El novillero Álvaro Burdiel saluda tras la faena al segundo de los de su lote, durante la corrida de la Feria de San Isidro celebrada este martes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE/Kiko Huesca

Los apuntes que dejó el sevillano Álvaro Burdiel fueron lo poco que se salvó de una irregular novillada de Fuente Ymbro, con ejemplares nobles, incluso alguno con opción de premio, pero que no terminó de romper. El pupilo de José Ortega Cano dio muestras de evolución, además de destacar por su corte clásico; cuidando de forma milimétrica sus formas. A Víctor Hernández, que anduvo firme y mostró ser un novillero experimentado, le faltó más rotundidad para redondear su actuación, en la que tuvo posibilidades. El francés Lalo de María, por su parte, acusó la falta de rodaje en su presentación, aunque dejó algunos buenos momentos.

Burdiel destacó por su buen trazo y la templanza ante un noble ejemplar de Fuente Ymbro, de buena presentación -cuajado-. De óptima condición el animal, pero venido a menos, el sevillano apenas pudo sacar rédito más allá de poner en liza un concepto de corte clásico. Estocada atravesada, aviso y silencio.

Las buenas maneras que atesora las volvió a desgranar con el quinto, un ejemplar algo más basto de hechuras. Desde el inicio, en el que fue sacando al utrero del tercio rodilla en tierra, ofreció una buena dimensión, cargada de estética. Con el bagaje que curte el invierno, anduvo despejado de mente y, aunque el novillo fue intermitente en el embroque, cuidó la colocación y se quedó en el sitio cuando más complicaciones planteó. Hubo petición, pero finalmente saludó una ovación.

El primer novillo, fino de hechuras, pronto evidenció cualidades en forma de movilidad y clase. Lo hizo también en varas derribando al caballo y al picador y en el capote se arrancó con prontitud. Hernández realizó un serio quite por saltilleras a pies juntos, que replicó Burdiel con chicuelinas templadas sin terminar de ejecutar con limpieza. Comenzó la faena de muleta por estatuarios, y anduvo firme y maduro, aunque dio la sensación de que, a pesar de que el astado estuvo justo de fondo, podía haber sacado más provecho. Metió la mano con eficacia, tras unas ajustadas bernadinas, y saludó una ovación.

En el segundo de su lote se juntó el baremo de medir de ser uno de los novilleros con más experiencia del escalafón por parte de la afición y un largo novillo que el fondo de bravo que tuvo fue para bien y para mal; ya que a veces tomaba bien los engaños y otras protestaba. Irregular. Con movilidad, pero sin clase en las embestidas. Para entenderlo y darle distancias y espacios. Ahí se juntaron momentos emocionantes, con otros venidos a menos con enganchones. División de opiniones. Faltó algo más. Quizá tuvo algo que ver que hace apenas unos días finalizara su relación de apoderamiento con Matías Tejela.

De María, nacido en Montpellier, es hijo de la rejoneadora María Sara. La misma mirada. Espigado y fino. Rubio. Se presentó en Las Ventas, con cierto pellizco pero, como es lógico, con cosas por mejorar. Se encontró en primer lugar con un utrero que tuvo nobleza pero sin fondo y con el que cerró plaza mantuvo sus ganas de querer ser torero tras recibir un pitonazo en la nariz. Tampoco tuvo muchas opciones y se fue de vacío. Final de la última novillada de la Feria de San Isidro.

Ficha

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). 18º festejo de la Feria de San Isidro. Dos tercios de entrada con 17.735 espectadores, según informó la empresa. Novillos-toros de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y juego.
Víctor Hernández, ovación (un aviso) y palmas (un aviso).
Álvaro Burdiel, silencio (un aviso) y ovación.
Lalo de María (presentación), silencio (un aviso) y silencio.
Se guardó un minuto de silencio en memorio del torero José Fuentes, fallecido el lunes. Los banderilleros Marcos Prieto y Diego Valladar se desmonteraron tras parear al cuarto, y Marc Leal en el sexto.