El Ateneo acogió ayer la presentación en Madrid de la última publicación de Dominica Contreras, Misterio del Acueducto de Segovia: vicisitudes y datación. Numeroso público abarrotó la Sala Pérez Galdós y, como ya ocurriera con su presentación en Segovia, en La Casa de la Lectura, el pasado mes de diciembre, muchos fueron los que se quedaron sin poder entrar a la sala, por falta de espacio.
Dominica desplegó sus conocimientos sobre Roma y su arquitectura en un recorrido por las etapas constructivas del Imperio Romano desde Augusto hasta Adriano y Marco Aurelio, con especial atención al estilo de la época de Los Flavios, y más concretamente de Vespasiano, señalando los distintos aspectos que diferencian unos acueductos de otros, desde el norte de África hasta el lejano Oriente. Un grito entusiasta sonó en la sala al final de su intervención, un sonoro “Viva Vespasiano” que fue coreado por la multitud en medio de un cerrado aplauso.
Isabel Peñalosa, secretaria de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid, había abierto el acto dando la bienvenida a los asistentes: “El Acueducto es patrimonio de la humanidad, es patrimonio de todos, pero yo creo que es un poquito más de los segovianos” -bromeó. “Siempre decimos que Madrid es el pueblo más grande de la provincia de Segovia”.
En su ilustrado repaso a la intensa relación cultural y social entre Segovia y el Ateneo de Madrid, Isabel Peñalosa subrayó que “Probablemente el personaje más conocido o reconocido sea Antonio Machado, representante del regeneracionismo, vinculado a la Universidad Popular”. “Pero -continuó- el guadarramismo también tuvo su papel, la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, el Club Peñalara, la Sociedad Excursionista de Militares o la Beca de Pintores de Paisaje del Paular, todas entidades trufadas de ateneístas, que reforzaron esos lazos que van más allá de lo geográfico”.
“Segovia también fue refugio, durante la guerra civil, de muchos de estos intelectuales, porque ese frente que cogió la espina dorsal del Guadarrama dejó a unos a un lado y a otros al otro, y ahí Segovia tuvo la suerte de contar durante largos inviernos con personajes también muy vinculados a esta casa -en referencia al Ateneo- como María Goyri, Jimena Menéndez Pidal, familiares de García Lorca, de Fernández de los Ríos, la propia Elena Fortún, natural de Abades… y está también la correspondencia entre Mariano Quintanilla y María Zambrano, en la que se habla de sus encuentros y tertulias con ella en el Ateneo, por citar sólo algunos de los ateneístas más conocidos”.
Terminó la presentación Luis González Martín, director general de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. “Este libro, para mí, son tres libros diferentes. Es -en primer lugar- una trama policiaca, y me estoy refiriendo al análisis epigráfico que recoge el libro. Es realmente una novela de las que a mí me gustan (lo que pasa es que esto no es ficción) en las que se va desenvolviendo la trama lentamente, aportando datos que el lector tiene que interpretar. Esta parte es también un ejercicio de valentía de Dominica, que supone una ruptura total respecto de todo lo que se ha escrito sobre el Acueducto de Segovia anteriormente. Ella no tiene miedo a irse por una ruta que no voy a desvelar porque la trama policiaca la tienen que recorrer ustedes.
En segundo lugar, es una visión muy novedosa sobre las similitudes de una familia -vamos a decir morfológica- de las construcciones romanas. Va buscando por toda Europa, por todo el Imperio, los primos o los hermanos del Acueducto de Segovia. Y eso consolida una vez más la tesis de Dominica, que se apoya inicialmente en la parte epigráfica.
Y finalmente, este libro es para mí una epifanía, porque Dominica me ha desvelado una cosa fascinante: cuando voy por la calle Real, el Corpus, la plaza del Conde Alpuente, la plaza Mayor, el Azoguejo… todo ello mi casa, voy pensando: ahí estaba el Foro, y ahí probablemente había una basílica y otra cosa ahí… es decir, eso que ella define como la Manhatan de Segovia, en la que todo está debajo porque no se puede construir en otro lado, pero que sigue ahí, la Segovia romana”.
Y terminó diciendo: “Lo he leído dos veces, lo he subrayado por todas partes. Tienen que leerlo porque es divertidísimo y es un descubrimiento de lo que es la ciudad que muchos de nosotros consideramos nuestro hogar”.
