Arranque de la Caminata Solidaria. / Nerea Llorente
Arranque de la Caminata Solidaria. / Nerea Llorente

Se puede besar con los labios, ‘de todo corazón’ o, también, con las piernas, caminando. Esto último fue lo que hicieron ayer las cerca de 320 personas que participaron en la Caminata Solidaria de San Lorenzo, una actividad organizada por el Grupo de Acción Misionera de ese barrio, cuya finalidad no era otra que unir pueblos. De alguna forma, quien ayer salió a andar los diez kilómetros programados estaba mandando un beso a un niño de la calle de La Pradera (Caracas — Venezuela), a una persona mayor sin recursos de Dete (Zimbabue) o a un joven parado que quiere aprender un oficio en Haití.

Iniciada hace ya 18 años, a imitación de una marcha similar que tenía lugar en Íscar, esta caminata es una de las tres actividades anuales organizadas por el mencionado Grupo de Acción Misionera para financiar programas de desarrollo en tres países del llamado Tercer Mundo. El primero de esos programas se desarrolla en Caracas, y está dirigido por monjas carboneras, dedicadas al trabajo con ‘niños de la calle’, de cara a su escolarización. La colaboración con un segundo programa, en Zimbabue, se inició a raíz de que un misionero segoviano allí residente solicitara al Grupo de Acción Misionera ayuda “para los más pobres de entre los pobres”. Y, más recientemente se ha abierto una nueva vía de cooperación, con ‘Haití Vive’, una ONG muy enraizada en Segovia que está dedicando recursos al país más pobre de América Latina, donde cada año envía jóvenes para enseñar oficios a otros jóvenes y organizar un campamento infantil.

En una magnífica mañana para caminar, los casi 320 andariegos entregaron ayer una aportación económica —la que cada uno quiso—, cuya cuantía final irá a parar a los tres antedichos programas de desarrollo. De San Lorenzo se fue a La Lastrilla —en concreto, al Sotillo— y luego allí se subió a La Lastrilla, tomando después el ‘Camino de San Frutos’ para llegar a Zamarramala. Para acabar, descenso hasta la Veracruz, y de allí a San Lorenzo. “Todo ha salido perfecto, sin ningún incidente”, reconocía, satisfecho, uno de los organizadores, Ignacio Morales.

Pero con la caminata no acaba todo. El Grupo de Acción Misionera también organiza cada año, con idéntico fin, una rifa y un rastrillo solidario donde se pueden adquirir todo tipo de artículos. Este último tendrá lugar, esta edición, la mañana de próximo domingo, 6 de mayo, en la Plaza de San Lorenzo.

En 2017, entre caminata, rifa y rastrillo se sumaron cerca de 8.000 euros. Una buena semilla para sembrar en Venezuela, Zimbabue y Haití. 8.000 besos, en definitiva, para unir pueblos.