
Santiago Domecq envió el encierro más completo de la Feria de San Isidro hasta la fecha. Destacaron por su casta y clase, dentro de un desigual conjunto entre el que el lidiado en quinto lugar, de nombre ‘Contento’, fue la alegría de la ganadería. De vuelta al ruedo. El pañuelo azul que sacó el presidente no contrajo reacciones inesperados como la reacción de Àngels Barceló. Fue un templo de codicia que planeó en la muleta de un entregado Fernando Adrián, que llegó dispuesto a pegar un giro a su trayectoria y logró salir por la Puerta Grande. Un balance de oreja y oreja a su decisión y firmeza, más que por su rotundidad, que son aval para entrar en el circuito de las ferias, donde le espera un termómetro de exigencia.
El toque de atención de Adrián fue desde que se puso delante de su primer ejemplar. Con la intención de relanzar su carrera, se echó al tercio de rodillas para recetar unos faroles de recibo a pura disposición. Enfrente un toro ensabanado, que recordó a los ‘torrestrellas’ por su pelaje, y que también tuvo casta. Nada fácil. No regalaba nada. En cada pase llevaba un inesperado adelanto electoral. El madrileño se lo pasó muy cerca, aunque por momentos lo ahogó cuando se quedó corto. Cuando le dio espacio y sitio, el torero se mostró muy asentado y rubricó una seria actuación. El terno blanco y oro acabó siendo grana. Estocada tendida y oreja.
Adrián trazó la misma línea con el quinto. La del limbo. De rodillas en los medios y con la zurda. Ahí se encontró con un pozo de clase. La alegría de una ganadería. ‘Contento’ de nombre. Fue un ‘Boeing 747’ que planeaba en la muleta del madrileño. Se lo pasó por la espalda y él como un yunque. Asentado de plantas -amarrado el ancla- y entregando su pecho a un animal de enorme cornamenta. La acometividad, la repetición y la prontitud del astado fueron las aristas de una faena de alto nivel. La entrega y los doblones a pierna genuflexa fueron el cénit del torero. La gestión de tiempos a la par que la generosidad del espada de alargar las dos tandas finales fueron quiza un obstáculo a la hora de redondear la actuación por restar limpieza a los muletazos, pero si faltó algo para que su paso por Las Ventas fuera arrollador se dejó arrollar en la suerte suprema. Tras un ‘metisaca’, se tiró con todo. Otra oreja, Puerta Grande y vuelta al ruedo a ‘Contento’.

ENRAZADO ANTE LA RAZÓN
Abrió la tarde Arturo Saldívar, que de alguna manera ya se le ve envejecido de cara, pero aterrizó en Madrid a entera disposición. Como novillero que busca quedarse. Que nadie saliera diciendo que no dio todo, aunque su arrojo y valentía llegó por momentos a atropellar la razón. El astado, abierto de pitones, metió la cara con fuerza en el primer puyazo. Con el izquierdo fue una lija en el quite que quiso hacer el mexicano: lo citó por espaldinas y se arrancó tan recto que el diestro cobró una fuerte voltereta. Se vio de lejo como el futuro de Ciudadanos. El pitón fue un cúter en el cuerpo de Saldívar, que se levantó para recomponerse, aparentemente amedrentando dolores. La raza de un torero. Ya con la muleta en la mano, se fue a los medios y lo esperó de rodillas. Traía peligro y Saldívar evidenció su valentía ante un encastado antagonista. Fue por el lado derecho donde el toro tuvo mayor transmisión, pero requería firmeza en el embroque y en los toques y el trapo en el hocico. Ahí el mexicano estuvo sólido, aunque por momentos su efusividad saliendo de las tandas, casi a lo CR7, le llevó a verse sorprendido por animal; lo que dejó la obra sin conjunción. Terminó de estocada trasera y baja, y saludó una ovación.
Cargado de confianza, se midió al segundo de su lote, un toro protestón, que también tuvo casta pese a no emplearse en varas. Resultó bronco y Saldívar no pudo fiarse. Rompió en la muleta y fue a más. La caja de cambios tenía una marcha escondida. Codicia, emoción y fiereza ante un torero que fue disposición plena, teniendo en cuenta que viene de torear otro tipo de toros en México. Tardó en caer el oponente y su labor fue silenciada.

LOS MEJORES NATURALES
Cerró el cartel Álvaro Lorenzo, con el tan suyo plomo y oro, que destacó por su técnica y capacidad. Facilidad delante de la cara de un toro grande, con unas velas que no eran de cumpleaños. Largo, alto y ancho de sienes. El astado humilló y tuvo clase en varias embestidas, aunque en su salida dejaba fuera al torero. Mejor fue por el izquierdo, donde Lorenzo templó buenos naturales de uno en uno. Faltó continuidad.
Necesita un golpe este torero para retomar su carrera y dejó los mejores naturales, muy templados, con el toro que puso el boche a la corrida, quizá el de menos opciones. Sufrió una fuerte voltereta, que no le impidió continuar pero la paliza fue tremenda. Aun así, con el desgate físico, dibujó con los pases más estéticos, en una meritoria actuación.
Ficha
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). 19º festejo de la Feria de San Isidro. Dos tercios de entrada: 18.071 espectadores, según informó la empresa. Toros de Santiago Domecq, serios y desiguales. Encastados 1º, 2º y 4º, y bravo y con clase el 5º, de nombre ‘Contento’, que fue reconocido con la vuelta al ruedo.
Arturo Saldívar, ovación y silencio.
Fernando Adrián, oreja y oreja.
Álvaro Lorenzo, silencio (un aviso)y ovación.
Recogió una ovación Curro Javier tras parear al tercero.
San Isidro suma 20 festejos en el segundo de Alcurrucén
La Feria de San Isidro suma el jueves, 1 de junio, 20 festejos y la ganadería de Alcurrucén lidia por segunda vez en lo que va de serial. Para la ocasión, están anunciados el arnedano Diego Urdiales, el extremeño Alejandro Talavante y el sevillano Daniel Luque (19.00 horas).