España cuenta con una riqueza y diversidad de pueblos y villas envidiable y nada mejor que aprovechar las buenas temperaturas de la primavera para perderse por sus calles, disfrutar de su patrimonio artístico y cultural, así como de su cocina, o desconectar en un entorno único rodeados de naturaleza. La Guía Repsol, que este año cumple 35 años apoyando el turismo y la gastronomía de calidad, ha seleccionado diez pueblos españoles que destacan por su originalidad y por ser el lugar perfecto donde disfrutar de una escapada inolvidable. Los destinos han sido elegidos por su encanto, sus rincones, que cautivan, su paisaje, su sabor y su gente. Se trata de villas con magia donde el viajero podrá respirar tranquilidad, recrearse en las huellas que la historia ha dejado en sus calles y degustar los sabores más arraigados que ofrece cada zona.
Uno de los diez pueblos elegidos en toda España ha sido la villa segoviana de Pedraza, con sus magníficas murallas, casas señoriales y palacios medievales de los siglos VIII y XV. “Es imprescindible dar un paseo por el castillo de La Pedraza, la iglesia de Santa María y la Plaza Mayor. La localidad está rodeada por pequeños montes cubiertos de enebros y sabinas. Si el viajero se anima a acercarse a Segovia, es visita obligada pasar por el restaurante Casa Silvano-Maracaibo, galardonado con dos Soles Repsol. El pan, los aceites, las hortalizas y legumbres de la huerta, acompañados por la bodega con vinos de cosecha propia, son el broche de oro para una escapada inolvidable”, se explica en la Guía Repsol.
Los nueve pueblos españoles restantes seleccionados son: Baeza (Jaén), Besalú (Girona), Cudillero (Asturias), Frías (Burgos), Hondarribia (Guipuzkoa), Morella (Castellón), Ronda (Málaga), Toro (Zamora) y Trillo (Guadalajara). Todos ellos especiales por sus particularidades que los hacen únicos. Sin duda, se trata de localidades desconocidas para muchos y que son capaces de ofrecer infinidad de sorpresas en un país en el que todavía queda mucho por conocer.
La Puerta de la villa y el castillo son dos de los momumentos más emblemáticos de Pedraza. La Puerta es el único acceso a la localidad. Sus orígenes se remontan al siglo XI, y fue reconstruida en el siglo XVI siendo señor de Pedraza Iñigo Fernández de Velasco, cuyo escudo preside la entrada.
El castillo de Pedraza es una fortaleza construida en el siglo XIII que se reedificó en el siglo XV por García Herrera. A principios del siglo XVI los Duques de Frías, Condestables de Castilla, reformaron el castillo de nuevo, añadiéndole el gran muro defensivo adherido a la torre del homenaje y el muro exterior dotado de cañoneras y un puente levadizo (hoy desaparecido). El castillo cuenta con una imponente torre del homenaje, foso, y está rodeado en la mayoría de su perímetro por un precipicio.
