
La Asociación de Profesores de Enseñanza Secundaria de Segovia (Aspes) espera que algunas de las medidas aplicadas en los centros para afrontar el coronavirus hagan reflexionar a las autoridades educativas y la experiencia que se está viviendo impulse un “cambio radical en el sistema”. Este cambio debe llevar consigo la reducción de las ratios de alumnos por clase y de las horas de docencia directa. Así lo expresa Francisco Revenga de la Rica, presidente provincial de Aspes Castilla y León en Segovia, para quien el esfuerzo que se está haciendo en estos duros meses en los institutos no siempre es conocido y valorado. “No queremos palmaditas en la espalda. Queremos que mejoren nuestras condiciones de trabajo porque revertirá en beneficio de la educación” dice Revenga de la Rica.
El portavoz provincial de la asociación destaca positivamente los desdobles de grupos que se han hecho en los centros para garantizar la distancia de seguridad de 1,5 metros entre los alumnos, pero asegura que en Secundaria “sigue habiendo mucha carga de trabajos”. Explica que además de la compleja actividad que se desarrolla en el centro, sometida a las medidas de prevención y precaución, también hay que atender telemáticamente a los alumnos que van siendo confinados. De igual forma, el profesorado intenta reducir la circulación de papel y muchas tareas se entregan a través las aulas virtuales. “Todo ese trabajo hay que corregirlo online y lleva mucho más tiempo que hacer una corrección a mano”, dice el representante de Aspes para añadir que “los fines de semana y días festivos son muchas veces para corregir y ponerse al día”.
“Esta es una profesión que genera mucho estrés porque trabajar con adolescentes es muy complejo; hay que dedicarle mucho tiempo, primero en el centro y luego además en casa”, dice Revenga de la Rica.
Según los datos que aporta Aspes un profesor de Secundaria atiende al año a una media de 175 alumnos, por eso sostiene que cuando pase la pandemia y se supriman las medidas de prevención del Covid-19 “no podemos permitirnos volver a los 33 alumnos por aula en la ESO y 38 en Bachillerato que sufren en muchos centros, especialmente de la capital”. Reducir la ratio facilitaría también la labor del tutor de los alumnos, “uno de los grandes castigados durante el pasado confinamiento—añade el portavoz de la asociación—, porque su carga de trabajo fue ingente”. Para Revenga de la Rica resulta “muy triste” que “estemos padeciendo una pandemia para poder ver las grandes ventajas de tener algunos alumnos menos en las aulas: mejor atención, mejor seguimiento, mejor ambiente de trabajo y, por tanto, mejor calidad en la enseñanza”.
De igual manera, Aspes considera “fundamental” una reducción de las horas de docencia directa que hay en Secundaria (desde el 2012 son 20/21 horas) porque detrás de clase “hay un trabajo antes y después” y a la par muchas otras tareas como guardias de recreo y de aula, reuniones, claustros, sesiones de evaluación, atención a familias, formación, etc.
Revenga de la Rica cree que como los resultados de los alumnos de Castilla y León son buenos en todos los informes internacionales, los responsables en materia educativa no tienen intención de cambiar nada y quieren seguir igual, a costa, del enorme sacrificio del profesorado y de su salud mental y física.