Fotografía: Miguel Angel Fernández

Segovia se volcó, una vez más, con su patrona en la bajada de la Virgen de la Fuencisla a su Santuario, después de pasar 10 días en la Catedral de la capital, donde presidio el altar mayor. Miles de segovianos le arroparon y acompañaron durante la procesión que puso fin a unos días llenos de actividades religiosas y culturales en su honor.

Tras una semana de lluvia casi constante, el domingo, el sol se puso en lo alto y permitió que los asistentes disfrutaran de un agradable día de honra a la Fuencisla. La Virgen lucía como es ya tradicional el manto azul que, en 1887, le regalo la reina María Cristina por la presentación de su hijo, el que sería tiempo después el rey Alfonso XII.

La Fuencisla regresa a su Santuario arropada por miles de segovianos
Fotografía: Miguel Angel Fernández

Los actos del “día grande” comenzaron con el Rosario de la Aurora que recorrió desde los Jardinillos de San Roque hasta la Catedral para celebrar la última Novena de los Jóvenes. Tras ello, a las 11:00, el obispo de Segovia, Cesar Franco, presidio la Misa Solemne y, por la tarde, tuvo lugar el Santo Rosario. Una vez finalizados todos estos actos se procedió a bajar la imagen de la Fuencisla del Altar Mayor y a su traslado hasta el Santuario, acompañada por la Unidad de Alumnos de la Academia de Artillería.

Como es costumbre durante la procesión, la imagen iba precedida por la cruz guía, los estandartes de los movimientos y asociaciones religiosas, además de las damas de las fiestas de San Juan y San Pedro, de este año. Entre las autoridades se encontraba el alcalde de la ciudad, José Mazarías junto a otros ediles del Ayuntamiento, así como representantes de las Cofradías, Hermandades y Feligresías de la Semana Santa, Adoración Nocturna y otras agrupaciones religiosas.

La Fuencisla regresa a su Santuario arropada por miles de segovianos
Fotografía: Miguel Angel Fernández

Uno de los momentos más emotivos, tuvo lugar en la plaza del Azoguejo, cuando la imagen de la Virgen paro junto al Mesón de Cándido. Allí, recibió el más que tradicional homenaje del Grupo Emperador Teodosio, donde a ritmo de dulzaina y tamboril resonaron seguidillas y jotas escritas en su honor. Tras el canto de la Salve, la Fuencisla cruzo por debajo del acueducto para continuar su camino de regreso a casa.

Durante el camino, se realizaron varias paradas con danzas. La noche caía cuando la Virgen llego a su Santuario, donde el ‘arco’ del grupo de bailes tradicionales le esperaba y ponía punto final a su vuelta a casa. Hasta el próximo año, la Fuencisla permanecerá en su templo, donde todos sus súbditos podrán visitarla.