del Derecho y coordinadora del área de Filosofía del Derecho en el mencionado Departamento. Ha sido Vicedecana de Alumnos de la Facultad de Derecho (Universidad Complutense de Madrid) desde 2012 hasta 2016. Directora de la Cátedra Casa de Austria del Instituto-CEU de Estudios Históricos y Patrona de la Fundación Universitaria San Pablo. ¿Qué es la filosofía del derecho?
—Es una disciplina que tiene por objeto reflexionar filosóficamente sobre el Derecho. Dicho esto así, y siendo la aproximación más sencilla a la Filosofía del Derecho, no se trata de un objetivo fácil de conseguir, debido a la identificación propia del mundo contemporáneo donde el derecho se entiende como un mero procedimiento formal. Por ello, tal y como yo la entiendo, la Filosofía del Derecho tiene que partir de la visión cualitativa, y no cuantitativa de la propia Filosofía, donde el carácter esencial y universal de la propria dimensión humana constituya el núcleo central de la investigación filosófico-jurídica.
—¿Está determinada por la visión antropológica del hombre?
—Sin esa visión, la Filosofía jurídica carece de sentido. La perspectiva ontológica sobre el Derecho, el ser del Derecho, necesariamente tiene que partir de una dimensión ontológica del individuo.
—¿Tienen interés los alumnos por esta asignatura?
—Teniendo en cuenta que nuestro sistema actual de enseñanza ha optado por prescindir de una visión humanista y, por el contrario, menosprecia los saberes que podrían verdaderamente educar a nuestros jóvenes, resulta muy difícil despertar el interés por aquello de lo que nunca se les ha hablado. Nuestros burócratas de la enseñanza han optado por obviar el legado cultural que constituye la raíz de nuestra civilización y por eso, en ocasiones, se contempla a una generación de estudiantes a los que se les ha negado el conocimiento profundo de nuestra cultura y de una cierta dimensión antropológica.
—¿Existe una particular tradición hispánica de la Filosofía del Derecho?
—Esta pregunta me recuerda a una conferencia que pronuncié hace ya bastante y respecto de la cual me propusieron hablar de lo que había aportado España al mundo: nuestra tradición hispánica, o si se quiere, el legado cultural hispánico, se encuentra ya desde Séneca, los documentos jurídicos medievales y, por supuesto, todo el saber que viene representado por la Escuela de Salamanca y por tantos pensadores que a lo largo de los siglos XVI y XVII debatieron sobre el ser hispánico y esbozaron conceptos político-jurídicos. Aquellos a los que considero mis maestros se caracterizaron por analizar y descubrir lo que de genuino tenía nuestra tradición jurídico-política.
—¿Cuál es el objetivo de la Cátedra Casa de Austria, dentro del Instituto-CEU de Estudios Históricos?
—La Cátedra tiene por objetivo estudiar, en una perspectiva amplia y multidisciplinar, lo que aportó y fue la Monarquía Hispánica en ese espacio geopolítico que fue Europa. Sin entender de dónde venimos es muy difícil, por no decir imposible, comprender lo que es España y lo que puede seguir siendo.
—¿Qué papel juega el conocimiento de la historia en la actual situación de España?
—Lo he dicho en el pregunta precedente: sin conocer nuestra historia, sin saber lo que hemos sido históricamente, los retos -algunos de ellos absolutamente modernos- a los que se enfrentaron los españoles de otros siglos, se asume absurdamente una visión reducida y simplista de lo que fue España, aderezada con un cierto complejo de inferioridad, que les ha hecho pensar a algunos que España era inferior al resto de las naciones que coetáneamente consagraron su unidad nacional o que nuestra historia es algo de lo que no debemos sentirnos orgullosos. Todo ello es producto de una profunda ignorancia: la ignorancia y el deseo de permanecer en ella o de que nuestros jóvenes, por ejemplo, desconozcan lo que fue España tiene un objetivo evidente y que nos lleva al momento crítico en que España se encuentra.
—En su abundante obra, ¿qué temas de investigación le han interesado más?
—Intento compaginar, de alguna forma, el estudio de cuestiones actuales -como el efecto de las medidas sobre el Covid en el Estado de Derecho o el transhumanismo- con cuestiones de calado filosófico-jurídico e histórico. Mis intereses son muy diversos, que es lo propio de las dos materias que me afectan, tanto la Filosofía jurídico-política como la historia.
—¿En cuáles cree que su aportación ha sido más importante?
—Dado que me interesa principalmente una Filosofía política, en Italia mi obra ha sido traducida y codirijo una colección de Filosofía jurídica, que cuenta ya con más de 20 volúmenes y en una editorial prestigiosa como Wolters Kluwer-CEDAM. Obtuve asimismo el VII Premio Elías de Tejada de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, con un trabajo sobre el tacitismo político de los siglos XVI y XVII.
—¿Cómo innovó Carlos V en su visión del gobierno de sus reinos?
—La dimensión global del Imperio con el que Carlos V se encuentra como herencia conlleva un replanteamiento transcurrida una primera etapa de gobierno, en la que todos a su alrededor, desde Erasmo o el cardenal Gattinara, apostaban por una Monarquía Universal, donde el Emperador fuera una especie de “primus inter pares”. No será posible, el cisma luterano, la fragmentación de Europa, la figura de Francisco I de Francia, la ruptura que también se da en Inglaterra hará que Carlos convierta en el centro de Imperio esos reinos que al principio de su llegada a España consideraba inferiores respecto de la herencia de su abuelo Maximiliano de Habsburgo. El erasmismo será utilizado por Carlos como el pensamiento que dará justificación a algunos de sus actos y la administración heredada de los Reyes Católicos, primando la experiencia y la formación en los secretarios, supondrá en cierto sentido una continuidad respecto del gobierno ejercido por los últimos Trastámara.
—¿Existió el absolutismo en España?
—Digamos que de la misma forma que fue monarca absoluto Francisco I en Francia o Enrique IV, en esta misma nación, o como lo es Enrique VIII o Isabel I en Inglaterra. La diferencia fundamental no la constituye el sesgo personal de cada monarca, sino la tradición a la que en nuestro caso la Monarquía Hispánica se siente vinculada.
—¿Está organizando algún próximo Congreso?
—En estos momentos estamos preparando lo que ha de ser el primer Congreso en una nueva línea de investigación de la Cátedra: “Poder en femenino: Reinas, Regentes, Gobernadoras”. La intención es tomar como centro la figura de Isabel la Católica y ver los precedentes medievales del ejercicio del poder de la gran reina y su continuidad en las figuras de sus hijas, la educación dispensada a estas, hasta llegar a esa gran regente que fue la Emperatriz Isabel de Portugal. Esta línea de investigación la mantendremos abierta a sucesivos Congresos que irán abarcando otras representaciones femeninas del poder. Y junto a ello comenzamos, con distintas actividades, a preparar lo que ha de ser el V Centenario del nacimiento de Felipe II, en 2027.