
Román Collado, ‘Román’ como únicamente se pone en los carteles, volvió a encontrarse. Tras unas temporadas inciertas, en las que perdió en cierta medida su sitio a consecuencia de la grave cornada que sufrió en Las Ventas en 2019, el valenciano acabó con los fantasmas y las dudas mentales a golpe de seriedad, madurez y seguridad. El diestro, que por su carisma y juventud está para abrir un canal de Twicht, ofreció una versión sensata y mesurada, en una tarde muy firme en la que se tuvo que ver la cara con un toro de Montalvo que fue un peligro constante: de los que subastan cornadas. Ahí estuvo Román: por encima del limbo de la vida.
Gran actuación también de un valeroso Francisco José Espada, que estuvo a punto de puntuar -no lo considero así el presidente-, tras dos faenas de mucha entrega y exposición de las que valen una repetición. Alfombra de reconocimiento y respeto. Completó el cartel el mexicano Octavio García ‘El Payo’, sin opciones. En cuanto a los toros, la polémica está servida:
¿Qué ocurre en El Batán?. Toros expuestos los días previos, por obligación a según qué ganaderías, que al parecer quedan mermados en cierta medida al no tener los mismos cuidados que en la finca. Criterios que atienden sobre todo a la alimentación y al espacio; y es ahí donde un ejemplar que en principio puede llegar con su mejor presencia morfológica acaba perdiendo remate. Llevar los toros a El Batán está cayendo en suerte esquiva a los ganaderos. De hecho, algunos que han lidiado astados expuestos en La Venta pero que a la vez han tenido que ir a la finca para remendar una corrida han destacado que los que mejor juego han dado en la plaza fueron los no expuestos. El ‘Conflicto de El Batán’ terminó por romper: varios toros de Luis Algarra, en la Casa de Campo desde hace varios días, fueron echados para atrás. Como si no hubieran tenido tiempo para comunicar al ganadero que su envío no valía. A escasas horas del festejo. Estos movimientos trajeron más revuelo que el ‘petardazo’ de Ana Soria y Enrique Ponce en ‘El Hormiguero’. Y es que si este espectáculo es tan caro de organizar es, entre otros asuntos, por los reconocimientos veterinarios que tienen que pasar los animales. El caso es mover hilos desde el oscurantismo y el caso es trincar. Mientras, a Algarra le tocó pagar prácticamente la vajilla entera. Un crédito que grava la ilusión de un criador de bravo.
Al final cuatro fueron los toros titulares de esta divisa, con un buen tercero, en un orden de lidia que se remendó con otros del hierro de Montalvo, de los que el quinto fue para cobrar. Lo saldó Román.

EL CRECIMIENTO DE ROMÁN
El valenciano se vio la cara con un castaño bragado de impecable presencia, estrecho de sientes, que se arrancó con brío y ritmo al capote. Un toro de Algarra que sirvió a Román para despejar fantasmas de la grave cornada sufrida en 2019 precisamente en este coso. Le dio distancias y el astado galopó, aunque pronto evidenció su escasa fuerza. Fue a menos, pero tuvo clase y humilló. Román, muy templado y abriendo el compás, lo toreó largo y profundo, con técnica: pulseó la embestida llevándolo embebido y cuidó y dosificó los espacios entre tandas y las alturas con la muleta. Inteligencia artificial. Recogió una sincera ovación tras una estocada contraria.
El acapachado quinto, de Montalvo, fue bronco. Complicado por los cabezazos que pegaba en la muleta. Manso con peligro. Gañafones de puro genio. Derrotes muy inciertos que llevaban cornadas en cualquier despite. De hecho, los reflejos de Román evitaron que su muslo quedara abierto como un libro. Estuvo muy de verdad ante un toro que era para huir. Un titán. Faena de las más serias de la Feria, que fue rubricada con una recta espada. Oreja de ley.

ENTREGA Y EXPOSICIÓN DE ESPADA
Armónico, bien hecho y serio fue el primero del lote de Espada, que salió abanto y distraído pero que resultó bueno en la muleta. Tuvo ritmo y repetición en los engaños del madrileño, que inició la faena reclamando la atención del respetable a dejar una serie de estuarios y un pase cambio por la espalda desde el tercio. El toro fue pronto y tuvo nobleza en una actuación en la que Espada arriesgó y tiró de valor, cerrando por unas ajustadas y meritorias bernadinas, pero que podía haber ido incluso a más. Metió la mano con eficacia en un volapié y el público reclamó con fuerza una oreja. Petición mayoritaria que no fue concedida por el presidente José María Fernández. Gran parte de los tendidos entendieron que fue injusto y el diestro dio una vuelta al ruedo.
En la misma línea continuó con el que cerró plaza. Muy decidido, expuso tanto de rodillas en un vibrante inicio de la faena de muleta como en varias series en las que puso lo que al astado le faltaba. Puso su vida en peligro y llegó a recibir una cornada, que le obligó a pasar a la Enfermería terminado el festejo. Actuación muy sincera de Espada, que desafió al valor.

UN MITIN ELECTORAL
El primero salió desentendido, sin atender a los capotes, y no mejoró su comportamiento en el caballo, pese a empujar en su primer encuentro en la suerte de varas, donde incluso llegó a derrapar embistiendo en el peto del picador. Ahí se desgastó al taparle la salida el picador. En la muleta dio opciones, a pesar de estar justo de raza, a El Payo, quien dio muestras de torero experimentado y capaz. Por momentos, descompuesto en la colocación, pero cuando se acopló logró pasajes estimables. Trasteo parco de emoción ante un manejable toro. Terminó de una estocada desprendida a la par que certera.
El segundo de su lote, del hierro de Montalvo, fue amplio y hondo. Empujó en el caballo, pero resultó manso y soso. El mexicano quiso justificar regreso a Las Ventas, pero se puso más pesado que un político en un mitin electoral donde las promesas no se juran.
Ficha
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). 13º festejo de la Feria de San Isidro. Dos tercios de entrada: 18.224 espectadores, según informó la empresa. Cuatro toros de Luis Algarra (1º, 2º, 3º y 6º), destacó el buen tercero; y dos de Montalvo (4º y 5º), complicados.
Octavio García ‘El Payo’, silencio y silencio.
Román Collado ‘Román’, ovación y oreja.
Francisco José Espada, vuelta al ruedo tras petición y silencio.
El cartel del jueves 25 de mayo: otro ‘no hay billetes’
Las Ventas vuelve a llenar el jueves 25 mayo su aforo con un cartel definido por José María Manzanares, Emilio de Justo y Andrés Roca Rey con toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (19.00 horas). Los tres toreros ya han pasado por la Feria de San Isidro, con el extremeño como uno de los triunfadores del serial hastal el momento al salir por la Puerta Grande.