
Venía de firmar una obra cumbre en Alicante y, aunque tras torear al primero alguno pensó que a Segovia había llegado la versión de AliExpress, el arte mutó en Morante. El genio de La Puebla del Río paró el tiempo a verónicas y es que la gracia sevillana no se copia en bazares chinos. “Que se me paren los pulsos”, cantaba Joaquín Sabina y eso ocurrió cuando al cuarto toro de Garcigrande lo sedó en el capote y después se lo enfajó en la muleta. Mucho Morante, en una tarde en la que el peruano Joaquín Galdós demostró estar preparado para ocupar espacio en las grandes ferias, con un rotundo triunfo de cuatro orejas. Completó la terna Juan Ortega, que, tras no acoplarse con el primero de su lote, firmó una obra mayúscula que empañó con los aceros. El envío reseñado fue de las ganaderías de Garcigrande y Domingo Hernández, con una presentación esperada para la ocasión para ‘reclutar’ a Morante, y destacaron el tercero, al que se dio la vuelta al ruedo, quinto y sexto.
Bajo, cuesta arriba, bien proporcionado, de manos bajas y recogido de cuerna fue el castaño que abrió plaza. Morante intentó estirarse con el capote, pero se le venía directo al cuerpo. Ni el macrobrote de Mallorca sentó tan mal. No le gustó al de La Puebla y la labor de la cuadrilla, que entró hasta seis veces a parear por defecto a la hora de clavar, tampoco ayudó. Una banda. Y no precisamente la de Coca. Sin ser malo el toro, anduvo justo de fuerzas y el sevillano, que no se planteó abreviar como en otras ocasiones, estuvo con él sin que la faena cogiera vuelo en ningún momento.
Pero ahí estaba Morante. Y es que todo puede pasar. Álvaro Morata el día de antes metió un gol y Enrique Ponce se retiró indefinidamente tras más de 30 años en activo. En su toreo no cabe la indiferencia y cambió el rumbo de la tarde, mimando al astado con el que se pasó el ecuador, para poner culto a la verónica. Además, remató con dos medias de postín. El público, con Morante. Los olés se escuchaban sin el grafeno de las mascarillas. Su concepto no se paga con alicientes. Después vino una faena redonda y conjunta con la muleta, que rubricó con un ‘mete-saca’ y una estocada para pasear una oreja.
Ortega, buena versión sin espada
Flojo fue el segundo, una circunstancia que evidenció desde salida. Tampoco tuvo emoción. Fue un ‘captcha’ a verificar. Mirón y gazapón no dejó acoplarse a Ortega, que le faltó ambición y confianza. Aun así dejó algún buen pase, sobre todo en los remates. Se desquitó con un exquisito toreo a la verónica con el segundo de su lote: de frente, con la panza del capote y esa gracia torera de Sevilla. Entró de lleno Ortega en Segovia, con una faena de mucho peso al natural y con detalles de mucho gusto. Las formas con las que sujeta el palillo ya lo dicen todo. A espadas, el afilador no debió hacer bien su trabajo y pinchó una obra de triunfo.
Rotundo triunfo de Galdós
Tras dos toros parcos de emoción, otro son y otras ganas fueron las del tercero y las de Galdós. Por fin salió el Garcigrande de motor: con recorrido y repetición. Y enfrente estuvo un torero que anda francamente bien: firme y poniendo en liza un trazo largo para prolongar la embestida que tenía fuelle por sí sola. Dos orejas con rotundidad y vuelta al ruedo al toro.
Un toro guapo fue el castaño que cerró plaza. Escurrido de los cuartos traseros, pero proporcionado. Se vino arriba al final de la faena de muleta en la que el peruano, aunque por momentos se abrió demasiado, aprovechó la inercia del animal para oficiar tandas conjuntas de mucho brío. Muy dispuesto Galdós, que pide más sitio en plazas importantes. Otras dos orejas cortó para salir por la Puerta Grande, con un triunfo sin paliativos.
La ficha
Plaza de toros de Segovia. Corrida de San Pedro. Lleno aparente del aforo establecido por la Junta de Castilla y León. Toros de Garcigrande (3º, 4º y 6º) y Domingo Hernández (1º, 2º y 5º), de presentación justos y de buen juego en líneas generales, a excepción del primero y el segundo. Al tercero, de nombre ‘Acedado’, se le dio la vuelta al ruedo; y el quinto y cuarto fueron aplaudidos en el arrastre.
Morante de la Puebla, silencio y oreja.
Juan Ortega, palmas y ovación con aviso.
Joaquín Galdós, dos orejas y dos orejas.
Saludó en banderillas Roberto Blanco tras parear al tercero.