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clLos sacerdotes que celebraron su aniversario renovaron ante la asamblea las promesas que hicieron al recibir el sacramento del orden./EL ADELANTADO

La celebración de la festividad de San Juan de Ávila, patrón del Clero Diocesano, une en todas las diócesis a los sacerdotes en torno a la figura de uno de los principales impulsores de la renovación del ministerio sacerdotal, que consideró esencial para la renovación de la Iglesia siempre desde la vocación de servicio a través de la predicación y el acompañamiento espiritual.

Herederos de esta tarea son ahora los presbíteros que trabajan en un mundo más secularizado, que en la diócesis de Segovia fueron exhortados ayer en la misa solemne en honor al santo a seguir siendo “luz, sal y ciudad edificada en u lugar visible” por el obispo César Franco en la iglesia del Seminario en el que la mayor parte comenzaron a fraguar su vocación.

La festividad enmarca también el homenaje a aquellos que este año llegan a sus 25, 50, 60 y 65 años en el ministerio sacerdotal (ver cuadro adjunto), que concelebraron la eucaristía junto a monseñor Franco y al obispo emérito de Segovia Ángel Rubio.

En su homilía, el prelado diocesano destacó la figura de San Juan de Ávila como un gran reformador que entendió que la Iglesia “no puede cambiar si no lo hacen sus ministros”, y recordó el valor de la predicación como instrumento que “se nos ha dado para ser pastores del pueblo de Dios”. Además, valoró especialmente la labor del sacerdote en el acompañamiento espiritual, que consigue que los sacerdotes sean “maestros ejemplares para el pueblo” junto a la predicación y a la enseñanza.

Monseñor Franco tuvo palabras para los sacerdotes homenajeados, para los que pidió “que el Señor les de  consuelo y alegría”, y a los de mayor edad les agradeció su esfuerzo y disponibilidad hacia la diócesis, haciendo votos para que “Dios aleje de ellos toda duda, toda sombra de escepticismo y de pensamiento que les haga creer que la vida puede con nosotros”.

De igual modo, señaló que el lugar común de todas sus experiencias como sacerdotes es “el amor de dios, el origen de su vocación en familia, su tiempo en el Seminario y la vida junto a los hermanos sacerdotes”, porque “las experiencias de dios se guardan en la memoria del alma, más firme que la del cerebro”.

En nombre de todos los sacerdotes homenajeados, tomó la palabra el rector del santuario de La Fuencisla, Ángel Miguel Alonso –que celebró sus bodas de oro en el sacerdocio- para agradecer este reconocimiento, y expresar su alegría por que “el Señor cuenta con nosotros, quiere que le acompañemos”. “¡Que bien que siempre nos digan: sois del grupo de Jesús”, aseguraba . También tuvo palabras de agradecimiento para el obispo, los profesores y educadores que les ayudaron en su camino al sacerdocio con sus enseñanzas y en especial, a sus padres y familias, que “respetaron la libertad de poder elegir esta maravillosa vocación”.

Antes de la misa, en la Casa de Espiritualidad, el clero diocesano pudo escuchar el testimonio de los sacerdotes homenajeados en un coloquio, y posteriormente tras la Eucaristía, todos juntos compartieron un almuerzo de hermandad.