
Recién terminada una ola de calor que sacudía a España desde hacía días, la emergencia climática mundial parece cobrar ahora más importancia. Esta crisis y la progresiva escasez de combustibles fósiles requieren de un tratamiento común que lleva implícito la utilización de fuentes de energías renovables. Ante esto, Segovia no parece encontrarse en mal lugar. Más bien lo contrario. Así lo cree la ‘Asociación para la transición energética’, que señala a esta como una provincia con un “gran potencial fotovoltaico”, aunque también eólico, que puede explotar como vía para combatir la despoblación rural. De ahí que este sea un escenario ideal, escogido por unos 50 proyectos de energías renovables –de entre cerca de 160.000- que empresas del sector han presentado en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aunque “la mayoría no saldrán adelante” al no haber capacidad suficiente para acogerlos.
“Segovia está en una situación privilegiada para ser buena generadora o captadora de energías renovables”, garantiza el divulgador ambiental y uno de los integrantes de la entidad, Miguel Aguado. La puesta en marcha de estas iniciativas de generación in situ en la provincia supone una oportunidad para alcanzar un desarrollo regional inteligente que revierta la despoblación con la creación de empleo por parte de empresas españolas del sector, y la atracción de inversión o el desarrollo de nuevos nichos.
Es por ello por lo que Segovia ha de ser uno de los terrenos en los que se intensifique el diálogo sobre este asunto. Su aportación a la lucha contra el cambio climático debe traducirse, a juicio de la asociación, en compensaciones económicas, de diseño y planificación, que no solo se centren en el municipio que recibe las renovables, sino que se “repartan”, es decir, que sea “un beneficio como provincia”.
Precisamente para esto, establecer líneas de diálogo para desplegar las energías renovables, la ‘Asociación para la transición energética’ tiene previsto organizar en la provincia, el próximo mes de septiembre, unas jornadas, en colaboración con El Adelantado de Segovia, en las que participen todas las administraciones públicas –Junta, Diputación y ayuntamientos-, asociaciones medioambientales y otros agentes implicados, puesto que consideran que la clave para lograr una “revolución necesaria” es generar aceptabilidad entre los distintos sectores de la sociedad.
Ya el pasado viernes 17 de junio, la asociación mantuvo una reunión en el Ayuntamiento de El Real Sitio de San Ildefonso, en la que trató de elaborar las bases que pueden fomentar el diálogo entre los defensores y detractores de las renovables.
El oeste, mejor que el este
La energía renovable alcanza ya el 49,3 por ciento de la capacidad de generación eléctrica en España. El objetivo es que este sea del 74 por ciento en el año 2030 para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible que fueron establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El “problema”, según Aguado, es que se necesitarán entre 60.000 y 100.000 hectáreas de terreno en todo el país.
Frente a lo que “se tiende a pensar”, las placas fotovoltaicas dejan de ser eficientes a partir de los 50ºC, por lo que el lugar idóneo para instalarlas se ubica entre la franja norte de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y el sur de Castilla y León, cuya “ventaja” es que puede aportar, además de la energía eólica y fotovoltaica, la de la biomasa. “Ávila y Segovia son fantásticas”, sostiene Aguado. En estas provincias, la temperatura de una placa “difícilmente” supera los 50ºC en agosto, y hay más horas de insolación que en otros lugares. En el caso de Segovia, la zona oeste parece tener unas características más adecuadas que la este para acoger los proyectos de energías renovables, al disponer de “más patrimonio natural”.
La Junta de Castilla y León debe aprobar o denegar aquellos proyectos de hasta 49 megavatios mientras que, a partir de 50, son responsabilidad del Ministerio. De media, los procedimientos administrativos requieren el doble de tiempo que los de construcción por lo que, desde el momento en que una de las iniciativas se autoriza, se tarda unos nueve meses en hacerlos realidad. “En dos o tres años se podría tener todo”, manifiesta el divulgador ambiental.
La instalación de las placas solares y los aerogeneradores en Segovia no solo tendría pros, sino también contras, dada la alteración del paisaje que conllevaría y su impacto en actividades tradicionales como la agricultura, que se verá “mermada”, siendo esta una de las “mayores dificultades”. “Entran en juego muchos intereses, también los medioambientales, y no todo vale”, subraya Aguado, al tiempo que explica que cada una de las iniciativas se somete a un profundo análisis antes de ser aprobada. Estas y otras cuestiones se abordarán en el seminario que tendrá lugar en septiembre.