Una visita guiada comienza su visita a primera hora frente al Acueducto
Una visita guiada comienza su visita a primera hora frente al Acueducto

Llega la segunda ola de calor del verano y las temperaturas se disparan. Cada vez es más complicado aguantar el bochorno, sobre todo en las horas centrales del día, en las que el termómetro ronda los cuarenta grados. El turismo, como el resto de sectores de la vida de la ciudad, se adapta para sobrellevar esta situación de la mejor manera posible.

“Ropa ligera, buen calzado y botellita de agua” explica una familia de turistas frente a la Iglesia de San Martín, que reconoce que “este calor hace que todo sea un poco más incómodo y que la necesidad de hidratación sea constante”. Las gorras y las cantimploras se han convertido en artículos indispensables para los turistas. Para Carlos, de Toledo, pese a que la “mejor época” para pasear la ciudad es primavera, este calor “es común en julio en España” y que no por ello la visita resulta menos agradable. Otra de las visitantes, María, asegura que las altas temperaturas “dan lo mismo” siempre y cuando uno tenga ganas de descubrir Segovia.

Desde el Centro de Recepción de Visitantes, afirman que, pese a que olas de calor como estas pueden mermar el número de viajeros, la primera quincena de julio no suele deparar afluencias masivas en Segovia. “Este mes va poco a poco y esperamos que la tendencia positiva se confirme a finales de mes”, explica Juan Berdugo, responsable de marketing de la empresa municipal de turismo, quien asegura que si hay días en los que parece que a los turistas les cuesta venir a la ciudad, no se debe solamente a las altas temperaturas, sino al coste de la vida y, en especial, al coste de los carburantes.

Muchos de los comerciantes, que dependen de la afluencia de visitantes a la ciudad, han notado que, durante las horas centrales del día, la merma en el negocio se nota considerablemente. Ismael Herrero, empleado de la tienda gastronómica Producto Nacional, en la calle Juan Bravo, afirma que, estos días, se ha producido un descenso “considerable” en las ventas. Si normalmente “se aprecian decenas de grupos guiados” durante la jornada, comenta, en días como el miércoles solo “ha contado un par”, de los que no demasiados entran a comprar en negocios como el de Ismael.

Uno de los establecimientos más míticos de la ciudad, el Restaurante Mesón de Cándido, también está notando los efectos de la ola de calor. Su propietario, Cándido López, afirma que las altas temperaturas están haciendo que haya “menos movimiento”. Para él, la tendencia está cambiando estos últimos años: el mes de julio ya no contempla tantos turistas en la ciudad, que suelen reservar la visita para los meses de septiembre y octubre, para finales de verano. “Es entonces cuando las personas se guardan unos días para el turismo de interior y cultural”, explica el propietario. Pese al calor, los visitantes que se acercan al mítico restorán no pueden resistirse a degustar la especialidad de la casa: el cochinillo al estilo segoviano. “Se trabajan más las ensaladas y las cremas frías, pero no faltan en cada mesa las raciones de nuestro plato estrella” asegura Cándido.

Otros comercios como el de La Casita del Segoviano, frente a la Catedral, no se ven afectados por las altas temperaturas. “Si vendiéramos helados o agua pues haríamos mucho más dinero”, bromea el dueño José Antonio, tras un mostrador repleto de figuritas, estampas y demás artículos de recuerdo de la ciudad. Para ellos, explica, la llegada del verano y del sol supone un “aumento de los ingresos”, pero el calor que se vive estos días, dado el negocio que tienen, no provoca “ninguna diferencia”.

Por otro lado, desde la organización de distintas actividades turísticas, sí que aprecian un leve descenso en la afluencia de visitantes. Desde el Cabildo de la Catedral, Ángel García Villena, portavoz del templo, refleja que el número ha bajado “un 15 por ciento” con respecto a las semanas en las que hacía menos calor. Sobre todo, destaca, es en los grupos de jubilados donde más se nota el efecto de la ola de calor, ya que la gente mayor sufre más las altas temperaturas. También señala, eso sí, que la gente que entra en el templo durante estos días se queda durante mucho más tiempo, ya que “dentro hace mucho más fresco”.

Similar conclusión se desprende de las declaraciones de una de las informadoras que recibe a los viajeros en el Centro de Recepción de Visitantes de la Plaza del Azoguejo, de nombre Laura Ruiz. Según ha apreciado en el curso de estas jornadas, los turistas se están decantando por “visitas interiores”, a museos y exposiciones, antes que visitas de exterior, que van acompañadas de un paseo bajo el sol de justicia. Tal vez ahí se encuentre la razón de que, tal y como expone Berdugo, muchos de los centros gestionados por la empresa del Ayuntamiento hayan alcanzado ya los datos anteriores a la pandemia.

En cuanto a la procedencia de los turistas, González aprecia un mucho mayor número de visitantes procedentes de países latinoamericanos, así como los típicos turistas procedentes de la capital, que suelen subir a Segovia aprovechando las vacaciones. Por otro lado, destaca, los veraneantes de los Estados Unidos o demás países de Europa llegan a “cuentagotas”. Los datos de la oficina del CRV apoyan esta afirmación. Según explica el responsable de markéting, antes de la pandemia había un gran número de turistas americanos y chinos. Su presencia, aunque comienza a recuperarse, no alcanza los niveles pre-Covid. “Naturalmente, esas procedencias tan lejanas tardarán más en recuperarse”, asegura Berdugo.

Segovia bajo el calor infernal de esta segunda ola no pierde su atractivo para el turista. Con sus mañas y estrategias, tanto comerciantes como visitantes se adaptan a las altas temperaturas y, aunque pueda existir cierta diferencia de afluencia con respecto a finales del mes pasado, la realidad es que la tendencia confirma la recuperación.